34.

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No había nada en esa habitación que hiciera que Sakusa se sintiera bien. El ambiente desprendía tanta tristeza, la brisa que entraba por la ventana chocaba contra la cara del pelinegro haciendolo saber que la sequía había pasado y ahora lo único que podía ver era la inundación aproximándose. No había nada en esa habitación que hiciera que Sakusa se sintiera bien, pero... deseaba con todas sus fuerzas quedarse en esa habitación un tiempo más, solo un poco más. Al menos ahí, estaba un paso menos cerca del final.

Sakusa miró hacia la camilla del lugar, la camilla donde Atsumu había estado durante semanas. El pelinegro suspiró y dirigió su mirada hacia sus pies. Había visto venir esto una y otra vez todas las noches dentro de su cabeza, pero ahora que está a la vuelta de la esquina, ¿cómo debe afrontarlo?

"Sakusa" la voz de Osamu lo hizo salir de sus pensamientos. El mencionado volteó hacia la puerta y se encontró con el chico. "Vamos"

Ambos chicos comenzaron a caminar hacia el ascensor. No decían nada, no era necesario decir nada, solo se subieron esperando que al subir al siguiente piso, ninguno de los dos se derrumbe cuando choque con la realidad.

Llegaron al piso de arriba y comenzaron a caminar hacia una habitación que ninguno de los dos conocía.

"Mamá vendrá pronto, está terminando de recoger los papeles de Atsumu en la escuela" susurró Osamu. El más bajo estaba aguantando las ganas de llorar, Sakusa lo pudo notar.

Sakusa se acercó a la ventana que tenía aquella habitación a la que aún no había entrado y sonrió. Sonrió cuando los débiles ojos de Atsumu se toparon con los de él.

"Puedes entrar. Solo dejan entrar a familiares, pero mamá dijo que eras especial, así que te dejan pasar" dijo el más bajo llamando la atención del pelinegro.

Sakusa asintió mientras se encaminaba hacia donde estaba la puerta de la habitación. Frente a esta, suspiró levemente y entró.

Atsumu lo miraba con una pequeña sonrisa en su cara.

"Hola, bonito" susurró lo suficientemente alto para que Atsumu lo escuchara.

Sakusa había descubierto que cada vez que le decía algo lindo a Atsumu, este se sonrojaba. Y sí, Atsumu estaba sonrojado.

"Hola, Omi" su voz estaba ronca.

"No hables, Tsumu, tranquilo" dijo el más alto cuando estaba mucho más cerca del rubio.

Atsumu miró hacia al frente y ladeó un poco su cabeza.

Atsumu estaba en los huesos, habían pasado solo 4 días desde que lo cambiaron de habitación. Ya no estaba en la zona de internos normales, ahora estaba en la zona de gravedad y, en el fondo del corazón de Sakusa, había un granito de esperanza. Había esperanza de que Atsumu volviera a estar más estable, era Atsumu, él podía con cualquier cosa, ¿no?

Sakusa miró hacia un montón de cosas que tenía pegado Atsumu en sus brazos las cuales desprendían una especie de conductos que terminaban en un par de bolsas con liquidos que colgaban junto a él. Supuso que era algo para alimentarlo, Atsumu ya no comía, Atsumu ya no podía tragar ningún tipo de comida.

El pelinegro miró hacia los ojos de Atsumu los cuales no lo estaban mirando, tenía una lágrima asomada en uno de ellos, pero su cara no tenía ningún tipo de expresión. Sakusa lo supo, a Atsumu le dolía estar vivo, le dolía cada parte de él, pero se había acostumbrado al dolor o, quizás, el dolor era mejor que irse del lado de Sakusa.

"Ayer en la escuela estaban entregando un tipo de folleto para que conociéramos más acerca de las universidades a las que podíamos asistir" empezó a hablar el pelinegro llamando la atención del rubio. "eran como unas 4, pero en ninguna pude ver el programa de lingüística y literatura. ¿Quieres que busque en internet dónde podrías estudiarla?" Atsumu apartó la vista nuevamente. "De hecho, busqué ya y hay un par de universidades fuera de la ciudad que tienen un campus increíble y no tendrías que estar viajando tanto porque puedes instalarte en la propia universidad" Sakusa sacó su teléfono de su bolsillo. "Descargué el plan de estudio de dos de ellas porque me pareció bastante cómodo para tí, pero si no te..."

"Omi" interrumpió Atsumu forzandose para hablar. El pelinegro lo miró y sintió como si su corazón estuviese siendo apretado por una mano sin compasión alguna. La cara de Atsumu estaba llena de lágrimas. "Omi, tengo mucha hambre" Sakusa miró hacia otro lado. La fría y débil mano de Atsumu se colocó sobre la de Sakusa. "Omi, quiero comer de nuevo esas galletas que hiciste aquella vez"

"Tsumu"

"Quiero comer cosas deliciosas otra vez" entre más hablaba, más ronca de hacía su voz.

"Vas... vas a volver a comer" Sakusa sabía que estaba diciendo puras estupideces, pero algo dentro de él se aferraba a la idea de tener a Atsumu vivo durante muchos años más.

Sakusa quería llorar, quería sacar la frustración que estaba sintiendo en ese momento, pero no podía, sus lágrimas no salían.

"No sigas..." Atsumu aclaró su garganta "No sigas con esas cosas, por favor, deja de pensar en que seguiré con vida después de uno o dos meses" Sakusa bajó la mirada. "No te engañes mas, Omi"

"Yo solo..."

"Solo prométeme una cosa" Sakusa lo miró. "Prométeme que me recordarás durante toda tu vida" la mano de Atsumu comenzó a apretar un poco la del contrario. "Y no te preocupes por más nada, yo te recordaré hasta después de la muerte, Kiyoomi"










perdonen por no actualizar muy seguido. Estoy muy mal emocionalmente y no había tenido tiempo porque también estoy en parciales de la universidad:(

Serendipia [SakuAtsu] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora