Prologo

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Si Marlena pudiera enumerar en orden descendente los momentos más dolorosos de su vida, seguramente este superaría al del día de su nacimiento, el cual desde que tenía 9 años y se dio cuenta que su vida no valía una mierda se había coronado con ese título, quizá fue un poco tarde pero a esa edad pudo deducir que todo se podía haber evitado si nunca hubiese nacido.

Increíblemente este momento superaba cualquier expectativa de dolor que pudiera recordar. Se vio a si misma fuera de su cuerpo incapaz de entender o escapar de esa escena dantesca que nacía delante de ella, y no era que no le agradara lo dantesco, era que la persona en medio de toda esta situación era aquella que eternamente le señalo, la juzgo por ser libre y le negó ser completamente feliz, pues siempre camino con la cabeza gacha, bajo la luz de esa "perfección"

Mientras su cuerpo intentaba retomar su alma que escapaba visiblemente sintió esas manos que la giraban casi levantándola del suelo apretándola sobre un pecho que parecía contener más que un corazón una bomba de relojería.

"No te atrevas engendro mal parido" escucho como si fuera un eco que se fundía con la cámara lenta que tenía delante "Y tu perra desgraciada, agradece que tengo las manos ocupadas" ni ella misma pudo haberse expresado mejor; después de eso un desfile de tirones y malas palabras, cuerpos desnudos y cachetadas se hicieron presentes. Pero ella ya estaba completamente en otro plano.

Se aferró al pecho con corazón de relojería como si fuera un lugar seguro pero por más que intento no perder la cordura o la conciencia, termino mirando el techo sintiéndose el ser más patético a la redonda.

Cuando abrió los ojos se vio en una sala de hospital con una intravenosa puesta, a su lado ese hombre de uñas pintadas y camiseta rota estaba sentado sosteniendo su frente como si le fuese a explotar en cualquier momento.

-¿Salo?- pronuncio levemente intentando que solo él le escuchara

-Marla- se levantó de la silla como si tuviera resortes- ¿Te sientes mejor?-

-¿Qué paso?-

-Que se armó la de Dios hace unas horas, y entraste en shock, el doctor dice que aparte tienes una tensión enorme acumulada, y pues te hace falta alimento, por eso el suero-

-Estaba tan ocupada con toda esa mierda que no había comido más que un panque- soltó dando un suspiro largo- ¿Era ella verdad?- pregunto intentando que la voz no se le quebrara pero era inútil ya estaba en mar.

-¿Quieres saber el lado bueno de todo esto?- dijo acomodándose al costado de la chica que se volvía a quebrar- No tendrás que casarte, y podremos recuperar todos los pagos en venganza- intento aligerar todo con esa broma que no levantaba ningún animo

-¿Salo?- volvió a preguntar hundiendo su rostro en el costado de su amigo-¿A dónde vas cuando has encontrado a tu prometido con tu hermana en plena sesión sadomasoquista?-

-Qué fuerte se escucha eso mi vida- y el escalofrió de recordar la escena les recorrió a la par- No sé a dónde se vaya, pero algo te puedo jurar, encontraremos ese lugar juntos-

Esa promesa se quedó bailando en el aire donde ambos intentaban definir qué pasaría cuando se bajaran de esa cama de hospital.  

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