Capítulo 4: Regresa A Mi.

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El sábado siguiente me dieron de alta, para desgracia de mi esposa, pues eso significaba que tendría que irme, y no le gustaba la idea.

Debía irme el lunes por la mañana. Para esto, compré mi boleto por Internet y me aseguré de que todo estuviera listo para mi partida.

Lex tendría que viajar conmigo, y se había tomado la molestia de visitarme constantemente en el hospital, siempre cuando Briseida se había ido. Aunque en una ocasión se encontraron.

Pero no intercambiaron ningún comentario. Mi esposa iba tarde a su trabajo.

Entré a mi casa inhalando el aroma peculiar. Vivian se encontraba en la cocina, con Bella y Mel, preparando cupcakes. Todas tenían la cara llena de harina, y las manos cubiertas de chocolate.

Al verme, Bella soltó la cuchara y corrió a abrazarme.

-¡Papi!

Manchó de chocolate mi pantalón, pero no me importaba, así que le besé su cabeza.

-¿Qué es lo que están haciendo?

-La tía Vivi nos mostraba como hacer cupcakes.- explicó Melody acercándose y dándome un beso en la mano.- Pero Bella echó todo a perder.

-¡Eso no es cierto, tonta!

-¡Claro que sí! ¡Te pidió harina y le trajiste yeso! ¡Estás mal de la cabeza!

Levin apareció en ese momento con una gran sonrisa al verme.

-Te ves fatal, muy cansado.

-Es que lo estoy.- admití sentándome en el sillón individual. Dejé escapar un suspiro de alivio.

-¿Quién te manda a andar por ahí disparando y sin chaleco anti bañas?

-Levin, callate la boca, y ahorrame el sermón.

Le pedí con mis ojos cerrados y mi cabeza hacia atrás. Llevaba una faja puesta, para que mi dolor no fuera tan intenso, y recomendaron que me moviera libremente, sin temor.

Sin embargo, también sugirieron que reposara bastante. Por ello, y debido a mi dolor, me senté e intenté respirar.

Briseida se encontraba guardando el auto, y pronto la escuché entrar.

-¿Se quedó dormido?- preguntó sorprendida.

-No lo sé, estaba hablando y luego se quedó así.- respondió Vivian entre susurros.

-No estoy dormido.- murmuré.

Escuchaba los pies de Briseida acercarse a mi, después sentí sus labios sobre mi frente. Y dejé escapar una sonrisa.

-¿Quieres ir a dormir?

Su voz era dulce y bella, como siempre.

-No, la verdad quiero comer algo.- abrí mis ojos y me encontré con los suyos, azules, nerviosos y tiernos.

-Está bien. Vamos, te ayudo a levantarte.

Se pasó mi brazo por su cuello y me tomó con cuidado del costado, después me levantó con facilidad.

Me gustaba que me ayudara de esa forma, además porque pronto no podría verla en mucho tiempo.

-Viv preparó sopa marinera.- anunció Levin, recibiendo mi cuerpo y llevándolo hasta la silla más cercana.

-Yo puedo caminar, no tienen que molestarse en llevarme como un bulto.

Protesté, pero no le dieron mucha importancia. Bella y Melody trajeron los cubiertos, mientras Levin y yo platicábamos sobre nuestro hogar, recordando momentos divertidos.

El Favorito de Dios 4: La Eternidad de un Ángel Apasionado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora