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Seungmin.

Desperté exaltado, rápidamente me senté en la cama y traté de pararme, pero un fuerte dolor se extendió por todo mi cuerpo. Me sentía cansado y sin muchas ganas de levantarme. Pero de seguro se me hacía tarde para tomar el bus, de nuevo.
Quité mis sabanas de mi cuerpo y con mucha pereza me levanté. Me observé frente al espejo, y me encontré con la desdicha de que estaba completamente desnudo, lo cual me extraño, pues jamás me iba a la cama sin mi pijama.

—¡Hora de levantarse...! ¡Ay, Dios! —mi madre entró a la habitación con una cesta de ropa.— Pero ¿qué estás haciendo?...Bueno, acá están tus calzones limpios. Por favor, pontelos, y deja de estarte encuerando.

Aún seguía atónito.
Mi madre me lanzó los calzones sin mirarme y rápidamente salió de la habitación.

Fui al baño para arreglarme, volví a mirarme al espejo. Me sentía extraño; Fije mi mirada en mi rostro, en mi cuerpo...Nada raro ocurría. Entré a la ducha y abrí el agua fría, automáticamente mi cuerpo se estremeció cuando el líquido chocó con mi pálida piel.

Un click mental se activó, creando así una serie de preguntas, las cuales necesitaba urgentemente las respuestas, como: ¿Qué había pasado anoche después del parque? ¿Cómo fue que llegué a casa? ¿Por qué no recuerdo nada?

Esas preguntas me atormentaban.

Salí de la ducha y me dediqué a alistarme, cuando estuve listo fui a desayunar.

El comedor estaba en completo silencio, mi padre no se encontraba en la mesa como todas las mañanas, ni mi madre servía el desayuno tan habladora y cariñosa como siempre, a cambio solo estaba en la mesa un sándwich y un pedazo de papel que decía: «Volveré por la noche. Te ama, mamá». Algo extraño ocurría, sentí como algo en mi estómago se revolvía...¿Un pedo, tal vez? Pero fuera de broma, estaba ocurriendo algo, yo lo sabía.

Le di un mordisco al sándwich y por casualidad miré el reloj en la pared, casi me ahogo con el pan.

¡Mierdaaas, iba más que tarde!

Tomé mis cosas y salí de volada del apartamento. Escuché a la Señora Min gritar mi nombre un par de veces, pero no tenía ni tiempo para dar un simple saludo. Odié que el ascensor estuviera dañado, cuando finalmente estuve en la calle, me fije que por la hora, ya no iba a poder tomar el bus. Giré mi rostro en busca de algún taxi, pero para mi suerte, no había ninguno.

Corrí como nunca, era todo un camino. Cuando llegué al instituto llegue todo sudado y con el uniforme echo un desastre. Agradecí al cielo porque me dejaron entrar. Al llegar al salón de clases, el profesor me miró de mala manera.

—Kim Seungmin, espero que su tardanza haya sido porque se quedo hasta tarde haciendo la tarea.

—¿La tarea? —inquirí confundido, observando a Lee Félix y Han Jisung. Uno me miraba sorprendido y el otro me miraba asustado.

—Pues, me imagino que no la trajo... Tiene un negativo —concluyó el profesor, para mandarme a sentar.

Me senté entre Félix y Jisung, los dos no dejaban de mirarme.

—¿Cómo llegué a casa anoche? —le solté la pregunta a ambos.

—Estás de broma, ¿verdad? —Jisung cerró su cuaderno de manera dramática— Acaban de rasparte y tú solo dices eso...

—Vaya...Kim Seungmin —suspiró Felix—, estás en serios problemas con tus padres.

—¡Basta! —exclamé con obstinación, para luego insistir de nuevo con la misma pregunta —¿Cómo llegué a casa anoche?

Al Otro Lado © [Kim Seungmin] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora