Ivanna

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Lejos de donde la felicidad y la desilusión nacían una junto a la otra existía una mente enferma y traicionera, una mujer llena de envidia con un secreto mal jurado en su pecho que no podían dejar pasar.

Miranda Torle era la hija mayor del señor Torle, ella su madre eran la oda a los fracasos. Los padres de Ivana de Torle le echaron de casa con solo 19 años, después de que sedujera al jefe de su padre y quedara embarazada causando su despido y la ruina de su familia. Poco duro ese sueño maternal, pues no se veía por las calles cargando un ser humano que no se veía capaz de criar. Y es que en realidad ella jamás debió criar a nadie.

Aun así debemos reconocer la fortaleza de esa mujer, que con 22 años se aferró a su nula capacidad económica y sus habilidades corporales para subir en la cadena social. Para sus 25 años contaba con una posición cómoda y un empleo que obtuvo a punta de chantajes a una gran cabeza de familia con la que solía pasar algunas noches.

Cuando conoció a Alessandro Torle supo que no le dejaría ir. Y así lo hizo, a pesar de que él no mostro interés, en la primera oportunidad que tuvo quedo embarazada formando un matrimonio "feliz" Alessandro era un padre amoroso y responsable, y quizá en algún momento de esa vida que formo con Ivanna el en realidad llego a amarla. Después de su primera hija llego Marlena.

Alessandro no podía explicar la felicidad que la niña le causaba, a diferencia de su primera hija, él podría verse en los ojos color miel de la niña y el cabello rubio quemado por el sol, tenía el mismo camino de pecas que él, incluso su gusto por las cosas simples que mostro con solo 4 años.

Miranda noto esa inclinación, se sintió ignorada, reemplazada e insuficiente. Al igual que Ivanna quien veía en la niña más que una hija un obstáculo para volver a ser mujer.

Cuando Miranda cumplió 15 años enfermo, a tal grado que necesito una transfusión de sangre, y fue aquí donde la verdad salió a la luz. Miranda no era hija de Alessandro, y eso le rompió el corazón. Entre gritos y tirones Ivanna confeso después del único bofetón que su marido le dio en toda su vida, que ella se acostaba con alguien mas cuando estaba con el, pero que nunca dudo que fuera suya, que le sorprendía tanto como a el.

Era mentira... Ivanna quería desesperadamente quedarse con Alessandro y encontró la manera de hacer que ese hombre de noble corazón se doblegara ante ella. Acordaron no decir nada, no quería lastimar a su hija, y toda la culpa que sintió por años al siempre doblegarse ante Marlena le vino de más al saber que ella, era la única en esa casa quizá que lo miraba con un amor verdadero.

Cuando Miranda cumplió 20 años, lo supo, después de que Marlena ganara su primer concurso de canto para novatos en San remó con solo 15 años, su madre lejos de estar feliz se sintió frustrada, si ella se hacía famosa, todo el mundo sabría sus mentiras, y en un ataque de desesperación la única hija que siempre intentaba congraciarse con ella termino escuchando de labios de su propia madre que ese señor quien siempre le había cuidado, en realidad lo hacía por lastima, ya que no era su verdadero padre y a decir verdad, Ivanna no tenía idea de quien era.

Así fue como lo decidió, no importaba cuanto, o como pero tendría todo lo que era de Marlena. No podía ser posible que ella siguiera ignorante toda su vida, siendo feliz, teniendo un mejor amigo, un padre que la amaba, incluso su madre solía elogiar la belleza la cual atribuía a sus genes y la buena mezcla que hicieron. Por ello se metió con ese hombre haciendo lo posible para que ella se diera cuenta.

Pero las cosas no salieron bien, porque no solo ella sufría en esa atormentada familia, Marlena tenía sus propios demonios, soñando que algún día su madre la miraría con verdadero amor, que su hermana podría ser su confidente, como en las familias que aparecían por televisión, así que cuando todo salió a la luz, ella también se desintegro. Pero aun en esa desintegración, se llevó todo lo que era de ese par de arpías.

Ahora, 6 años después, Miranda e Ivanna tenían ante sus ojos al notario de la familia Danner, dando por cerrado esa pelea de años. Por fin Marlena había soltado la verdad que a Jeriel ya conocía de voz de Salo. Así que mientras firmaba dio paso libre a sus abogados exponiendo el caso. Marlena se dispuso a pagar todo el trámite, después de todo, tenía los medios, el que no los tocara no quería decir que este no fuera el momento perfecto para usarlos.

-Bien Señora Torle, y señorita Torle, el caso se ha llevado a juicio cerrado, se ha hecho la modificación testamentaria, y se ha acatado lo que ustedes han exigido al juez como "suyo"- pronunciaba el traductor de manera mordaz del inglés elegante del notario al español para los presentes- así que la Señorita Marlena Torle, sede el 75% de la herencia de su padre a ustedes como únicas dueñas, los dos hoteles de España y una propiedad en Palermo, Argentina. Las clausulas son simples, no podrán extraer fondo del capital, ni vender ninguna propiedad, solo recibirán las ganancias, algo perfectamente considerado de parte de la dueña actual, si me permiten decirlo- señalo como si hablara con un par de trepadoras- los hoteles siguen siendo parte de la sociedad económica de la familia Torle presidida por los abuelos de la señorita Marlena, así que en cuanto hagan cualquier mal manejo los inversores y la dueña original podrán retirar la oferta-

-¿Y qué pasa con las propiedades de Italia?- pregunto Ivanna descontenta al verse perdiendo el control de toda la situación

-Las posesiones de los Abuelos Torle no pueden ser heredadas hasta que Dios guarde la hora, ellos falten, en ese caso, la cabeza de la sociedad económica será la Señorita Torle, o en su defecto Señora Danner- se burló- dependiendo en que momento nos falten-

Ambas mujeres guardaron silencio, habían ganado, entonces ¿Por qué se sentían de esa manera? De nuevo ella se encontraba liderando. ¿Por qué? En qué momento Marlena había vuelto a ganar sin esforzarse. No tuvieron de otra que firmar los papeles y los acuerdos de confidencialidad ante todo el asunto, nadie quería un escándalo, ambas partes podrían perder, eso era obvio. Y aunque a Marlena lo último que le importaba era el ¿Qué dirán? Jeriel no podía darse ese lujo.

Miranda busco el apellido Danner en las redes y en cuanto vio de quien se trataba la sangre le hirvió, frente a ella un desglose de fotografías donde una pelirroja de piel bronceada y ropa de diseñador caminaba de la mano de ese rubio enorme con cuerpo torneado.

No pudo más, exploto en mil pedazos, rompió todo a su paso, la odiaba, la odiaba de verdad. ¿Por qué no solamente murió el día que tomo las pastillas?, o se volcó cuando le puso las pastillas para dormir antes de que saliera a carretera la última noche que peleo con su madre. Desesperada, y ansiosa por ver a alguien más sufrir lo que ella, llamo a Salo.

-¿Por qué no simplemente me dejas en paz perra?- dijo en cuanto levanto el teléfono

-Deberías agradecerme por tantos años de silencio- y Salo pudo distinguir la desesperación en su voz

-Vas de nuevo con eso, sabes que, no tengo tiempo-

-¿Sabes que Marlena está con un actor?-

-¿Qué quieres? Claro que lo sé, y sé que estas tan molesta porque las dejo ganar, que en tu retorcidamente el llamarme era para hacerte sentir mejor con mi dolor, pero sabes que, lo sabía, yo mismo hable con Danner para sacarlas de una vez por todas del camino de Marla-

-Eres un estúpido, si sabes que ella jamás te va a amar-

-Ella me ama, pero el amor, es un sentimiento que la gente malditamente enferma como tú no pueden entender. Así que lárgate de nuestras vidas, ve a gastar tus millones, ahógate con tu veneno lejos de nosotros-

Miranda colgó molesta, era verdad... había perdido... o quizá no... quizá solo necesitaba retomar las situaciones correctas, los momentos, las palabras...

Después de todo ellas siempre fueron diferentes, Miranda sabia vivir bajo el desprecio y el dolor ajeno, pero Marla, ella era débil, ella solo necesitaba un empujón... un empujón que ella como buena hermana estaba dispuesta a darle...

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