El Prado.

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- ¡Dame más duro! -gemía Guillermo al sentir mi miembro dentro.

Embestía cada ves más fuerte y a su voz se desgarraba con los gritos de placer.

- ¿Así? ¿te gusta? -contesté embistiéndolo aún más fuerte.

Su cuerpo sudoroso con el mío era extremadamente excitante. La mirada de placer de Guillermo lo decía todo, lo estaba disfrutando tanto como yo.
Esta vez probaríamos algo nuevo.
Tomo el gel y me echo un chorrito en la mano. Me inclino y le rodeo el miembro con una mano, imitando la manera en que se lo agarra él mismo. Cierra un momento los ojos. Wow... Es mucho más duro de lo que pensaba. Aprieto y el coloca su mano sobre la mía.

- Así -susurra.

Y mueve la mano arriba y abajo sujetándome con fuerza los dedos, que a su vez aprietan con fuerza su miembro. Guillermo cierra los ojos de nuevo y contiene la respiración.

- Muy bien, nene.

Me suelta la mano, deja que siga yo solo y y cierra los ojos mientras la muevo hacia arriba y abajo. Flexiona ligeramente las caderas hacia mi mano, y de forma refleja lo aprieto con más fuerza. Desde lo más profundo de la garganta se le escapa un ronco gemido.
Cogeme por la boca.... Mmm. Recuerdo su cara cuando le pedía que lo chupara con fuerza. Abre la boca a medida que su respiración se acelera. Tiene los ojos cerrados. Me inclino, coloco los labios alrededor de su miembro y chupo de forma vacilante, deslizando la lengua por la punta.

- Wow... Samuel.

Abre mucho los ojos y sigo chupando.
Mm... Es duro y blando a la vez, como acero recubierto de terciopelo, y sorprendentemente sabroso, salado y suave.

- Dios -gime.

Y vuelve a cerrar los ojos.
Introduzco la boca hasta el fondo y vuelve a gemir. ¡Ja! Jamás se lo había hecho a él, pero los dos lo disfrutábamos. Puedo hacerlo. Puedo cogérmelo con la boca. Vuelvo a girar la lengua al roedor de la punta, y él se arquea y levanta las caderas. Ha abierto los ojos, que despiden fuego. Me apoyo en sus muslos y clavo la boca hasta el fondo.

- Oh... Samuel... es fantástico -murmura.

Chupo más fuerte y paso la lengua por su impresionante erección. Se la presiono con la boca cubriéndome los dientes con los labios. Él exhala con la boca entreabierta y gime.

- Dios, ¿hasta dónde puedes llegar? -susurra.

Mmm... Empujo con fuerza y siento su miembro en el fondo de la garganta. El miembro de Guillermo era enorme, demasiado para ser precisos.
Desperté con una gran erección en mí. De nuevo solo había sido un sueño, esta era la segunda vez que soñaba así con él. ¿Que significaba eso? Creo que la persona con la que debo estar es Willy y no Staxx. Pero ya había quedado con Staxx en vernos hoy.
Me duché de prisa porque el sueño había hecho que me despertara casi a medio día, justamente cuando estaba bajando las escaleras ahí estaba Frank, sentado en la casa esperándome.

- ¿Nos vamos ya? -dijo impaciente.

- Sí, andando, nene.

Decirle así hizo que sintiera alegría y tristeza al mismo tiempo, tristeza porque sé que Guillermo no está del otro lado de mundo haciendo lo mismo, aunque no era seguro nada.
Staxx y yo caminamos hasta no poder, no sabía exactamente a que lugar iríamos, pero el iba entusiasmado. Se detuvo un momento para que lo alcanzara, ya que el sueño me había tenido mareado todo el día.

- ¿Estás bien? -susurro.

- Sí ¿a donde vamos?

- Samuel... Ya llegamos.

Al contemplar bien el lugar descubrí que estábamos en un campo común pasto verde, había una laguna con unos lirios muy hermosos y el agua de la laguna era clara que podía verme en el. Se escuchaban el canto de los pájaros.
Me senté en el pasto y Staxx también lo hizo.

- Samuel... Quiero que sepas algo.

- No hay nada que no sepa ya -confesé.

- Te quiero demasiado, en serio. Pero esto no puede ser -dijo sincero y triste.

- Oye, oye. Nadie tiene porque enterarse.

La inocencia que se cargaba Frank hacía que recordara a Guille en sus días de inocencia. Cuando antes de entrar al hotel todavía era inocente. De no ser por esa maldita noche no habría pasado ta to sufrimiento.
Frank tomó mi mano y la sujeto fuerte. Esta tarde era especial, más que cualquier otra, él solo me observaba tímido.

- No tengas miedo. Hazlo -le dije atrayéndolo hacía mí.

Frank unió sus labios contra los míos y nos envolvimos en un beso apasionante y cautivador. Su piel rodaba con la mía y, por un instante, nosotros nos estábamos quitando las playeras. El beso seguía tan pasionate como antes, Frank realmente me quería, de eso no había duda. Empezó a desabrocharse el cinturón y a bajarse el pantalón.

- ¡Para! -grité.

Frank se levantó rápido de mí y se subió el cierre. Eso sí que no podía hacerle a Guille, todo menos eso. Mi cuerpo era de él y él mío. Eso sí que no pasaría. Frank se puso rojo y se maldijo susurrando.

- Ha sido mi culpa, lo siento.

- No ha sido mía -dijo contradiciendome.

- Que no que ha sido mía.

La pena había vuelto a nosotros. Realmente lo que había pasado en el prado se quedaba ahí. Sin nada más que decir. Sin nada más que explicar.

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Lo erótico fue empezando xdd los agarré desprevenidos xd Voten y cometen que se les agradece y si quieren siganme en mis cuentas (están en la descripción de mi perfil) para que se enteren de todas las novedades:33

Cartas a Medianoche  «Wigetta» (Saga Wigetta a Medianoche 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora