El Despertar.

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Narra Vegetta
El tiempo pasa incluso aunque parezca imposible, incluso a pesar de que cada movimiento de la manecilla del reloj duela como el latido de la sangre debajo de un moretón. El tiempo transcurre de forma desigual, con saltos extraños y treguas insoportables, pero pasa. Incluso para mí.

Staxx pegó un puñetazo en la mesa.

- ¡Ya basta, Samuel. Hoy saldrás de aquí! -Refunfuñó Frank sacándome de la cama.

- No, no tengo ganas.

- Hace meses que no sales y eso me preocupa.

Staxx no podía pasar por alto que yo seguía con ese dolor inmenso de su partida como si fuera ese día. No podía salir a ningún lado, todo lo que me rodeaba me recordaba a él. Incluso mi propia casa, incluso mi propio ser. Me levanté de la mesa y me dirigí a lavar los platos mientras que Staxx me seguía a un paso de distancia.

- No me iré a menos que tu vengas conmigo -Incistió una vez más.

- En serio, aún no tengo ganas de salir -Reproché de nuevo.

- ¿Sabes que fecha es hoy?

- Sí, diecinueve de enero -Acomodé los platos y me dirigí al sillón.

Staxx se paró en frente de la tele con los brazos cruzados y una cara de pocos amigos. No se daría por vencido, era imposible pelear con él.

- Muy bien -Me levanté del sillón y me dirigí a mi cuarto-. Iré, sólo dejame vestirme.

Subí de prisa a mi cuarto, sin saber a donde iríamos me alisté como si fuera a un lugar común y corriente, de hecho, desde que Guille se fue, todo lo veía común y corriente. Daba la casualidad de que esta vez no sería común y corriente.

- ¡Mas te vale que vayas guapo Samuel, iremos a un lugar elegante -Gritó Staxx desde las escaleras.

Las palabras que dijo fueron específicas: guapo, elegante, lugar. La primera me impresionó, jamás me había dicho que estaba guapo, o que me veía guapo. Por algún extraño motivo me sonrojé y continué vistiéndome.

- Muy bien -Dije bajando las escaleras-. Estoy listo.

- Pero, hombre. Pon una sonrisa en tú cara -Me acarició las mejillas y con las yemas de sus dedos alzó mis labios formando un sonrisa.

- Ya, ya. Vámonos -Me volví a sonrojar por tal acción. Me abrió la puerta y salimos.

En el carro de Staxx pasamos por Luzu y Rubius. Subieron y nos saludaron con esa gracia que lo hacían en todos sus vídeos. Pusieron la música a todo volumen, por un momento quise salirme de ahí, simplemente yo no encajaba. Pero Staxx me miraba con una dulzura que no podía decirle que no. Llegamos a una discoteca y todos se pusieron a bailar. Frank se quedó en la mesa conmigo, si no fuera por el alto volumen de la música el silencio habría sido incomodo.

- ¿Quieres irte? -Preguntó Staxx gritando. ¡Por suesto que quería irme! Fue ilógico.

- Sí, por favor.

Nos dirigimos afuera y me sentí justamente igual que cuando le pedí a Guille que me sacara del antro totalmente alcoholizado. Salimos de ahí dejando a Luzu y Rubius bailando. Pero, de pronto, Staxx me presentó a alguien que jamás en mi vida creí conocer...

- ¡Hola, Staxx! -Exclamó acercándose Cheeto.

- ¡Hola, hombre ¿como éstas? -Su mirada se iluminó al verlo-. Quiero presentarte a Vegetta.

- Hola, Vegetta -Bajé la mirada y parpadié varias veces.

-Hola, gusto en conocerte.

Cheeto y Staxx iban hablando y hablando de cosas que en ese momento no le encontraba sentido alguno.

- Oye, Staxx ¿podrías dejarme en mi casa? -Preguntó Cheeto sonriente.

- Y a mí también, por favor -Supliqué.

Staxx asintió y se desvió primero a la casa de Cheeto, quien su padre lo esperaba afuera con cara de enojo y brazos cruzados. Staxx me lanzó una mirada de sorprendido, la cual no le tomé importancia. Avanzó hasta la carretera.

- Viste la camisa de su padre -Me dijo Staxx sin voltear a verme.

- La verdad es que no.

- Había manchas rojas, como si fuera sangre salpicada -Se estremeció y luego me miró.

- Sinceramente vengo pensando en sobrevivir una noche más a la obsucra noche -Contesté sin ganas.

Frank puso cara de pocos amigos y continuó manejando en silencio. Totalmente en silencio, al llegar a mi casa, apagó el motor y se bajó conmigo. Subió hasta mi habitación donde pensé que se despediría.

- Hoy me quedo contigo -Suspiró.

- ¿Que? ¿Es en serio? -Contesté sorprendido.

- Te ayudaré a sobrevivir a la obscura noche.

Entramos a mi habitación donde todo estaba hecho un desastre, después de no salir cuatro meses era obvio. Sacudí la cama y entre en ella, haciéndome a un lado para que entrara Frank conmigo. Acto seguido entro él y me tapó con una cobija. En eso, de la mesita de centro, agarré el suéter de Jack & Jones que Guille había olvidado en mi casa, me lo puse y me acurruque con Staxx en la cama.

- ¿Tienes mucho frío? -Preguntó Frank viendo como temblaba.

- Sí -Titubié por el frío.

- Puedes abrazarme, si quieres -Contestó sonrojándose.

Rodié su cuello con mis brazos atrayéndolo a mí. Recosté mi pecho sobre él y cerró los ojos, me acarició suavemente la cintura y suspiró.

- Buenas noches, Samuel.

- Buenas noches, Frank.

Y los dos nos hundimos en un sueño muy profundo.

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Bueno, hasta aquí les dejó el cap. Pobrecito Vegetta que sufre por Willy:( mañana habrá salseito!!! Voten y comenten, se les agradece❤

Cartas a Medianoche  «Wigetta» (Saga Wigetta a Medianoche 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora