CAPITULO 11

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DIEGO BELANGER.


Sequé el teléfono con mi mano y lo encendí para revisar los mensajes.

Maxi C.

Maxi: Sábado en la playa, cervezas y cigarros, ¿vienes?

Yo: ¿Quiénes irán?

Maxi: Santi. y mi hermana llevara a una amiga.

Yo: ¿?

Maxi: No quería que vinieran, pero mi mamá me obligo.

Yo: Bien, mientras no molesten.

–Visto-


Apague el teléfono y me gire para ver a Nieves que estaba de espaldas a mi.

La cama no era muy grande aun así había espacio para dos personas, acerqué mi cuerpo pegando su espalda en mi pecho, sentí como su cuerpo se tensaba, pero a la vez se relajaba, era una sensación de nervios con seguridad.

Nieves es tan pura, tan buena, tan amable. Su piel es cálida, suave y caliente, me gustaba su temperatura, yo estaba frio, pero ella mantenía calor y me lo transmitía al tocarla.

Puse una mano en su cintura y la apegué a mí.

Verla junto a mí, me hacía sentir débil, y esa sensación no era agradable, me enojaba.

Me enojaba no entender la sensación de paz, que era agradable pero molesta a la vez.

Me enojaba no poder tocarla como quería sin terminar sufriendo como siempre.

Su cuerpo húmedo por la lluvia hacia que le diera brillo a su piel, su aroma era tan dulce, tan suave.

Que irritante eres. Me molesta.

Me acerque a su cuello lentamente oliendo su aroma, contemplando su color, su cabello y su todo.

Quiero tenerla, para mí.

Comencé a besar su cuello dejando besos mojados, mi mano en su cintura hacia más presión cada vez provocando que jadeara.

- Mírame. –le susurre. –

Nieves se giró lentamente quedando de lado sobre la cama, mirándonos fijamente.

La quiero, la deseo.

Ella llevo una mano a mi mejilla, el calor de ella hacia efecto en mí.

Mojé mis labios con mi lengua y comencé a besarla. El sabor de sus labios, el calor de su piel, su mano en mi cuerpo, todo hacía que me volviera completamente loco.

Adrenalina.

Me siento vivo.

Estoy sintiendo...ella me hace sentir.

Chupe su labio inferior, mordiéndolo ligeramente.

Seguía besándola, el beso era fluido, agresivo de parte mía y delicado de parte de ella.

Puse mi mano en su cintura nuevamente y cerré todo espacio que había entre nosotros, sentí sus manos por mi cuello, acariciándome la nuca lo que se sentía jodidamente bien.

Puse mis manos por sus lados quedando sobre ella, me miraba tan inocentemente, pero sé que le gusta tanto como a mí que la besé.

Puso sus manos en mis mejillas acerando mi cara hacia ella.

Esta vez, ella me estaba besando, ella tenía el control en el movimiento, era un beso lento, suave, cálido y lindo. Sentía que...que me besaba con cariño.

Tal vez se estaba cumpliendo uno de los deseos.

- Que alguien me quiera. –sople con fuerza. –

Puse mi mano en su abdomen y lo acaricié con la palma de mi mano, contemplando su figura, la forma de sus caderas, quería verla, quería tocarla, quería sentirla conmigo.

Quería meter mi mano en sus pantalones de pijama, pero me detuvo.

- No...no, no puedo. - dijo casi susurrando. –

- Le sonreí – está bien.

No quería incomodarla, ni asustarla con mi impulso así que lo entendí.

- Deberíamos dormir. –me dijo. –

- Si.

Me tire de espaldas junto a ella y me quede mirando el techo.

La abrece con mi brazo y ella se acurruco cayendo en el sueño profundo.

DIEGO: Deseo que te quedes conmigo   [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora