Regalo

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A pesar de todo lo que se veía venir y lo que ya sucedía, sorprendentemente este no era el peor cumpleaños de Marla, regresaron al departamento, comieron tarta que Rita se encargó de pedirle al mesero, jugaron cartas, recordaron momentos divertidos de cuando su banda empezaba, Salo reía como si el verla con ese cabello color rojo mirando su móvil cada 3 minutos no le partiera el alma. Pronto les topo la mañana, los jóvenes se despidieron de ella animados, entre sobrios y un poco borrachos.

-Siempre serás bienvenida si es que descubres que quieres prestarnos tu voz-

-Bastardos remplazadores- bromeo Salo- soy mucho más adorable que ella, notaran en seguida el cambio- bromeaban desde la camioneta que ya les esperaba- oye, Felicidades, ya casi llegas al número tres- dijo salo abrazándola por la cintura con dos escalones de diferencia

-Gracias por venir, no me imaginaba un cumpleaños sin ti-

-Supongo que es bueno empezar a variar, decidí traerlos o si no los bajos instintos me gobernarían, y más con ese rojo pasión- bromeaba mientras la joven reía a milímetros de su rostro

-Prometo que hablare con Jeriel, supongo que me siento avergonzada-

-¿Quieres que yo lo haga?-

-No creo que sea lo mejor, no es precisamente tu fan-

-Que aburrido-dijo arrugando su nariz frenando su instinto de besarla- será mejor que me aparte- sonrió liberándola del abrazo- Te llamo después-

-No lo olvides- dijo en un susurro que le recordó al chico esa pequeña caja que guardaba dentro de su camisa de franela

-Es verdad, toma- extendió la pequeña caja con un listón dorado- proprio come quello che ho rotto tanti anni fa-dijo bajando los escalones mientras sentía como la piel gritaba el nombre de esa joven que con ojos llorosos observaba el interior de la cajita.

Mientras se alejaban y la joven apretaba en su pecho ese pequeño teclado kalimba de cristal, Jeriel hacia respiraciones para poder llegar a ella calmado, quería demostrar que lo que vio no le afectaba, pero era inevitable, los celos le inundaban la mirada, estaba perdiendo, aun cuando se juró ganar.

-Marly...- el corazón de la joven abandono su pecho en cuanto esa voz la trajo a la tierra.

Su mirada enrojecida se centró en ese verde del joven que confundido y furioso la miraba escalones abajo quedando a su altura. Mientras lo miraba intentando descifrar en que momento había llegado al lugar, ¿Cuánto tiempo observo? Y ¿Por qué ahora ella escondía el regalo que le dio Salo?

-Jeriel...- contesto sin saber exactamente lo que debería decir con las manos aun detrás

-¿Qué ocultas? ¿Llegue en mal momento?- no quería decir eso, en realidad quería disculparse, pero la escena con la que se encontró no era exactamente algo que le ayudara a dar una disculpa de corazón

-Es solo, una tontería- dijo subiendo un escalón mientras traía lentamente las manos adelante- Algo sin importancia...-

-Incluso trajo un regalo- dijo al ver frente a él esa pequeña caja dorada entra sus dedos que por alguna razón empezaban a temblar- yo olvide comprar algo-

-Me has dado flores, y me organizaste una gran fiesta, no necesito nada mas-

-Mentirosa- respondió como un niño que descubre a sus mama diciéndole que ese juego fue su mejor juego- si así lo fue ¿Por qué te fuiste?-

Él sabía perfectamente la respuesta, ese no era el caso, no quería llegar a recriminarle nada, de nuevo le estaba mostrando a ese maldito niño mimado, no podía ser por una vez el "hombre" en quien confiara, no, el siempre terminaba mostrándose como el "tipo mimado"

-Es culpa mía- y esa frase, esa simple frase le hicieron ver que claramente no la merecía- debí decirte que no me gusta tanto las fiestas como a ti, lo siento, pero estabas muy feliz, no quiero que tu cambies tu vida por mí-

-Pero tú lo estas intentando- dijo avergonzado

-Eso haces cuando quieres a alguien Jeriel, lo intentas hasta que duele-

-¿Te dolió?-dijo subiendo los escalones para atraparla entre sus brazos, mientras sentía en su pecho como la joven asentía dando respuesta a su cuestionamiento- Te compensare, lo prometo-

-¿Quieres dormir?- le pregunto separándose de él para tomar su mano- Despertar a tu lado sería un buen regalo de cumpleaños- sonrió sincera mientras lo conducía escaleras arriba.

Cerca del medio día Jeriel miro la caja que descansaba en la cajita de noche, Marla seguía profundamente dormida, tomo en sus manos y la abrió con mucho cuidado, dentro un pequeño teclado kalimba de cristal con sus iniciales gravadas.

Quería saber el significado de ese regalo, quería haber sido el quien se lo diera, y deseaba más que nada que ese bastardo desapareciera.

1.-Como el que rompí hace muchos años

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