Capítulo 28: Un Nuevo Inicio.

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—¿Qué te parece mudarnos a Malibu?

Briseida estaba recargada en mi hombro, levantó su cabeza y me miró sorprendida.

—¿Qué tiene de malo Beverly Hills?

—Nada, pero quiero que tengas todo lo que deseas ahora.

Me acarició la mejilla con su mano. Cerré mis ojos ante su contacto.

—Solo te quiero a ti. Además, mi trabajo está en...

—Ya no tendrás que trabajar, yo te mantendré.—Briseida soltó una carcajada.

—Como humano. Quiero que seas mi humano. Te amo como mi ángel guardián, pero necesito a mi humano ahora.

Me estremeció su deseo.

—El humano es débil.

—Es la belleza de la vida, Muzi. Su debilidad. Por favor, ya me fuiste infiel, no creo que me traiciones de nuevo.

—¡Ahora verás!

Me lancé sobre ella y comencé a hacerle cosquillas. Ella enloqueció de risa. De repente nuestro hijo me pateó.

—Ufff. Es fuerte.—se quejó Briseida.

—¿Y entonces?

Ella suspiró rendida.

—Sí. Vámonos a dónde sea. Pero antes de que sonrías, debes prometerme que te transformarás en humano otra vez.

Gruñí.

—De acuerdo.

*****

Empacamos maletas y regresamos a Los Ángeles. Maddie sufría por dentro, todos los traumas de su vida arruinada y lo que el cerdo de Michael se había atrevido a hacerle, la atormentaban.

Tanto que le provocaron pesadillas. Durante el vuelo, Maddie sufrió un ataque de nervios. Tuve que abrazarla demasiado fuerte para que se controlara.

Solo al pisar el suelo, ella se relajó, peor en ningún momento se apartó de nosotros.

Entonces comenzó nuestra búsqueda por la nueva casa que compraríamos. Después de muchas opciones, nos decidimos por una moderna y espectacular.

Mi familia se volvió loca cuando comenzaron a decorarla. Justo a tiempo para saber el sexo del niño.

Para mí alegría, resultó ser una niña. Y de inmediato comencé a preparar las habitaciones. Las gemelas me habías pedido camas con mosquiteros, no entendí para qué.

Y todos los demás, algo que los representara, y así lo hice. Maddie quería algo no muy extravagante. Pero yo le dí lo mejor, pues eso se merecía.

Briseida pidió una habitación exclusiva para ella, Richard quería que la casa tuviera piscina, solo deseaba que tuviera terraza para poder estudiar el espacio y aparte me pidio un telescopio.

Bella quería una habitación que se transformara en estudio de baile, y Melody una en donde pudiera estudiar con calma, tipo biblioteca coreana, citandola.

Cada capricho que me pidieron, lo cumplí. Y cuando nos mudamos a la casa, me sentí orgulloso, pues contenía todo lo que habían pedido, además de tres jardines, y uno de ellos, especialmente mío y de Briseida.

La casa costó más de lo que había planeado, más los gastos de instalación y demás, así que valió la pena cuando miré en los ojos de todos, ese brillo de felicidad.

Maddie comenzó a ir a terapia, pero lo que realmente le hacía bien, era estar en compañía de Walter.

Siempre que se veían, la chica se iluminaba, y cuando no, ella se apagaba. Walter también cambiaba al estar con ella, para mí mala suerte.

El Favorito de Dios 4: La Eternidad de un Ángel Apasionado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora