Capitulo 2

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Caminando en los pasillos del instituto veo a Miguel hablando con Bianca, mi mejor amiga, me acerco a ellos con una sonrisa en forma de saludo, ellos no tardan en responder a ella, girándose hacia mi dándome un beso en la mejilla acompañado de un abrazo.

Bianca es pelinegra, de ojos negros, piel blanca y delgada, lleva puesto unos pantalones negros que moldean sus piernas y su trasero perfectamente con un top burdeo.

Miguel lleva unos pantalones negros un poco suelto con una sudadera negra. Él es muy atractivo, tiene el pelo negro, ojos cafés claro, de piel blanca y mide como un metro ochenta, yo mido un metro sesenta por lo que me supera claramente en la altura. Hablamos durante un rato y me despedí para ir a mis clases.

Mi primera clase fue Geografía la cual estuvo muy aburrida y lo único que hice fue pensar en el chico de ayer, luego tuve Química, y si puse atención, el profesor es el mejor. Por ultimo tuve Literatura, pero no le di mucha importancia.

El año pasado hacia clases particulares a niños a los que les costaba entender, y ganaba dinero para las vacaciones, este año voy a volver a retomar, ya que en mis tardes me dedico a enseñarles y tengo los sábados y domingos despejados para salir con mis amigos.

Iba caminando a mi casa cuando mi cuerpo hace contacto directamente contra alguien, puse una de mis manos en un lado de mi mejilla acariciándola por el golpe y me disculpo abiertamente antes de mirar de quien se trata.

El.

Le lanzo una mirada fría, el Con sus manos en los bolsillos se inclina hacia mi dándome una sonrisa de lado con una mirada juguetona y egocéntrica.

- ¿Lo de chocar con la gente es tu pasatiempo o realmente eres así eres de distraída?

El olor de su perfume y su aliento no tardan en llegar a mi nariz dándome una sensación tan placentera, talvez el vio mi expresión porque acerco su rostro un poco más al mío. No quería darle la impresión de que el me atemorizaba así que yo me acerque mucho más a él, mis mejillas estaban ya rojas, cuando nuestras narices casi se encuentran. Alejo su rostro con una mirada de sorpresa, sin duda no se lo esperaba al igual que yo. Era la oportunidad perfecta para lanzarle esa sonrisa egocéntrica que tenía hace un momento en su estúpido y hermoso rostro. Le di una sonrisa de victoria con los ojos un poco entrecerrados.

Con la victoria en mis manos di pasos pasando por su lado para seguir camino a casa, yo seguía sonriendo victoriosa cuando me volteo para verlo y está recostado de lado en la pared con sus brazos cruzados sobre su pecho, mirándome.

Me giro hacia él y me cruzo de brazos.

- ¿Necesitas algo?

- No, ¿y tú?

Lo dijo con un tono juguetón, como si se tratara de algún tipo de broma, y la sonrisa egocéntrica no abandona sus labios.

- ¿Qué te hace pensar que necesito algo de ti?

- El hecho de que ya te ibas y te volteaste hacia mí.

Al decirlo se encogió de hombros con una mirada victoriosa, lo que hizo que mi enojo comenzara a hacerse presente. Me acerco y cuando quedo frente a el, lo miro de abajo hacia arriba y le doy una sonrisa como si me estuviera divirtiendo esto y le digo:

- No sé quién te crees para tratarme como lo haces, pero no me preocupa, los idiotas no llegan muy lejos con su actitud de mierda.

Mientras se lo dije me sentía como la puta diosa del mundo, el hecho de que nunca le haya dicho eso a alguien hacia que algún tipo de adrenalina corriera por mi cuerpo, mi sonrisa se mantenía en mi cara, pero comencé a ver que la sonrisa egocéntrica que siempre tiene en su cara se hacía presente, sus ojos buscaban entre los míos con curiosidad, como si quisiera saber algo.

¿Qué mierda le da tanta risa? Que idiota.

El comenzó a acercarse mucho más a mi cara, esta vez nuestras narices se tocaban, yo no me moví, no quería que el viera ni una pizca de temor en mí, se dio el tiempo de mirar mis labios para luego subir su mirada a mis ojos, eso basto para que mis mejillas comenzaran a encenderse.

- ¿Así de lejos?

El me da una sonrisa dejándome ver sus hoyuelos.

Siento una mano abrazando mi nuca, eso me puso los pelos de todo el cuerpo de punta, volví mi mirada hacia él, y él me miraba con curiosidad, demasiada curiosidad. Así que le di una mirada fría, para que notara que su actitud no me gustaba en lo absoluto, creo que eso fue peor, sentí sus dedos en mi cintura lo que hizo estremecerme, sentí un ligero cosquilleo en la parte de atrás, pero si me atrevía a reaccionar podía ser peor, me di cuenta que cuando actuaba impulsivamente, él se alejaba, así que lo hice, gire mi cara hacia un lado y le di una sonrisa, puse mis manos por su cuello nuestros labios hicieron contacto pero no se formó un beso, solo se tocaron y fui rápidamente a su oído.

- Si quieres algo de mí, créeme que no vas a conseguir mucho.

El levanto sus cejas en forma de asombro y se alejó, la sonrisa que ya se hacía típica en el, no abandono sus labios.

- Me llamo Diego. Diego Belanger.

Dios, su nombre es perfecto, y la manera en la que pronuncio su apellido hace notable que es francés. -¿Y tu segundo nombre?.

La pregunta salió de mi boca casi por sí sola, me dio mucha curiosidad de pronto, su reacción fue una sonrisa abierta, ¿acaso todo lo que yo decía a él le daba risa?.

- León. ¿Y el tuyo?

Pensé en responderle, pero le di una sonrisa de agradecimiento y me di vuelta para caminar, pero su voz me llamo.

- Entonces tendré que llamarte ¿la distraída que choca con todo el que se le cruza?

Cuando me gire él ya estaba en frente de mi lo que me hizo retroceder un poco, él se curvo para quedar frente a mí, él es mucho más alto que yo, más alto que Miguel, sin duda, debe medir como un metro ochenta y cuatro, talvez más.

- Nieves. Bueno ese es mi... -antes de terminar el me interrumpe-

- Nieves. - Dijo con un tono un poco sorprendido- No es un nombre muy común.

- Me llamo Victoria, mi segundo nombre es Nieves.

Se acerca a mí, sus labios rozan mi oído y susurra:

- Es un gusto conocerte, Nieves.

Giro un poco mi cara para susurrar en su oído y el digo:

- Me gustaría poder decir lo mismo, Diego.

Él se aleja de mi cara quedando frente a mi mirándome, con su característica sonrisa egocéntrica, yo me cruzo de brazos y retomo mi camino a casa.

DIEGO: Deseo que te quedes conmigo   [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora