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Seungmin.

—¡No quiero ir! —grité, mientras me sostenía del árbol más cercano.

—¡Sí vas! —mi madre me jalaba, intentando aflojar mi agarré en aquel tronco. Me solté y salí corriendo hacia la casa.

Me encerré en la habitación de Jun. Tomé el teléfono y marqué el número de Jeongin.

—¿Qué información tienes, Innie? —le pregunté enseguida cuando respondió.

—¡Estoy bien! —soltó con sarcasmo— ¡Gracias por preguntar!

—¿Qué tal se porta Annita?

Jeongin chasqueo su lengua.

—Creí que sería fácil, pero cuidarla ha sido algo... complicado —suspiró—. Está bien pendeja ¡Has visto como cruza la calle! Casi muero de un susto... En fin, ¿cuándo regresas?

—Me alegro de que te estés divirtiendo —musite con sorna.

—Oye, aunque yo siendo tu regresaría rápido —comentó Innie—. Ese chico no deja de perseguirla y se ve que no tiene buenas intenciones. Jisung dijo que te caía mal...¿Cómo era que se llamaba Park Josefino?

—Park Joshua —lo corregí—. Además no me cae mal, solo me da malas vibras.

—Sísi, como sea —bufo.

Escuché a mi madre acercarse.

—Kim Seungmin, más te vale salir de ahí —ella se oía muy molesta.

—Ohoh. —susurré— Innie mi madre quiere obligarme a ir a pescar ¡Sacame de aquí!

En un dos por tres, lograron abrir la puerta y así fue como Jun y mi madre lograron sacarme y subirme al auto.

—Esto se llama secuestro —murmure.

Jun se rió de mí, mientras conducía.

—No es tan malo —dijo, para luego girar el volante hacia la izquierda y entrar por un lugar lleno de grava.

—No sabía que había un lugar para pescar —comenté en un susurro.

El auto se detuvo y Jun se bajó, luego se acercó hasta mi puerta para abrirla y desatar el nudo que tenía en las muñecas, nudo que había hecho mi madre con los trapos de la cocina.

—Siempre ha estado aquí —Jun me ayudó a bajarme—. El lugar pertenece a todos los habitantes que viven cerca.

No perdemos el tiempo y comenzados a sacar las cosas del auto; Cañas, anzuelos, carnada y unas sillas plegables.

Jun no me indicó nada más. Solo tomó una caña, le puso un poco de carnada en el anzuelo y al agua.

—Esto bastará —dijo, luego de haber pescado dos peces enormes. Colgó uno de ellos en la caña que había traído para mí, y tomó varias fotos de ambos.—Tampoco quiero pescar.

—Pero... —Jun me interrumpió, mientras él subía todas las cosas de nuevo.

—No te preocupes, llevamos evidencia. Iremos a pasear y volveremos al atardecer.

Ambos nos fuimos a la ciudad, no era tan grande como en la que yo vivía, pero tampoco era aburrida del todo.  Entramos a un Arcade.  Mientras yo jugaba en esas máquinas de vídeojuegos, Jun compraba comida. Estaba perdiendo, además no dejaba de sentir un pinchazo en mi cuello. Volteé, esperando ver a la persona que me acosaba con la mirada. Me conseguí con un grupo de chicas que me miraban atentamente y que de vez en cuando me regalaban sonrisas coquetas.

Al Otro Lado © [Kim Seungmin] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora