CAPITULO 30

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DIEGO BELANGER.


Miedo, furia, dolor, sufrimiento...y traición.

Como Nieves pudo hacerme eso, siendo la única persona en la que yo confiaba.

Abrí mi corazón solo para ella y así me destruye.

"no somos ni fuimos nada" ...

Sus palabras me daban vueltas por la cabeza, mientras lloraba viento las nubes por la ventana, todo nublado y gris. No dolía tanto supongo que, por el efecto de las pastillas, pero si no fuera por ellas estaría deseando desaparecer e irme con mamá de una vez.

Todo estará bien...todo...estará bien.

Nada tiene sentido.

Mis pensamientos son un desastre y me siento vacío.

"Te extraño y no puedo dejar de pensar en ti"

Siento como lagrimas comienzan a salir de mis ojos cayendo por mis mejillas, mis manos temblando sobre mi regazo y mi pie golpeando levemente el piso con la suela de la zapatilla.

Me incorpore de golpe y me seque mis lágrimas pasando mis manos por el pelo.

- Te habías quedado dormido. –Me dijo mi abuela con una sonrisa débil- Vamos...tenemos que irnos.

Solo asentí.

Salí del taxi y tome la mano de mi abuela para dirigirnos al aeropuerto, una parte de mi sabe que Nieves me dijo todo eso para que vaya al viaje, pero otra...cree que realmente quería dañarme.

Y con solo escuchar que la única persona que aprendí a amar me diga lo que me dijo me parte en mil pedazos.

Como me gustaría que mi mamá viniera a abrazarme y a secar mis lágrimas para besarme las mejillas, y que estuviera conmigo soportando el dolor de un corazón roto.

No sé cuánto tiempo paso desde que estuve sentado pensando, pero ya estábamos caminando hacia el avión y buscando nuestros asientos, mis abuelos decidieron acompañarme hasta llegar y luego volverían para cuidar a Lucas que se había quedado con mi padre. No le agrado mucho la idea, pero mis abuelos me prometieron que iban a apoyarme con esto totalmente. Agradezco que estén conmigo porque no me siento tan solo, aunque admito que me gustaría que fuera Nieves la que vuele conmigo.

El viaje duraba un día completo, por lo que partimos a las 10:00 de la mañana al aeropuerto para tomar el viaje y poder llegar a Italia a las 12:00 de la noche aproximadamente.

Me cuestioné muchas veces en escribirle a Nieves mientras iba en el vuelo, pero me arrepentí, además no iban a llegarles los mensajes hasta que llegáramos a Italia ya que no había señal así que decidí no hablarle.

Intente dormir, pero solo podía pensar y pensar en Nieves, buscando razones por las cual me hizo el daño que me hizo. Me llega a dar un poco de gracia el hecho que ella me permitió volver a confiar y me traiciono, así sin más.

Me lleno la cabeza diciéndome que todo iba a estar mejor, que no me dejaría, pero ¿para qué?, para que cuando por fin acepte que la amo y que la quiero conmigo, ella decida alejarme sabiendo que ella es la razón por lo que sigo vivo.

Talvez a ella yo le daba igual, pero lo que a ella no le importa a mí me duele.

Y creí que ella lo sabía, pero me equivoqué de nuevo, como siempre.

Lo que más me duele no es que me haya destruido, lo que más me duele es que a pesar de que me me duela lo que hizo, sigue siendo mi razón de vivir, porque la amo. Y no hay sentimiento más doloroso que irse amando y destrozado por tu razón de vivir.

Me dormir con ella reinando en mis pensamientos y mis sueños durante el vuelo, pero me despertó el brazo de mi abuela que me agitaba.

- Estamos a punto de descender. –dijo la voz en el parlante del avión-

- Ya tenemos que prepararnos para bajar. –me sonrió mi abuela-

Asentí intentando sonreír.

Mi abuela se levantó intentando quitar una mochila que había en las repisas de arriba del asiento, pero no alcanzo ni a estirar las manos cuando el avión se inclina completamente hacia un lado bruscamente provocando que mi abuela cayera al piso.

Me levante rápido y me apresure en ayudarla.

- Por favor, mantenerse en sus asientos con el cinturón de seguridad, el aterrizaje está siendo complicado y necesitamos que mantengan la calma y autocontrol.

Mire a mi abuela que estaba blanca de preocupación, nos sentamos y nos abrochamos, mi abuelo se aseguró de que mi abuela no tuviera ninguna herida, para nuestra suerte ella estaba bien, pero el avión comenzó a sonar fuertemente por la parte trasera mientras iba descendiendo.

Todo sucedió muy rápido, la voz de la mujer que hacia los anuncios se escuchó por el parlante pero no la logre escuchar solo me agarre de la mano de mis abuelos mientras el avión iba cayendo a una velocidad incontrolable.

Luego de escuchar como si algo hubiera explotado junto a mi oído no pude ver ni escuchar nada más.

DIEGO: Deseo que te quedes conmigo   [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora