20. Entre pesadillas y besos

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Brad's POV

No me podía creer las palabras que salían de los labios de James, simplemente no era capaz de asimilar que a Kayla le estuviese pasando algo así, y además que lo soportase en silencio.

-¿Qué vamos a hacer?-preguntó suavemente James después de unos instantes de silencio

-Vete a casa, yo cuidaré de ella-dije serio sin atreverme a levantar la mirada

-¿Pero y si pasa algo?-su tono de voz delataba preocupación, pero no podía culparlo, yo estaba igual

-Si pasa cualquier cosa te avisaré enseguida

Después de echarle una última mirada a Kayla salió de allí. Escuché la puerta principal abrirse y ser cerrada y acto seguido las ruedas del coche en contacto con la grava de la entrada. Me acerqué a la cama y me senté en el filo. Me entretuve en observar a Kayla, como siempre hacia cuando se quedaba dormida, su cuerpo estaba bien formado, su pecho subía y bajaba acorde con su acompasada respiración y en su rostro se podía ver la paz que experimentaba en aquellos momentos. Enseguida me abordaron las imágenes de lo pasado hace apenas una hora, como su cara se desfiguraba por el dolor, y sus preciosos ojos chocolate nublados por una capa de lágrimas y temor. Respiré profundamente intentando calmarme, alargué la mano para apartar un par de mechones que le cubrían el rostro, entonces pude ver algunas marcas que empezaban a adoptar un color violáceo y que no tardarían en transformase en grandes hematomas. Cuidaría de Kayla, es lo mínimo que podía hacer después de cómo me he comportado con ella y cómo lo hacia ella conmigo.


Kayla's POV

Todo mi cuerpo dolía, sentía mis músculos agarrotados i encogidos causándome un gran dolor. Abrí mis ojos lentamente, sintiéndolos pesados como pierdas, recordaba cada instante de lo sucedido y eso solo provocaba que mis ganas de desaparecer aumentasen. Mi habitación estaba iluminada por la gran lámpara de araña, pues en el exterior ya había anochecido. Intenté incorporarme pero el dolor me impedía hacer cualquier movimiento por lo que mis piernas a duras penas aguantaban el peso de mi cuerpo.

-¡¿Kayla que haces de pie?!-dijo una voz desde la puerta

Brad se encontraba allí con una bandeja en sus manos que contenia lo que parecía ser un bol de algo humeante, un vaso y pastillas. Se acercó y dejó la bandeja en mi mesita e noche para luego acercarse a mí y ayudarme a volver a tumbarme en la cama.

-No deberías moverte-dijo reprendiéndome

Aparté la mirada avergonzada de que me viese en ese momento. Él tomó mi barbilla haciendo girar mi cabeza, sus ojos buscaban los míos pero yo solo me limitaba a apartar la mirada. Mi vista fue a parar a la bandeja que descansaba en mi mesita de noche.

-No quiero que sientas pena por mí-dije con voz firme

-Mentiría si te dijese que en cierto modo no lo hago, pero siento más rabia hacia mí mismo que otra cosa.

Lo miré sin entender.

-Me prometí a mí mismo no dejar que nadie nunca más te hiriese, no después de cómo lo hice yo-su voz se apagó al llegar al final de la frase.

-Estoy acostumbrada, a nadie nunca le he importado lo suficiente como para que me defienda, no tienes por qué culparte.

-Kayla no te infravalores, eres una persona maravillosa, no te dejes influenciar por opiniones ajenas.

-¿Por qué crees tal cosa?-pregunté curiosa

-Todo este tiempo te he estado observando, tus decisiones, tus palabras tus gestos, todo me cautiva, eres única, y no permitas que nadie opine lo contrario

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