-Es muy difícil para mí ser policía y que mi compañero no me tome en serio y me rechace constantemente. Me enferma.
Se tocó el pecho y después habló de manera entrecortada.
-Yo solo quiero acercarme a ti. ¿Cómo puedo confiarte mi vida, si ni siquiera me dejas conocerte? Y no dices nada, maldición, eres tan callado y frustrante.
-Pues muchas gracias.- me levanté del escritorio y tomé mi billetera. Le mostré la fotografía de mi familia.- Ellos son todo lo que amo. Ella es mi esposa, y es más que él amor de mi vida, ellos son mis hijos y valen más que nada en el mundo. ¿Querías conocerme? No me presiones.
Lex asintió y sonrió de nuevo.
-Tiene lindos ojos.- confundido la miré.- Tu esposa, es hermosa.
-Lo sé. Es bella.
-Tienes buen gusto.- dijo pasando una mano por su cabello y señalando la foto de Briseida.
-En realidad ella lo tiene. Soy un hombre divino.- sonreí presumido y Lex soltó una carcajada que me erizó la piel.
-Qué creído.
-Fui el consentido de mi padre, de entre sus dos hijas y cuatro hijos incluido yo. Así que, ya te has de imaginar.
-Si, ya me imagino. Iré por un café, ¿quieres uno?
-No gracias, ya tomé.
Ella se fue caminando, y yo me senté de nuevo en mi silla, la miré desde lejos, memorizando cuantas cucharadas de azúcar le ponía a su café. Lo tomaba negro.
Me puse a trabajar de inmediato, archivando algunos casos terminados, y también guardando una copia en mi computadora.
Pensaba seriamente como decirle a Briseida que pasaría tres meses lejos de ella. Ya podía ver sus ojos tristes y decepcionados. Yo había elegido una profesión muy demandante para su gusto, ella trabajaba haciendo lo que realmente le gustaba, leyendo libros y entrevistando futuros escritores.
Me pasé una mano por el cabello y después miré mi anillo de bodas, en cada misión que tenía debía quitármelo para protegerla.
Me decidí a llamar a Vivian.
Llamé desde mi trabajo, para evitar revisar mi teléfono y perderme en Facebook.
Contestó al tercer timbrazo.
-¿Hola?- su voz me reconfortó.
-Hey, Viv.
-¡Muzi!- vaya alegría que le producía hablar conmigo.- ¡Qué milagro, hermano!
-Lo sé, ¿cómo está Levin?
-Ah, ya sabes ocupado y un poco más fastidioso de lo normal. ¿Y Briseida y los pequeños?
-Se encuentran bien, los niños echan de menos a su tía Vivian.
-A la mejor, querido. Dime, ¿qué necesitas?
-Un enorme favor.- inmediatamente le conté toda la nueva misión y escuchó atenta, opinando de vez en cuando.
-¿Y si te matan?- un ligero temblor se asomó en su voz.
-No, eso no pasará.
-Muzania, sabes que cuidaré de tu familia, pase lo que pase, solo que apoyo a Briseida en que elegiste una carrera de lo más peligrosa y arriesgada.
-Así ha sido mi vida, Viv.- contesté neutral, y ubiqué a Lex levantarse y sonreir.
-Cuando eras inmortal eso contaba como divertido, y aún así ya moriste una vez.
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El Favorito de Dios 4: La Eternidad de un Ángel Apasionado.
RomanceEl hilo del destino a veces es engañoso. Muchas veces nos conduce a dos almas que reflejan y completan la nuestra. Pero por ese mismo hilo, nosotros dañamos, herimos, causamos miseria a quienes más amamos. Ahora, Muzania se verá obligado a elegir nu...