DIEGO: Deseo que te quedes conmigo [COMPLETA]

CAPITULO 28

Alrededor de las 21:00 pm llegaron mis padres y con Diego bajamos para saludar, Samy me clavo la mirada fijamente intentando decir "sé lo que hiciste bitch".

De todas formas, solo nos reiríamos de eso luego y me pediría detalles, porque nunca iría con mis padres a contárselos, nuestra relación se basa en la honestidad mutua y guardar nuestros secretos con candado y llave.

- ¿Hoy cenara Diego con nosotros? –pregunto alegre mi madre-

- Si. –le dije con una sonrisa-

Samy paso por mi lado y nos susurró a mí y a Diego.

- Necesitan recuperar energías, supongo.

La miré fijamente para que se callara, finalmente la perdí cuando subió las escaleras.

- Hola Diego, ¿cómo has estado? –le dijo a Diego estrechando la mano-

- Muy bien señor Thomas ¿y usted? – dijo mientras respondía son su mano el saludo-

- Muy bien –le sonrió- ¿te quedaras a cenar?

- Siempre cuando no moleste.

- Ni de broma, eres bienvenido.

- Entonces me quedare. –me miro y me sonrió-

Mi mamá me dio una mirada que entendí inmediatamente, cerré los ojos indicando "no" y ella fue a la cocina con mi papá.

- Diego ¿me ayudas a poner la mesa?

- Claro.

Nos dirigimos a la cocina para buscar el mantel y los platos para ponerlos en la mesa.

- ¿Diego te gusta la pizza? –pregunto mi padre- Porque mi pizza es fantástica.

- Me encanta la pizza. –le respondió-

- ¿Quieres ayudarme a hacerla?

- Tiene suerte de tener a un italiano aquí. –dijo riéndose-

- ¿Eres italiano? –pregunte asombradísima-

- Si, nací en Italia y luego nos mudamos aquí.

- Wow, esto es nuevo.

Termine de poner la mesa con mi madre y Diego converso de lo mejor con mi padre.

Digamos que mi padre es simpático cuando quiere y que lo sea con Diego es muy satisfactorio.

Me quede leyendo una media hora en el comedor cuando Diego sale con un delantal blanco y un bigote falso con mi padre tomados del brazo bailando.

Mi papá estaba cantando una melodía de "pizzería" mientras Diego se tienta de la risa a mas no poder. Le salieron hasta lágrimas de tanto que nos reíamos, yo tampoco me aguante de verlo haciendo el ridículo totalmente, sin duda nunca lo había visto hacerlo y es una parte de él que nunca había visto.

Sin duda no deja de sorprenderme cada vez más.

Mi padre se quedó en la cocina mirando el horno cada dos minutos. Diego se sentó en una silla y yo me recosté en su pecho sentada en la silla junto a él, Diego tomo mí con una mano libro y me lo sostuvo frente a mí para leer conmigo mientras que con la otra me abrazaba.

Leímos durante un buen rato y me entro la duda.

- ¿Te gusta leer? –pregunte en voz bajita-

- Si, cuando niño siempre leía libros de dinosaurios y autos. –dijo en el mismo tono-

- Yo de princesas.