Epílogo

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La ciudad de Nueva York ya había comenzado su temporada más fría. La nieve caía durante la noche y dejaba gran parte de la ciudad bajo su manto blanco.

La casa de la familia Stilinski yacía a las afueras de la ciudad. Una hermosa residencia color blanca y marrón, no demasiado grande, pero bastante cómoda. Lo más destacado era el enorme patio trasero, donde la familia pasaba gran parte del día y donde, en verano, solían acampar.

Para estas frías fechas, los integrantes estaban dentro de casa tomando chocolate caliente, viendo una película navideña en familia o ambas cosas.

-¡KYLIE ELIZABETH VUELVE AQUÍ! -gritó Malia saliendo de la cocina y yendo tras la pequeña Kylie que había huido con la bolsa de malvaviscos.

-¡No! -gritó ella de vuelta con su voz infantil.

Stiles estaba sirviendo el chocolate en las tres tazas, apenas hace unos segundos su esposa había salido tras su hija y ya volverían. Era un cuadro que se repetía a menudo y que siempre le sacaba una sonrisa.

Kylie había cumplido cinco años hace un mes y era tan revoltosa como un bebé hombre lobo, pese a que no heredó ningún tipo de poder sobrenatural. Su cabello era marrón oscuro, sus ojos eran azul verdosos, una mezcla perfecta entre los ojos de Noah y Peter, y una tez tan blanca y llena de lunares como su padre.

Aún recordaba el día en que se enteró de que sería padre. Fue el día en que Malia terminó la escuela de gastronomía con honores. Durante la cena, Malia le dijo que llevaba un mes de embarazo y él juraría que fue el día más feliz de su vida. Sin embargo, cuando Kylie ya tenía 2 años de vida, se sumó otro maravilloso día a esa lista de días felices: su matrimonio.

Algunos podrán decir que estaban muy jóvenes, pues apenas tenían 25 años cuando fue la ceremonia, pero ya tenían una adorable niña de 2 años y se habían demostrado en múltiples ocasiones que se amaban y que podrían con cualquier cosa que se les interpusiera.

Su boda fue en Beacon Hills, una pequeña con toda la familia de ambos, la manada y un par de amigos cercanos que Stiles hizo en la academia y Malia en la escuela de cocina. Henry Tate fue quien llevó a Malia hasta el altar y Peter se quedó muy molesto, pero su molestia se fue cuando tuvo que cuidar a Kylie, y es que esa pequeña revoltosa irradiaba una energía con la que era imposible no sonreír.

Fue una muy buena fiesta, aunque no podía pasar sin que Kylie hiciera alguna tontería. Tiró del mantel de una mesa y derramó comida y bebestibles al piso, quebrando un par de copas y platos.

"-¿Están seguros de que no es una cambiaformas?" Podía recordar perfectamente la voz de Scott cuando le hizo esa pregunta y no era el único, muchos se lo preguntaban.

-Te atrapé, pequeña revoltosa.

Aquella voz lo sacó de sus pensamientos. Era Malia entrando nuevamente a la cocina con Kylie en brazos, quien sostenía la bolsa de malvaviscos y reía a carcajadas por las cosquillas que le proporcionaba su madre en su estómago.

-Ven aquí, pequeña bestia -dijo Stiles tomándola en brazos-, ¿Cuántos malvaviscos comiste?

-Cinco -dijo la pequeña en voz baja, pero ambos padres la miraron con una ceja alzada- Diez -dijo con un puchero.

Malia le sirvió un gran vaso de agua y le indicó que lo tomara hasta la última gota. Kylie obedeció, aunque a regañadientes.

-Ahora ve a elegir una película - le dijo su padre y la pequeña sonrió y fue corriendo hasta la sala de estar para elegir la película que verían-.

-Entonces, ¿está todo listo para mañana? -preguntó Malia.

-Sí, de hecho ya subí un par de cosas al jeep -dijo susurrando Stiles, ya que se refería a los regalos. Kylie tenía la mala costumbre de hacerle agujeros a los regalos con su nombre, así que desde hace un año que no les ponían nombres hasta el día de navidad, pero en esta ocasión, como irían a Beacon Hills y eran muchos regalos, tuvieron que nombrarlos.

Tú Siempre [Teen Wolf]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora