Capítulo 28

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Cuatro días. Cuatro días desde que Chaewon entró en un trance tonto y asustadizo. Ella estaba enamorada, no tiene idea de cómo sucedió. Aún así, tenía miedo de que alguien se diera cuenta, esa fue la razón por la que nuevamente empezó a evitar a Minju. La pelirroja creía que al llegar a abrazarla o estar frente a ella nuevamente, sus sentimientos saldrían a flote sin que lograra detenerlos, hasta que ya fuera muy tarde. Prefería prepararse, volver a recordar cómo se debía enfriar el corazón, para parecer tranquila. Ella ya había olvidado cómo era una Kim Chaewon que no estuviera enamorada.

Descuida, todo está bien. Nadie lo sabe, nadie nunca lo sabrá, tuvo que recordarse continuamente esos días. Y Minju, mierda. Podía sentir los ojos cafés clavados en
ella, cada vez que compartían una clase, o durante el almuerzo. Minju no se acercaba, puede que la pelirroja la tuviera confundida, ella no sabía qué hacer. El único lado positivo era que ya no encontraba molestia o tanto dolor, como antes, en la mirada de su chica; puede que el sincero abrazo de hace unos días ayudara.

Chaewon no podía evitarlo. Sonreía como idiota al pensar en el cuerpo de la pelirosa pegado al suyo, el calor reconfortante que emitía, su rostro enterrado en su cuello y sus notables celos. Las mariposas en el vientre ya eran constante en su vida, desde que en ella apareció: Kim Minju..

Después se reprendía a sí misma y se obligaba a borrar la sonrisa, apretando los labios y formando una fina línea. Cualquiera podría sospechar de su estado idiota, por el rostro que mostraba al pensar en los ojos café. Hoy había llegado temprano a casa, prefiriendo no ir con los chicos a la pizzería. Yuri siguió su ejemplo, objetando que iría a comer un gran almuerzo en su casa y después tomaría una larga siesta.

Ayer duró hasta tarde leyendo, y quería recuperar horas de sueño. La pelirroja sonrió. Le había visto últimamente feliz, a su mejor amiga, debía darle las gracias a la rarita. Aún recordaba la alegre charla de Yuri, después de llevar a Choi a su casa, al día
siguiente. Fue insoportablemente empalagoso, en plan:

—¡Debiste verla, Chae! Wonyo, ¿entiendes? Nuestra Wonyoung quedó encantada con Yena —
contaba, con el típico brillo en los ojos cuando se trataba de la castaña.

Chaewon frunció el ceño, con una pizca de celos, ya que la pequeña Jo siempre le había querido a ella.

—¿Wonyo? ¿Mi Wonyoung? —preguntó, también un poco sorprendida. La niña no acostumbraba a socializar con cualquiera y más si acababa de conocerlo.

—Es nuestra, no tuya solamente, así que quita esa cara —rodó los ojos con una pícara sonrisa. Después sonrió bobamente, mirando a la nada—. Yena es tan linda y atenta con Wonyoung; un amor de persona. Se veían tan tiernas —suspiró.

Chaewon sentía un exceso de azúcar en la sangre, al ver a su amiga así de enamorada. Y ahora aquí estaba ella, completamente sola y con la cabeza vuelta un lío, por una persona: Kim Minju. Minju. Minju. El nombre de la pelirosa se escuchaba tan bonito, logrando hacerla sentirse mejor. Se golpeó la cabeza. ¿Por qué ella ahora debía actuar tan melosa y no pensaba con claridad? Por supuesto, los malditos efectos secundarios del amor. Qué bien.

Dirigió sus pensamientos a la cámara fotográfica, que reposaba en su escritorio; llevaba varios días sin usarla. Hoy era una linda tarde para ir a tomar fotos. Se acercó, tomando el aparato entre sus manos. Sus ojos se fueron a la ventana, preguntándose qué estaría haciendo la hermosa chica de ojos café. ¡Para ya! Bastaaaa, vuelve. No puedo perderte, se decía a sí misma, ya que temía haber perdido la cabeza y en cambio tenía una nuez.

Se quitó la blusa, cambiándose por un jersey de lana. Se colgó la cinta de la cámara al cuello y decidió ir al parque, para admirar la naturaleza. No temía encontrarse con Minju, ella seguramente se encontraba con sus amigas en la pizzería o en el cine. Era un área segura. El aire helado lograba aclarar sus pensamientos.

Rivales - 2KimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora