Capítulo 20: "Bienvenida A La Familia Clayton."

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—Tendrán una hermana mayor.—anuncié a mis pequeños, Billy no entendió pero aplaudió y soltó una carcajada de bebé.

Briseida murmuró algo por lo bajo, pero la reacción de Bella me distrajo. De las dos gemelas, ella era siempre la más explosiva. Y honestamente, no deseaba que se sintiera menos.

Melody sonrió amable, era más como Briseida, de corazón puro y dulce, Bella era como yo, apasionada y a veces peligrosa.

—No. Yo no quiero.—soltó mi niña.—Yo soy la mayor. Nadie me va a quitar ese puesto. Ni a ti.

Agregó instantes después. Menee mi cabeza.

—Nadie te quitará nada, Bella. Vas a tener una hermana mayor que te ayudará en tus tareas, que los cuidará a los cuatro, y así no se sentirán tan solos cuando mami y yo...

—¡No! ¡Tía Vivi puede cuidarnos!

Sus gritos me tomaron desprevenido.

—Isabella, la tía Vivi no puede por ahora, ella tiene problemas con Levin.—le expliqué.

—¡Entonces el tío Seth, ellos nos pueden cuidar! ¡No quiero un hermana mayor! ¡No le daré mi cuarto!

—Bella, entiende, no le darás nada...

La niña volvió a cortarme. Y noté cómo su cabello se comenzó a incendiar. Conforme ella más gritaba, el tiempo pasaba, nuestro fuego crecía por dentro y yo enloquecí.

—¡BASTA!

Grité de repente y todos se callaron, pero pronto Billy comenzó a llorar, Richard se abrazó de Melody, y ella me miraba con reproche, Bella se fue de espaldas al piso y comenzó a llorar con su labio inferior tembloroso, Briseida trataba de calmar a Billy haciendo vocecillas raras y arrullándolo.

Por dentro me apagué y por fuera al ver a mi familia asustada, las lágrimas se hicieron presentes. Yo nunca alzaba la voz, al menos no para ellos.

—Bella...—intenté acercarme pero ella retrocedió.—Mi diablilla, ven por favor.

Meneó su cabeza. Toqué la punta de sus pies y se levantó bruscamente, corrió lejos de mí.

—Bella.—la llamó Bri. Acudió con ella.

Aunque le extendí los brazos para que me entregara a Billy, meneó su cabeza y se aferró a la criatura.

—Vamos, Melly, tenemos tarea.

Me viré a verlos con lágrimas en los ojos.

—Niños.—me acerqué, pero Richard se interpuso.

—No.

Soltó y se fue caminando con Melody a su lado.

Escuché su puerta cerrarse y me desplomé en el sofá. Cubrí mi rostro con mis manos, después lloré y supliqué a quién fuera, encontrar paz.

Nadie respondió.

Mi teléfono vibró, lo tomé y de nuevo sentí algo espantoso en el estómago.

“Estoy en el restaurante. Avísame cuando estés en camino.”

Había quedado con Lex de vernos para visitar a Madelaine.

—Lo que me faltaba.—murmuré. Limpié mi rostro, y me levanté para ir hacia donde estaba Bri.

Apenas iba a tocar la puerta, escuché a mis chicas hablar.

—Papi necesita tiempo, Bella. Debes tener paciencia con él.

—Ha cambiado, mami. Nunca me grita. A nadie. Y hoy lo hizo. Ya no lo quiero, es malo.—esas palabras se grabaron en mi cabeza de un modo tan profundo.

El Favorito de Dios 4: La Eternidad de un Ángel Apasionado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora