36.

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Las manos de Sakusa reposaban en el borde de la ventana del tercer piso en el que les habían dado la habitación del hotel. No podía ver bien hacia afuera porque la imparable lluvia no dejaba de chocar contra el cristal frente al que estaba. Él realmente no quería ver algo fuera de ahí, solo quería que dejara de llover.

"¿Qué tal te pareció la nueva psiquiatra?" preguntó Kiyona saliendo del baño que se encontraba en la habitación.

"Supongo que pudo ser peor" susurró el pelinegro lo bastante alto para que su hermana la escuchara. Quería salir de ahí, no le gustaba la idea de estar tan lejos de Atsumu en estos momentos.

"¿Qué opinas sobre el incremento de medicamentos?" Sakusa la miró de reojo y devolvió su vista hacia lo que sea que estuviese fuera de esa ventana.

"Supongo que pudo ser peor" repite sin ninguna expresión en su rostro.

"Lamento mucho que ahora estemos fuera de la ciudad, pero esta psiquiatra es muy buena, Kiyo" Kiyona se acercó a su hermano y lo abrazó por la espalda. "Lamento que esté lloviendo tanto y que no podamos volver pronto a la ciudad" Sakusa soltó todo el aire que estaba reteniendo.

"Solo quiero verlo por última vez antes de que se vaya" habló como si las fuerzas que había tenido minutos atrás hubiesen desaparecido de la nada. Kiyona tragó saliva y se alejó un poco de su hermano.

"Los celulares están en el auto, olvidé bajarlos"

"Lo sé" dice encogiendose de hombros. Ni siquiera podía comunicarse con Astumu. Pensó que podría salir del lugar y buscar los celulares, pero probablemente ni siquiera habría señal con la tormenta que estaban presenciando en ese momento.

"Volveremos apenas podamos y podrán hablar"

Sakusa se sentó en el borde de la cama deseando que la tormenta terminara rápido. Sabía que Astumu ya no tenía fuerzas, sabía que ya no había nada que pudiera hacer para que se quedara junto a él.

Entrecerró un poco los ojos y comenzó a pensar en algunas cosas que siempre rondaban por su mente. No podía decir que se arrepentía de conocer a Atsumu, pero, a veces, solo a veces, deseaba desde el fondo de su corazón que Atsumu solo fuera producto de su imaginación. Si las cosas fueran así, podría tenerlo para siempre con él y no tendrían que separarse. Significaría que la vida de un ser tan hermoso no se estuviese agotando y que él no iba a quedarse solo... otra vez.

Levantó la mirada y suspiró. Lo único que hizo fue esperar y esperara y esperar. En algún momento la lluvia iba a parar.

Sakusa llegaría un día después de lo previsto, pero Atsumu estaba dispuesto a aguantar un poco más para verlo por última vez.

Cuando por fin regresaron a la ciudad, era 30 de noviembre. Sakusa corrió por los pasillos del hospital como si su vida dependiera de ello y sonrió cuando por fin estuvo frente a Atsumu.

Atsumu llegaría a diciembre con vida, Atsumu lo había estado esperando.

Sakusa se acercó al rubio y suspiró aliviado. El rubio dormía cómodamente, su boca estaba entre abierta y su pecho subía y bajaba con normalidad.

Se sentía feliz, no era como si hubiese encontrado a Atsumu en las mejores condiciones, pero estaba ahí, con vida y esperándolo.

Pasó una de sus manos por la mejilla de Atsumu con cuidado para no despertarlo. Tenía más de dos días sin besar los delicados. labios de Atsumu y se estaba muriendo por hacerlo. Se acercó un poco al rostro del contrario y dejó un pequeño beso en sus labios. Debía admitir que a veces quería que fuesen más que besos cortos, pero no quería decirle nada a Atsumu, no quería que él se forzara a moverse más de lo que debería.

Tomó la silla que estaba junto a la camilla y se sentó ahí simplemente a mirar al rubio.

Sakusa sonrió una vez más. Se veía tan pacífico durmiendo, tan indefenso. Sonrió aún más cuando recordó la primera vez que se topó con Atsumu. El rubio desprendía tanta energía que jamás se le hubiese ocurrido que en menos de un año estaría de esta manera.

Tomó la mano de Atsumu y recostó un poco su cuerpo en la espalda de la silla dispuesto a pensar en cómo iba a decirle todo lo que sentía. Seguro no era difícil, Atsumu ya sabía que era correspondido, no era tonto, pero Sakusa nunca había hablado de sus sentimientos, no sabía qué cosas se deberían decir y qué no. Lo único que sabía era que quería decirle todo a Atsumu y esperar que sus ojitos cansados se iluminaran un poco después de la "confesión".

Sakusa abrió los ojos lentamente, se había quedado dormido en la silla. Miró hacia Atsumu y seguía dormido.

Miró hacia su reloj y habían pasado unas 2 horas desde que había llegado al lugar, dentro de poco se cerraría el horario de visitas, pero no quería irse sin hablar con Atsumu.

"Mhm" escuchó a alguien aclarandose la garganta en la entrada de la puerta y volteó de golpe. Era Osamu.

"Ah, hola" saludó Sakusa mientras veía cómo el gemelo menor se acercaba a la camilla.

"¿Llevas mucho tiempo aquí?" preguntó sin apartar la mirada de su hermano.

"Un poco más de dos horas" dijo sin importancia.

Osamu relamió sus labios asintiendo lentamente.

"Saku..." antes de que pudiera terminar, el más alto comenzó a hablar.

"Estoy feliz" Osamu lo miró. "Quiero decir, él sigue aquí y sé que es un poco egoísta querer que permanezca aún cuando no puede más, pero al menos sabrá todo lo que pienso" Osamu mordió su labio inferior ansioso.

"Sakusa" el mencionado lo volteó a ver. "No estoy seguro de que eso vaya a pasar" Sakusa frunció el ceño.

"¿A qué te refieres?" Osamu tragó saliva.

"No está vivo, Sakusa, solo está conectado a esta máquina" dijo casi susurrando.

"P-pero, ha estado así desde que entró. Estoy consciente de que no es vida, sé que necesita de todos estos aparatos para poder comer, para poder respirar y..."

"No me entiendes" interrumpió Osamu. "Atsumu no está vivo, Astumu está en coma" el ceño fruncido desapareció de la cara de Sakusa, sus hombros dejaron de tensarse y toda posición de defensa se esfumó. "Lleva en coma desde el día después de que te fuiste" Osamu sintió sus ojos llenos de lágrimas. "Y no creo que quiera despertar por ahora" las manos del gemelo menor comenzaron a temblar. "¿Por qué no despiertas, Atsumu?" ahora su mirada no se despegaba de la cara del rubio.

"Osamu" susurró Sakusa viendo que el menor se estaba acercando mucho a su gemelo.

"¿Por qué no despiertas, Atsumu?" gritó. "Dijiste que no me harías esto, dijiste que eras Atsumu y que podías con todo" los gritos eran cada vez más fuertes. "No puedo hacer esto sin ti, naciste conmigo y vas a morir conmigo" un par de enfermeras ya estaban dentro de la habitación. "Soy tu hermano menor, tienes que estar aquí y cuidarme, tienes que seguir con vida, Atsumu" El lugar era un caos en este momento y más cuando algunos guardias tuvieron que entrar a calmar a Osamu.

Sakusa no había entendido nada, no estaba realmente aferrado a la tierra. Sentía como si nada estuviese pasando, sentía que en cualquier momento Atsumu iba a despertar y a sonreír cuando lo viera como siempre lo hacía, sentía que todavía quedaba un poco de esperanza mientras él estuviese respirando.

Entonces se dió cuenta de que en su mente nada tenía sentido, estaba seguro de que no había perdido la esperanza de que todo volvería a estar bien, hasta que pasó una de sus manos por sus mejillas y sintió humedad. Se dió cuenta de que su cuerpo y su cerebro no estaban conectados en ese momento porque él estaba pensando en que todo era mentira, pero sus ojos lo estaban delatando. Estaba llorando, Sakusa estaba llorando.








Ya casi es el final. Quizás uno o dos capítulos más y oficialmente termina esta historia<3

Serendipia [SakuAtsu] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora