Marlena

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Inglaterra 5 años después.

Si había algo que Marlena había aprendido a tolerar en estos 5 años era a todos diciéndole Marlene, y que la luz del día no durara lo suficiente como para poder sentirse viva de vez en cuando.

Eran casi las 5 de la tarde; algo a lo cual se acoplo fácilmente fue a realizar esa pausa en su vida para tomar té y mirar el infinito mientras su mente viajaba pensando en porque seguir pisando la tierra si le parecía tan asqueroso vivir.

Parecía una mala broma, pero a diferencia de los clichés que solía ver en las películas un nuevo lugar y una nueva vida no te reconstruían, o al menos no a ella, solo era un lugar diferente en el cual ser infeliz de manera más fácil, aquí nadie te preguntaría ¿Por qué estas triste? en realidad en un lugar nuevo nadie te conoce lo suficiente para notarlo.

Aun así seguía en pie y continuaba con el flujo que conllevaba existir. A días tomaba las llamadas que Salo solía hacerle una o dos veces por semana aun recordaba cuando le dijo "iré contigo" bastardo mentirosos. Se susurraba, aun sabiendo que de no ser por él seguramente ahora estaría en un lugar más cómodo para su existencia, es decir, en un satinado y cómodo ataúd.

-¿Pero que es esto?, que aquí se está más incómodo que en el mismo infierno- y la silueta de una morena prominente se dibujaba por la puerta de la cocina- ¿La hora del té?-

-Sírvete- soltó intentando ser lo más amable del mundo con su compañera de piso-olvide hacer mi sesión de yoga en la mañana, quizá por eso mi energía negativa-

-Perra mentirosa- contesto riendo mientras se acomodaba en la segunda silla del pequeño desayunador- Jamás has hecho yoga, esta es tu aura natural- rieron ambas.

-A veces solo no puedo ocultarlo, lo lamento- y la vergüenza de su incapacidad para controlar sus emociones le golpeo el rostro

-Sabes que está bien, nunca he tenido problemas con tu "lindo carácter" es incluso refrescante- le sonrió haciéndola corresponderle con la primera sonrisa sincera en toda la semana-lo vez, así incluso pareces alguien de verdad-

-Mi madre me ha llamado esta mañana... de nuevo- y sus manos se abrazaron a su torso como si el mencionar esas palabras la pusieran en riesgo de romperse

-Que hija de puta-

-Ojala yo también pudiera decir eso- volvió a apretarse

-Sabes que no tienes qué contestarle, no estamos obligados a querer a las personas solo por ser nuestra familia, lo sabes Marla, todos ellos te destruyeron, desaparecieron por años y de momento tu padre muere, te deja todo y mágicamente todos quieren verte cuando antes te dieron la espalda. Así no funcionan las familias, ni el perdón, ni el amor- golpeo la mesa- odio a tu familia, la detesto, son el peor cáncer del mundo- lo que Marla sentía por Rita era lo más parecido al amor que se había permitido sentir en estos 5 años. Y era por momentos como estos; a Rita no le daba pena expresar lo que pensaba, y algunas veces estaba segura que hacia palabras las cosas que podía leer en sus ojos- solo por eso te invitare a cenar fuera-

-Odio cenar fuera-

- Y yo a tu estúpida madre y a la perra de tu hermana, pero no puedo matarlas, así que vamos alístate que salimos por pizza y cerveza, vamos quiero ver ese lindo trasero de durazno tuyo caminar hacia la ducha-

-Es tan necesario el baño- Rita se acercó a ella oliendo su cabello revuelto y dando una arcada en broma- vale, que lo cacho, estoy lista en 30 minutos-

Mientras tomaba la ducha más larga de ese mes, recordó los primeros meses en Inglaterra, el piso en el que se hospedo era de un amigo de Salo, quien por alguna razón parecía tener un conocido en cada parte del mundo. Después de muchas peleas, gritos y sombrerazos termino asqueada de todo y de todos. Mientras caminaba por el centro de Barcelona miro un estante enorme con una réplica del Big ben, y como si estuviera poseída, regreso a la casa de Salo, tomo todas sus cosas y lo llamo mientras estaba en el aeropuerto "Me voy a vivir a Inglaterra"

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