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Seungmin.

Limpiaba mi habitación, ya que se encontraba hecha un desastre ¿En que momento me había convertido en un desordenado? Tiraba la ropa sucia en una cesta cuando levanté unos calzones y me cayó algo pesado en el pie.

Era un libro.

El libro de poemas que me había dado Park Joshua. Hice una mueca al recordar al personaje. Algo sobresalía dentro del libro, me senté en la cama y lo abrí; dentro se encontraban como marca páginas dos flores marchitas, ambas con una cinta blanca amarrada a su tallo. Al sacarlas, noté que habían dejado unas grandes y oscuras manchas en las páginas.

«Eso iba a salir caro».

Le había fallado a mi abuela, había olvidado por completo la existencia de tales flores. Quité la cinta de los tallos y la guardé en la mesita de noche.

La puerta principal sonó. Salí corriendo para abrirla, seguro era la pizza que había ordenado. Al abrir me conseguí a una chica muy hermosa.

—Te pareces a mi novia —musite—, ella es preciosa.

Anna se cubrió el rostro con las manos.

—Basta, me haces sonrojar.

Ella venía vestida con un suéter azul marino, falda negra, medias de red y unas botas militares. Su cabello estaba liso y sus ojitos eran resaltados por un pequeño delineado.

—Tu también te ves bien... Flaco —Anna subió sus cejas de arriba a abajo.

Levanté una ceja e iba a preguntarle a que se refería. Pero luego me acordé que andaba sin camisa.

—¡Pervertida! —exclamé, para salir corriendo en busca de alguna camiseta.

—Aún no estás listo, ¿verdad? —preguntó desde la sala.

Abrí mis ojos de par en par.

—¿Listo...? ¡Para qué!

Anna bufo.

—¡Minnie! —volví a la sala— Vamos a visitar a Jisung te acuerdas.

—Oh, sí es cierto —rasqué mi cabeza—. Lo había olvidado... Pero usted señorita está demasiado hermosa para ir solo a un hospital.

Me acerqué a ella y acomodé su flequillo.

—Sí es cierto, pero es porque te llevaré a un lugar luego —ella besó mi mejilla—. Así que ve a bañarte, ¡pues seguro tienes días que no lo haces!

Anna tapó su nariz. Abrí mi boca ofendido.

—Ni que llamara Anna —le saqué la lengua.

Luego de alistarme. Fui de vuelta a la sala, Anna hablaba con un chico.

—¡Espero duren! —solté, luego de que él se fuera.

—¡Tonto, es el repartidor! —ella extendió una bolsas con lo que había pedido.

Sonreí de manera inocente.

—¿Quieres? —ella negó— ¡Ya sé, te preparé el sándwich con mermelada que tanto te gusta!

—¡No!... Me da pena —murmuró. Haciéndome bufar.

Ignoré su comentario y comencé a prepararle lo dicho. Luego lo puse en un plato y se lo entregué.

—Vas despreciar el sándwich que te preparo tu novio, tu Seungminnie —hice puchero— ¡Animate bollitos!

Pinché su mejilla.

Al Otro Lado © [Kim Seungmin] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora