3. Conductas bipolares

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Kayla’s POV

Después de lo que se sintieron como horas me fui a dormir, intentando evitar cualquier clase de sueño, pues sabía que acabarían desencadenando en el pasado, ese pasado que ahora solo hacía que la herida de mi pecho se hiciese más grande. En algún momento en medio de esa oscuridad que era mi mente una luz apareció, brillando cada vez más fuerte hasta que fue demasiado. Abrí los ojos y descubrí que la luz provenía de mi ventana, la misma que se me olvido cerrar ayer por la noche. Entonces me percaté de que apenas había dormido, simplemente había cerrado los ojos y relajado mi cuerpo, sin atreverme a soñar. Perezosa salí de la cama y me dirigí a mi actual vestidor. Revisé toda la ropa buscando algo cómodo pero no muy desastroso. Al final terminé colocándome unos leggins negros y una camiseta de tres cuetos blanca con mis converse bajas negras. Al salir me puse por encima un chaqueta de punto negra para evitar el frio de abril . Me miré en el espejo del tocador y decidí recoger mi cabello castaño ondulado en una coleta alta, despejando así mi cara, no soy muy fan del maquillaje pero mi cara estaba pálida y mis ojos tenían unas horribles ojeras. Después de dar un poco de color a mi cara y de borrar todas las imperfecciones de mis ojos bajé a la cocina.

En la pequeña isleta me encontré con Sarah y Ryan con un impecable traje cada uno y con un Brad que vestía unos tejanos y una camiseta de manga corta. El calor comenzaba a aparecer unto con los primero rayos de sol en el comienzo de abril, pero no hacia el suficiente como para ir en manga corta. Rodé los ojos al pensar que seguramente sería para lucir músculos. Cuando entré en la cocina Sarah me sonrió amigablemente y me hizo un gesto para que me sentase en frente suyo, al lado de Brad. Lo hice. En frente mío tenía un tazón de leche y había cereales encima de la mesa, al igual que un frutero, café y zumos. Sarah y Ryan bebían café con una tostada cada uno mientras Brad comía de una forma monótona sus cereales. Miré el tazón sin hambre, tampoco quería hacer el feo así que alargué la mano para coger una manzana y jugueteé con ella entre mis manos.

-Nosotros nos iremos a trabajar-habló Ryan tranquilamente- y Brad irá al instituto, tu puedes quedarte aquí o dar un vuelta, pero regresa pronto y ten a mano el teléfono por si acaso si vas a salir. Toma-me tendió una llave- es la llave de la casa, por si sales.

La cogí tímidamente y le agradecí con un apenas audible gracias. Me puse a pensar que podría hacer durante el día, que haría para despejar mi mente de todo este torbellino de sensaciones que tenía en mi interior. Miré la manzana una vez más, acariciando la suave piel y admirando su color rojizo entre mis manos. Hiciese lo que hiciese estaría pensando siempre en lo mismo, no tenía a nadie que me sacase de mis pensamientos y no podía pasarme toda la mañana leyendo, bueno tal vez sí pero quería hacer otras cosas.

-Iré al instituto-dije bajito sin levantar la vista de la manzana.

-¿Estás segura?-preguntó Sarah cautelosa, asentí- Aún te quedan varios días libres para no ir.

-Lo sé, pero quiero distraerme de todo esto.

-Cariño, no sé si es buena idea.

-Es lo mejor que puedo hacer, tengo que seguir adelante-dije mirándolos a los ojos por primera vez desde que entre en la cocina.

En sus ojos podía leer la tristeza y el miedo, pero ellos no tenían por qué sentir eso por mí, al fin y al cabo era mi problema y era yo quién tenía que solucionarlo.

Adoptada por el popularDonde viven las historias. Descúbrelo ahora