22 de septiembre

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El tiempo pasa sin piedad, y las hojas en los calendarios de aquellos que aún los conservan se siguen desprendiendo. A medía noche el reloj siempre nos afila el cuchillo con un nuevo día marcando las 00:00 no hay más, el tiempo continúa. Y con ello nosotros. No importando si estamos listos o no. Eso le quedaba muy claro a Marlena, ya era agosto, y la idea de montarse a un avión sola por primera vez en casi 9 años le hacía temblar las piernas.

Después de separarse de Jeriel, pasó mucho tiempo en casa, ayudaba a sus padres en el trabajo, iba a Londres a tontear con Rita y Temotee, y finalmente cuando se sintió lo suficientemente fuerte se lo dijo a sus padres: "Si no puedo enfrentar mis problemas sola jamás mejorare. Ustedes me han enseñado eso, que la familia te apoya, pero no te resuelve la vida. Sé que estaré bien, porque si esta vez algo sale mal, sé que tengo un lugar a donde regresar. Puedo regresar con mis padres" y con lágrimas en los ojos Catalina y Octavio lo entendieron, era hora de apoyarla. No importaba cuánto miedo sintieran al dejarla enfrentar todo lo que podría suceder sola, ellos estarían para ella si lo necesitaba.

-Hola mamá, si, estoy en camino a la casa de los abuelos, el vuelo me ha sentado fatal, pero lo llevo bien, los amo- y poniéndose las gafas oscuras repasaba nuevamente el discurso preparado mientras el taxi llegaba a la casa de sus abuelos.

Tenia tanto tiempo que no pisaba su ciudad natal sola, que al bajarse del taxi por un momento se noto esperando a Salo, sacudió su cabeza dio un largo suspiro y entro por esas puertas azules con morado. Vio al fondo del jardín a su abuela regando sus flores. "nonna" gritó mientras dejaba caer la maleta para encontrarse en un abrazo.

Y es que este era un verdadero logro, poder ser independiente de esta manera después de lo mal que la había llevado por años era un gran paso, no era como si ahora todo estuviera bien, pero lo estaba intentando. Su abuelo salió a completar el abrazo, repaso el rostro de su nieta aún un poco demacrado pero al menos ahora su cabello regresaba a ese rubio oscuro natural.

Hablaron un largo rato de todo lo que pasó, de lo difícil que fue para ella todo, y al final lo dijo "No puedo más, no quiero saber nada de mi madre y mi hermana, son gente que no me ama, y no puedo arriesgarme a que me sigan haciendo daño"

Sus abuelos se miraron mutuamente, no sabían si decirlo sería lo mejor, pero quizá sería una manera de liberarla de toda esa carga. La historia inició con Ivanna siendo lo que era, una cazafortunas, pero eso no le extrañaba, es más no podía recordar ni la mitad de toda la conversación después de escuchar "Miranda y tú no son hermanas, ella solo es hija de tu madre con alguien más"

Y entonces como si la vida le pasara rápidamente frente a sus ojos lo entendió todo. ¿Cómo esperar cariño de alguien que tampoco se sintió amada? Aunque a diferencia de ella, que ahora tenía toda una familia Miranda seguía sola, ahogándose en su propio dolor.

-No les quitare el apellido, porque sería como jalar un gatillo hacia ti, pero si estás de acuerdo permítenos cuidarte hasta que Dios nos quite el aliento- dijo su abuelo, y con esas palabras ella comprendía que no se refería solo al cuidado que el amor podría darle, si no al que el poder de esa familia le ofrecía.

-Tomaré la herencia, regresare a trabajar contigo abuelo, solo no quiero dejar Londres, se que es tonto, pero no me siento lista del todo, voy un paso a la vez-

-Está bien, tómalo con calma. Aprende, y después avanza, se que amas la música, continúa, no te detengas, solo toma todo lo que es tuyo por derecho, deja de ver el dinero como algo que te puede lastimar y convierte todo en una nueva oportunidad-

Marlena lo entendía, entendía que apartar de ahora todo debería de continuar, no podría ocultarse ni un minuto más.

Después de un mes en Positano, accedió a ir a la fiesta de aniversario del hotel, sus abuelos siempre quisieron llevarla con ellos, a diferencia de Miranda, ella era su nieta, su sangre y se podía notar. En cuanto la presentaron y comenzó a hablar con diversas personas, muchos vieron a su padre en ella. Tenía ese temple calmado y respetuoso, taciturna y calmada, nada que ver con su hermana quien llegaba presumiendo su "porte" sus viajes o cosas que nadie lograba creerle.

Mientras disfrutaba del viento con olor a mar con una copa de vino en mano no pudo evitar apartar la mirada del cielo, para ver a ese joven de pantalones rojos, camisa café de manga larga abierta hasta medio pecho. La miraba con una sonrisa que tenía mucho tiempo no le daba.

-Sei la stella più luminosa stanotte- y parándose frente a ella con ambas manos en los bolsillos se inclinó para besar su frente

-Tú siempre te ves como la luna- y aferrando ambas manos a su copa le dio esa sonrisa felina que creyó perdida hacía muchos años

-Te ves muy hermosa- e incapaz de no seguir mirándola se sentó frente a ella en el pasto- Cuando te vi adentro, crei que habia muerto- el vestido de Marlena era sencillo, color azul cielo de seda sin espalda, caía hasta el suelo dejando que su largo cabello cubriera sus pecas.

-Lo ha escogido la abuela, extrañamente estoy descubriendo como hacer feliz a los demás y a mí al mismo tiempo- rio cruzando la pierna para sorber lo que le quedaba de vino- ¿Has venido con tu madre?-

-Por su puesto, aunque ha decir verdad no tenia idea de que te encontraría aquí, de haberlo sabido, hubiese armado todo un show, tu sabes, para acaparar tu atención- y ahí estaba de nuevo esa sonrisa perversa

-Mi abuelo tampoco me dijo que estarías aquí...-

-Hubieses escapado- y pasando de su boca a la de ella el tabaco que acaba de encender ambos se miraron cómplices

Durante un largo rato no dijeron nada, el se dejo caer por completo en el pasto mientras el tabaco desaparecía entre sus dedos amarillentos por el tabaco. Quería tener las palabras adecuadas para decirle todo lo que sentía, para decirle que esta vez, no se marcharía, que había sido un niño, un imbécil, y que la seguiría al fin del mundo.

-Jeriel me ha dejado- soltó de la nada como si necesitara hacer palabras esa verdad que le incomodaba tanto- al final, todo se redujo a él... pero quizá también fue por mi, tu sabes, como esa canción que suena de fondo...- y guardando silencio él pudo apreciar como Tom odell decía toda la verdad de Marla-And I'd sing a song that'd be just ours...but I sang 'em all to another heart-

Salo se puso de pie, y tomándola de la mano la llevo dentro del lugar donde la pequeña pista, de fondo empezaba 22 settembre, y en la cabeza de ambos pensaron que no podían tener una mejor canción. Esa canción nunca les perteneció , pero en el fondo sabían que al igual que la melodía ambos tomarían de ahora en adelante la vida como viniera.

Marlena apoyó su mejilla sobre el pecho de relojería que tanto amaba, él jugueteaba con los dedos de la mano izquierda de la joven mientras marcaba el paso. Como pudo sacó de su dedo ese pequeño anillo con una tira de piedras diminutas de colores, para ponerlo en el dedo anular de Marla.

Marla miró su mano con esa constelación de colores adornándole, no hubo una petición, un escándalo, pero podía sentir como ese reloj que guardaba bajo ese pecho estaba a punto de estallar.

-Voglio solo tenere la mano della donna che amo, camminare sulla spiaggia senza scarpe e morire in pace-

-Salo, ti amo... davvero-y entrelazando sus manos continuaron bailando hasta que las luces del lugar se apagaron.

*Solo quiero tomar la mano de la mujer que amo, caminar por la playa sin zapatos y morir en paz.

*salo, te amo de verdad

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