14.

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Atsumu estaba celoso. Estaba sentado en su puesto habitual mientras la maestra explicaba una nueva fórmula para resolver unos ejercicios que al rubio no le importaban en lo más mínimo. Frente a él estaba Sakusa, pero esta vez no estaba sentado junto a Komori, estaba sentado junto a otro chico que se veía bastante serio, pero que de vez en cuando hacía que Sakusa curvara una que otra sonrisa desganada.

La clase finalmente terminó, pero, para la mala suerte de Atsumu, el chico sentado junto a Sakusa seguía hablándole. El rubio rodó los ojos molesto, cómo se supone que iba a acercarse al pelinegro si ese chico estaba encima de él todo el tiempo.

"¿Quedamos en mi casa?" dijo el chico mientras miraba a Sakusa.

"No lo sé, no soy de salir mucho" Atsumu intentaba acercarse un poco más para poder escuchar bien la conversación. El pelinegro lo notó y encarcó una ceja. "¿Se te perdió algo?" dijo mirando al rubio.

"Uh" Atsumu miró a todos lados dándose cuenta de que Sakusa hablaba con él. "No, no, ya me iba"

"De hecho" Sakusa tomó del brazo a Atsumu y lo acercó mucho a él. "Tengo planes con Miya"

"Entiendo. Bien, si quieres puedes pasar por la dirección que te envié, preguntas por Tobio y saldré de una vez" Sakusa asintió y vio cómo se marchaba el chico de cabello negro.

"¿Tenemos planes?" preguntó Atsumu sin entender la situación.

"No, solo no quería seguir hablando con ese chico que se sentó a mi lado" Sakusa comenzó a caminar dejando atrás a Atsumu.

"Oye, espera" el rubio comenzó a seguirlo. "Podemos hacer algo hoy, digo, si quieres"

"¿Por qué querría?" preguntó Sakusa mirándolo con el rabillo del ojo.

"¿Por qué no querrías?" Atsumu sonreía.

"No lo sé, siento que te estás clavando conmigo" Atsumu parpadeó un par de veces.

"¿Estaría mal?" Sakusa dejó de caminar haciendo que Atsumu se asustara un poco.

"¿Qué quieres de mí?" Atsumu desvió la mirada, pero Sakusa lo tomó de la barbilla obligandolo a mirar al frente.

"No sé qué responder cuando haces esa pregunta"

"Es fácil, di lo primero que pienses" La cara de Sakusa estaba muy cerca de la de Atsumu.

"Cita"

"¿Eh?"

"Quiero que tengamos una cita" susurró cerrando sus ojos.

"¿Como esas que tienen las parejas?"

"Como esas que tienen las parejas"

Sakusa soltó la barbilla de Atsumu y siguió caminando. El rubio suspiró pensando que lo había arruinado todo o que había asustado al más alto con la idea de tener una cita.

"Paso por ti a las 8" Atsumu abrió sus ojos exageradamente y corrió hacia Sakusa.

"¿De verdad?" preguntó emocionado cuando ya se encontraba frente a él.

"No estoy bromeando" dijo sin una pizca de emoción en su cara.

"Pero no te ves feliz" Atsumu hizo un puchero haciendo que el contrario enarcara una ceja.

"¿Estás esperando que demuestre emociones?"

"No, olvídalo, ¿qué usarás? ¿a dónde iremos?"

"No sé, salgamos a comer" dijo encogiéndose de hombros y la sonrisa de Atsumu fue desapareciendo lentamente.

"¿A comer? eso no es emocionante, Omi" Sakusa apartó la vista por un momento, no quería admitirlo, pero ser llamado Omi era bastante cómodo para él.

"¿Qué quieres hacer?"

"Vayamos a la playa"

"¿A las 8 de la noche?"

"Sí, es bonito de noche. Podemos hablar de nuestras vidas mientras miramos el mar, esa es una bonita cita" Sakusa miró a Atsumu y quería sonreír al ver la cara de emoción de Atsumu, pero prefirió encogerse de hombros.

"Está bien, te recogeré"

"Vale" Atsumu comenzó a dar pequeños saltitos emocionado. "Oye" dejó de brincar repentinamente llamando la atención del más alto.

"¿Qué?"

"¿Quien era..." Atsumu aclaró un poco su garganta "el chico ese?" Sakusa no pudo evitar sonreír.

"¿Estás celoso?" Atsumu se hizo el ofendido.

"¿Qué? por supuesto que no, ¿por qué? ¿yo? ¿tú crees?" Sakusa sonrió aún más.

"Lo estás" los hoyuelos del pelinegro hacían que Atsumu se sintiera cada vez más seguro de que este chico sería su perdición.

"No lo estoy, Omi" Atsumu se cruzó de brazos y comenzó a caminar dejando atrás al más alto.

"Lo estás" escuchó decir a Sakusa antes de sentir unos brazos rodeándolo. Atsumu se paralizó, no sabía si moverse o no hacerlo, pero su corazón iba a mil.

"¿Q-qué haces?" preguntó confundido. Sakusa estaba abrazándolo y su cabeza estaba apoyada en su hombro.

"Cállate si no quieres que me arrepienta de haber hecho esto"

Atsumu se calló de una vez y miró hacia el piso. Ser abrazado por Sakusa se sentía como si toda su vida hubiese recibido mil y un golpes y este era el día en el que llegaban a sanar todas sus heridas.

Serendipia [SakuAtsu] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora