Canto XXIV

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Los fantasmas de los pretendientes vuelan llorando hacia el inframundo. Cuando los fantasmas llegan, Aquiles, Agamenón y Áyax discuten sus propias muertes. Agamenón envidia a Aquiles y Áyax su muerte en batalla. Agamenón reconoce a Amfímedo, uno de los fantasmas del pretendiente, y le pregunta por qué tantos jóvenes nobles han muerto de golpe. Amfímedo describe el noviazgo de los pretendientes, la lealtad de Penélope y la venganza de Odiseo. Agamenón se alegra de que la esposa de Odiseo fuera más fiel que la suya, y dice que los dioses y los hombres siempre elogiarán su buen sentido y autocontención.

Mientras tanto, Odiseo y sus tres compañeros llegan a la granja de Laertes. Odiseo encuentra a su padre trabajando en la viña y llora al ver su decrepitud. A pesar de su piedad, decide poner a prueba la lealtad de su padre. Él le dice a Laertes que él es un viajero de otra tierra, y que una vez recibió a Odiseo. Pero Laertes llora al escuchar el nombre de Odiseo, y Odiseo se rompe y revela su identidad. Laertes pide pruebas, por lo que Odiseo le muestra la cicatriz y describe los árboles frutales que Laertes le dio cuando era un niño. Se abrazan con alegría.

Mientras los hombres almuerzan, Dolio y sus hijos entran después de trabajar en el campo y saludan felizmente al rey ausente desde hace mucho tiempo. La diosa Rumor (Timor) vuela por la ciudad y difunde la noticia de las muertes de los pretendientes. Pronto, los parientes de los hombres muertos vienen a recoger los cadáveres. El padre de Antínoo, Eupites, pide venganza, pero el heraldo Medonte advierte a la multitud que los dioses están del lado de Odiseo. Algunos retroceden con miedo, pero otros se preparan para la batalla.

Atenea aparece al lado de Zeus y le pregunta si quiere que la lucha continúe; él le dice que los habitantes del pueblo deben olvidar sus quejas y vivir en paz. De vuelta en la granja, Odiseo y los otros hombres se preparan para enfrentarse al ejército de la ciudad. Atenea disfrazada de Mentor le da a Laertes una gran fuerza y mata a Eupites con una lanza. Atenea ordena a los habitantes del pueblo que dejen de luchar, a lo que huyen aterrorizados. Odiseo también obedece el decreto. Ítaca está finalmente en paz.

RESUMEN - La Odisea de HomeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora