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Seungmin.

Al entrar a mi apartamento, una olorosa mezcla de especias y condimentos invadieron mis fosas nasales. Entré a la cocina y una cantidad de vapor salía de distintas ollas. Mi madre picaba unas zanahorias.

—¡Por todos los cielos, al fin llegas! —exclamó mi madre cuando me vio entrar. Dejó lo que hacía para acercarse a mí— ¿Por qué no me dijiste que vas participar en el musical del instituto?

La miré sorprendido.

—Yo-o... —mi madre me interrumpió.

—No me vayas a mentir —suspiró—. Llamé a Han Jisung para preguntarle acerca tu paradero y el porqué aún no habías llegado a casa, después de un rato, me dijo la verdad.

—¿No te molesta? —le pregunté.

Ella se alejó para apagar la estufa.

—¿Molestarme? —rió— Para nada. Estoy orgullosa de que vuelvas a cantar.

—Pero tú... —mi madre me volvió a interrumpir.

—Ve a sentarte que vamos a cenar.

Cuando ambos nos sentamos. Mi mamá me sirvió la comida, mientras ella preparaba todo, la oía suspirar de vez en cuando.

—Tu abuela está hospitalizada —soltó en un tono melancólico.

Una punzada en el pecho me hizo soltar un suspiro.

—¡Entonces debemos volver! —exclamé, levantándome rápidamente.

—No. Ya está estabilizada —dijo, mi madre en un susurro—. Además tu padre no quiere que vayamos.

—¡Pero qué mierdas importa! —grité. Mi madre me miró estupefacta. Le había gritado. Era la primera vez.

Corrí a mi habitación, para encerrarme y analizar la situación. De nuevo el miedo me había invadido. Me deslice sobre la puerta hasta caer al piso; me decía a mi mismo que todo saldría bien y que mi abuela iba a mejorar, pero tenía un mal presentimiento como si todo de lo que trataba de convencerme fuera imposible.

Me quedé horas en la misma posición. Pensativo. Sin más que mi mirada puesta en el afiche de Day6 que estaba pegado a la pared. Debía hablar con alguien, soltarlo todo. Estaba llevando muy mal la situación. Finalmente me levanté y me acerqué hasta mi cama, me miré en el espejo que se encontraba cerca. Aún tenía el uniforme puesto y mi cabello se encontraba desordenado. Me quité todo y me acosté, miraba al techo como si fuera lo más interesante del mundo. Esperaba quedarme dormido y cuando despertara todo hubiese sido un mal sueño. Deseaba que mis problemas desaparecieran.

Necesitaba llorar, soltarlo todo. Pero no podía, ni una sola lágrima salía de mis ojos. Tomé mi celular y le marqué a la última persona que hubiese deseado que me escuchara en ese estado.

¿Hola? —escuché la voz de Anna.

Su voz me dio ganas de llorar. No sabía la razón, pero enseguida comencé a sollozar  de manera desenfrenada.

¿Seungmin, estás bien? —después de que ella dijo eso, le colgué.

Siempre me hacía el fuerte, el inquebrantable. Pero a la final, a puertas cerradas, me derrumbaba.
Así pasé toda la noche hasta que me dormí.

A la mañana siguiente, me desperté por culpa de una llamada. Ni siquiera quise ver  quién era. Solo contesté.

No vayas al instituto. No podemos ir.

Al Otro Lado © [Kim Seungmin] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora