Tú Siempre [Teen Wolf]

Capítulo 1

Malia

Mi querida madre acababa de dejarme sola luego de interrumpirme mientras rompía las antenas de televisión.

Se fijó en Stiles, ¿porqué?, ¿acaso podría ser peor? Stiles y yo habíamos terminado y, si bien aún lo quiero (más de lo que quisiera admitir), me parece injusto que se haya fijado en él para causarme daño.

No sé lo que haría si le pasara algo, debo protegerlo, debo estar con él para cuidarlo. Aunque las cosas siguen siendo un poco incómodas, eso no importa. Debo decírselo.

Corro hacia la escuela y es un caos total. Las personas corren de aquí para allá gritando, y yo no puedo encontrar a Stiles. Detengo a un chico y le pregunto sobre él, pero estaba tan asustado que apenas habló.

Lo dejé ir y seguí corriendo. Al parecer no era mi madre la que causaba el caos, sino La Bestia, y es entonces que decido llamar a Braeden.

-Braeden, soy yo. Estoy en la escuela y te necesitamos. Trae tu escopeta. Trae todas tus escopetas.

Sigo dando vueltas y me encuentro con Liam, Hayden y Stiles, que me ponen al tanto de lo que había pasado. Básicamente el partido de lacrosse había sido un desastre porque La Bestia apareció, pero aún desconocen quién es.

En eso llega Braeden y junto con Liam, nos vamos a buscar a Scott.

Estaba librando una batalla en la biblioteca. Liam y yo comenzamos a atacar y Braeden a disparar. La riña terminó con La Bestia desapareciendo por la ventana, pero por suerte Scott captó su aroma.

Él y Liam salieron en su búsqueda, mientras Braeden y yo volvíamos con Stiles y Hayden, que intentaban ordenar y calmar a los chicos que habían visto de cara a La Bestia, incluso había algunos en la biblioteca. Eso sería difícil de explicar.

Salimos a buscar a Liam y Scott para irnos a su casa.

Stiles llevó a Liam y Hayden a sus casas en su jeep, mientras yo me fui con Braeden en el auto en el que ella andaba.

-Braeden,-quise contarle- creo que mi madre quiere matar a Stiles.

-¿Qué?

-La loba del desierto apareció cuando estaba rompiendo las antenas y discutimos un poco. Luego miró a Stiles y dedujo que él me importaba, no sé cómo, pero yo también lo miré y cuando volví a ella, ya no estaba.

-Tiene sentido, después de todo es tu novio, ¿no?

-No.

-¿En serio?, ¿Desde cuándo?

-Desde hace unos días.

-Y ¿recién me cuentas?

Fruncí los labios. Braeden sólo negó con la cabeza.

-Seguramente escuchó tus latidos, porque es obvio que aún te importa y es por eso que tu madre se fijó en él, para hacerte daño. Deberías decirle.

Asentí. No tenía más opción.

***

En casa de Scott, nos cuenta que la última quimera es Mason, pero que desapareció con Corey. Scott estaba muy malherido, así que subió a su habitación con ayuda de Kira. Se hizo un silencio incómodo entre Stiles, Braeden y yo, así que Stiles decidió subir.

Braeden me indicó con la cabeza que subiera las escaleras y eso hice, seguida de ella que me había insistido en hablar cuanto antes con él. Ahí estaba Stiles, cerrando la puerta de la habitación de Scott. Cuando lo hizo se volteó y nos miró.

-¿Qué? -Se acercó.-¿qué?, ¿qué hice?

-Dile. -me alentó Braeden.

-¿Sabes que mi madre intenta matarme? -él asintió- Creo que va a querer matarte a ti también.

-Bueno, eso es... Desconcertante. Probablemente debería tener un arma.

Miré a Braeden y ella lo miró.

-No te voy a dar un arma.

-Tienes un arma. La Loba del Desierto, que intenta matarme, tiene un arma. Creo que yo debería tener un arma.

Miré a Braeden nuevamente, asintiendo, y ella accedió. Se sacó una pistola de su cinturón, le mostró el cartucho a Stiles y se la lanzó a las manos, pero él no logró agarrarla bien y terminó cayendo al suelo. Reí de lado, pero cambié mi semblante en seguida porque si no podría protegerse él, alguien más debería.

-Probablemente no debería tener un arma.

Braeden negó con la cabeza y se agachó a recoger la pistola. Bajó las escaleras enseguida y nos dejó a mi y a Stiles solos.

-¿Por qué tu... La Loba del Desierto quiere matarme?

-No lo sé.

-Pero, ¿ella sabe quién soy? Digo, ¿me ha visto?

-Sí -lo miré, había estado evitándolo-. Esta noche, detrás de las gradas, estabas sosteniendo algo sobre tu ojo.

-Ah.-desvió la mirada al piso.

-¿Qué te pasó? -levantó la mirada.

-Estaba revisando los zapatos de las personas que estaban ahí, para ver si eran de la talla de las huellas que encontramos en el hospital, pero alguien pateó hacia atrás y golpeó mi ojo.

-¿Te duele? -dije acercándome rápidamente, aunque me di cuenta después de lo que hice y entonces retrocedí.

-Eh... -tartamudeó- No, ya no tanto.

-Bien -se hizo un silencio-. Me voy a mi casa.

-También yo.

Bajé las escaleras, seguida de él.

-¿Braeden? -la llamé para que nos fuéramos juntas, pero ya se había ido.

-Puedo llevarte a tu casa.

-Estoy bien, gracias -dije caminando hacia la puerta.

-Está lloviendo afuera.

Abrí la puerta y era verdad. No era una lluvia torrencial, pero mi casa no quedaba muy cerca y llegaría empapada si caminaba.

-De acuerdo -dije sin voltear.

Escuché que sacaba sus llaves y entonces caminé hacia el vehículo.