Capítulo 7: Zapatillas De Ballet.

15 1 0
                                    

Briseida.

—Y es así como esta idea nos ayudará a expandirnos en la red.

Terminé mi presentación con una sonrisa. Los ejecutivos aplaudieron y asintieron conformes. Había algunas malas y envidiosas caras, pero no me importaba.

Todos salieron de la sala de juntas, yo recogí mi laptop y apagué el proyector. Revisé el celular. Una llamada perdida de Muzania, dos mensajes de mi madre y quizás unos veinte de Seth.

—Ah, Williams.— apagué el celular y miré al jefe.

—Dígame, señor Cruz.— Sí. Mi jefe era un latino, venía de Puerto Rico. Su piel era ligeramente parecida a la de Muzania, y tenía ojos color chocolate.

Constantemente me lo recordaba, y algunas veces lo llamé Muzi. Fue vergonzoso.

—Esta tarde recibiremos a Carine Frey, quiero que le ofrezcas un trato justo, escándaloso, es la nueva autora de esta editorial.

—Si, señor Cruz. ¿Género de la autora?

—Tu favorito, Williams. Romance.— me sonrió y yo dejé escapar mi rubor.

—Pero claro, ¿a qué hora llega?

—Tiene cita para las tres de la tarde.

—Perfecto, me prepararé.

Caminé de regreso a mi oficina, dejé mi laptop en el escritorio y me detuve junto a la gran ventana.

¿Qué estaría haciendo Muzania ahora?

—Es la una de la tarde, ¿le pido su comida?— preguntó Reneé. Era mi asistente.

—Claro, y pide para ti también.

Dejé de ver la bonita vista, donde se apreciaba el gran letrero de Hollywood, y me senté en mi silla.

—¿Qué se le antoja ahora? ¿Mariscos? ¿Quizás esa ensalada con arándanos?—preguntó animandome.

Era bonita. Rubia, blanca, y súper delgada, de esas chicas encantadoras que podían comerse una vaca entera y no engordar.

—Tú lo que quieres es hacerme adicta a esa ensalada.— me quité mis lentes, y me recliné en la silla.— ¿Te apetece pollo frito?

—¿Con puré y ensalada?— su voz me hizo sonreír.

—Y dos panecillos con mermelada.

—Perfecto, ¿cuántas piezas?

—Sabes cuántas me cómo yo, ordena las que tú quieras.

Sonrió amable, y se fue asintiendo una sola vez, aunque en lugar de asentir, más parecía una reverencia.

Suspiré.

Noté que en mi escritorio había una vulominosa cantidad de hojas, atadas con un cordel café, en el centro del nudo, llevaba un posti azul.

"Es de parte del Señor Cruz."

Deshice el nudo. Era la novela romántica de la autora. Leí el título Por un amor.

El Favorito de Dios 4: La Eternidad de un Ángel Apasionado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora