Borrachera

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-¿Cómo va todo?- pregunto Temotte en cuanto Rita levanto el auricular

-Se ha tomado una licencia de una semana, y ahora la ha renovado por una más- decía mirando por el pasillo que daba del final de la escalera hacia las habitaciones de ambas-Solo sale para medio comer, y regresa a la cama-

-Alguien del grupo de apoyo se ofreció para ir con ella, pero les he dicho que iría primero y después podrían ir si era realmente necesario-

-La está pasando mal, pero me ha dicho que solo será hasta que tenga que ir al restaurante, así que quiero pensar que se ha dado su tiempo para perderse un poco- se sentó en la escalera sintiendo la alfombra nueva color azul petróleo que resaltaba con las paredes blancas- Iré a sacarla para meterla a la ducha, tu trae vino, a tu marido y aquí pediremos pizzas-

-Entendido, llevare aromatizante para su habitación, cerveza sin alcohol y su favorita-

-Hecho-

Marlena estaba acostada en el suelo frente al ventanal que daba al diminuto balcón, miraba la gente pasar mientras repetía la discografía de Salo intentando comprender donde lo había hecho mal. Recordaba a Miranda, su hermana, mientras se burlaba de ella diciendo que un hombre como él solo era su amigo por lastima, que tenía un entretenimiento mucho más maduro... y tenía razón, tenía toda la maldita razón. Y solo por ese día sin saber lo que vendría después deseo ser tan interesante como ella.

"Que idiota" pensó, en realidad nunca necesito más de lo que era para estar con Salo, él nunca tuvo restricciones con ella, le conocía todo, sabía todo de él. Cuando termino con ese hombre que ahora estaba divorciado de su hermana decidió hacer lo que nunca hizo. Conocer más cuerpos, la primera vez que se fue a la cama con alguien fue frustrante, pero Salo le salvo de una vida de sexo casual lleno de frustración.

Con gusto y cariño la guio a descubrirse en ese aspecto. Pasaron de su primera sesión grupal de sexo a tener uno o dos acompañantes, pronto la lista se hizo pequeña hasta quedar ellos dos y sus pasiones. Fue inevitable, casi necesario para ambos. No importaba cuanto le excitara ver como Salo tenia sexo con una o más personas, el sentirlo sobre ella sabiendo que la elegía sobre ellos era mucho más sensual que todo lo demás.

Era perfecto el uno para el otro, lo eran, tan perfectos que les daba miedo.

-Arriba- abrió los ojos de golpe sintiendo como su amiga la levantaba de un tirón del suelo- Es hora de que tomes un baño, apestas, de verdad apestas, ¿Hace cuánto que no te cambias el calzón?-

-Ni si quiera me he puesto- respondió con un puchero en los labios

-Asquerosa, venga- la jalo dejando caer el móvil color oro rosa que Salo le había comprado-¿Y tú móvil?-

-Apagado, Salo me ha comprado este para que madre deje de llamarme, te envié un texto para darte el numero nuevo-

-Lo recibí, pero creí que solo habías cambiado el código de área, no todo el equipo, esta cosa es mejor que mi computadora- decía revisando a detalle las aplicaciones

-Salo lo eligió...- y la voz se le quebró- así como eligió no quererme...- y ya estaba de nuevo rompiéndose en llanto

-Ya venga, que a veces juro por Cristo, que eres una Magdalena, le haces honor a ese raro nombre que tienes- la empujo hasta el baño- ni me veas así- dijo cuando entro con ella y bajo la tapa del inodoro para sentarse tabaco en mano- no te voy a dejar sola en un baño con la bañera llena-

-Deberías ser menos desconfiada- contesto molesta mientras se desvestía para entrar a la bañera- ¿No crees que me da pudor o qué?-

-No tienes nada que yo no mirara antes, si fueras digna de confianza no me hubieras ocultado que habías tomado una licencia, así que este es tu karma- la señalo pasándole el tabaco que hacía unos minutos había encendido.

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