Un mendigo grosero llamado Arneo (Iro) vaga en el palacio. Insulta a Odiseo (mendigo) cuando se encuentran en los terrenos, y Antínoo decide enfrentarlos entre sí para que los pretendientes puedan disfrutar de la lucha; el premio es salchichas y un asiento en la mesa de los pretendientes. Odiseo (mendigo) levanta sus trapos para revelar un cuerpo de aspecto poderoso, e Iro se llena de miedo. Odiseo decide hacerle daño sólo ligeramente; le da un puñetazo en el cuello a Iro y lo arroja afuera. Los pretendientes se ríen e invitan al extraño a comer en su mesa.
El pretendiente Amfínomos es especialmente amable con Odiseo (mendigo). Mientras hablan, Odiseo menciona su propia violencia y error pasados, le aconseja vivir legalmente e insinúa las muertes inminentes de los pretendientes. Amfínomos se siente mal, pero el narrador señala que no hay nada que hacer - está destinado a morir en la lanza de Telémaco.
Atenea inspira a Penélope a bajar y hablar con los pretendientes. La reina les dice a los pretendientes que si esperan ganarle la mano deben darle regalos, como es costumbre. Odiseo está contento con este truco inteligente. Los pretendientes envían a sus sirvientes a traer buenos tesoros y comienzan a bailar y a cantar.
Atenea quiere irritar a Odiseo tanto como sea posible, por lo que inspira a Eurímaco a burlarse de él una vez más, pero Odiseo permanece tranquilo y predice las muertes de los pretendientes. Eurímaco lanza un taburete a Odiseo (mendigo), pero el taburete golpea a un sirviente en su lugar. Telémaco regaña a los pretendientes y los envía a todos a la cama.