17.

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"Llegamos" Sakusa se estacionó frente a la casa de Atsumu y, sin despegar la vista del volante, suspiró. "Fue agradable pasar el rato contigo, Miya"

"Sí, opino lo mismo" Atsumu desabrochó el cinturón. "Nos vemos mañana" Sakusa lo miró de reojo y asintió. El rubio asintió lentamente y comenzó a salir del auto.

"Si quieres..." Sakusa comenzó a hablar llamando la atención de Atsumu antes de que cerrará la puerta del auto. "Olvídalo" dijo negando con su cabeza mientras miraba al frente.

"¿Si quiero qué?" preguntó curioso.

"Nada, entra a la casa" respondió sin mirarlo.

"Dime"

"No es nada, vete" Atsumu lo miró confundido y volvió a subirse al auto.

"Entraré a la casa cuando me digas" cerró la puerta del auto y se cruzó de brazos mirando al pelinegro.

"¿Siempre eres así de infantil?"

"¿Te molesta, Omi?"

"No"

Atsumu sonrió y llevó su mirada a una de las manos de Sakusa que estaba sobre el volante.

"Tus dedos son lindos" susurró Atsumu haciendo que Sakusa levantara la mano para mirar sus dedos.

"¿Eso crees?" preguntó mientras dejaba caer su cabeza contra el asiento.

"Sí" tímidamente levantó su mano y la acercó a la del más alto. Sakusa sabía qué intentaba hacer, así que abrió más su mano dejando que el contrario pudiese hacer lo que quería con más comodidad.

"Mi mano es más grande" dijo el pelinegro mientras miraba la unión de su mano con la del contrario.

"Mentira, mi mano es más grande" decía Atsumu intentando estirar más los dedos para hacerle ver a Sakusa que estaba equivocado.

El pelinegro miró a Atsumu y curvó una sonrisa, no lo pensó, solo lo hizo. Entrelazó su mano con la del rubio y la sostuvo con firmeza.

"Claro, tus manos son más grandes, Tsumu"

Atsumu se iba a orinar encima.

"Vete a tu casa" habló nuevamente el pelinegro soltando la mano de Atsumu y volviendola a colocar en el volante.

"Va-vale" fue lo único que pudo decir el rubio antes de salir casi volando de aquel auto.

Sakusa notó que el más bajo había salido así de rápido por lo nervioso que estaba, pero no quiso molestarlo, solo decidió regresar a su casa sin decir más nada.

Cuando llegó, las preguntas de sus hermanos sobre su cita con Atsumu no faltaron, pero, realmente, estaba cansado y solo ignoró todo tipo de interrogatorio que se le estaba haciendo.

Decidió tomar una ducha antes de irse a acostar para poder sacar los restos de tierra que estaban sobre su piel. Lo único extraño de esa ducha fue la imagen de Atsumu sonriendo que se le cruzaba por la mente una y otra vez.

"¿Estaré tomando las medicinas a destiempo?" susurró un poco confundido intentando buscar una respuesta a tales pensamientos que estaba teniendo, pero nada acertaba.

Después de cambiarse, decidió hablar un momento con su hermana, sentía que los medicamentos estaban dándole efectos que nunca había sentido antes.

"Kiyona" la mencionada se sobresaltó al escuchar la voz de su hermano en la prueba y cerró su computadora haciéndola sonar por toda la habitación.

"Kiyoomiiiii" gritó riendo nerviosa.

"¿Qué te sucede?" preguntó el más alto entrando a la habitación mirándola con una ceja levantada.

"Nada, nada, es solo que..." la chica lo miró confundida. "¿Qué haces aquí? nunca vienes a mi habitación"

"Sí, es que tengo un problema con los medicamentos" dijo sin importancia acercándose a una fotografía que tenía su hermana colgada. "¿Por qué tienes fotos con tu mejor amiga Saeko en toda la habitación y no tienes ni una con tu novio?"

"Los varones no merecen tanto" Sakusa rodó los ojos.

"¿Y por qué sales con un varón?"

"Porque me gusta y ya deja de preguntarme sobre mi vida, ¿qué pasa con tus medicamentos?"

"Están malos" habló despreocupado haciendo que Kiyona lo mirara asustada.

"¿Cómo? ¿no funcionan? ¿sigues alucinando o...?" Sakusa la interrumpió.

"Hacen que piense mucho en cosas que no debería" su hermana intentó entender a qué se refería, pero no pudo.

"Kiyo, explícame"

"He pensado mucho en Atsumu y me siento ansioso cuando él sonríe" dijo mientras metía sus manos en los bolsillos de su pijama.

"No puede ser" su hermana lo miraba sonriendo de oreja a oreja.

"¿Qué?"

"¿Ansioso cómo?"

"Ya sabes, esas cosas que uno siente en el pecho cuando le da ansiedad"

"No puede ser, ¿es real lo que me estás diciendo?" preguntó emocionada y Sakusa asintió sin entender porqué tanto alboroto. "Dios, iré por Kihyung" dijo saliendo de la habitación dando brinquitos.

"Qué estupidez" susurró Sakusa seguido de un suspiro.

Miró hacia el escritorio de su hermana y de repente recordó lo nerviosa que estaba cuando él había llegado a la habitación.

"¿Qué escondes, Kiyona?" pensó mientras se acercó a la computadora y la abrió. Una sonrisa no pudo evitar aparecer cuando vio lo que había en la pantalla de la computadora de su hermana.

"Kihyung está dor..." la chica dejó de hablar cuando vio a su hermano curvando una sonrisa y con su computadora prendida. "NO" gritó corriendo hacia Sakusa empujandolo y cerrando la computadora.

"¿Qué haces?"

"No le digas a nadie" la chica estaba apunto de llorar.

"Tranquila, no lo haré" Kiyona lo miró intentando ocultar lo roja que estaba de la vergüenza, pero era en vano.

"Pero está mal lo que haces" Sakusa se encogió de hombros mientras caminaba hacia la salida.

"Cállate"

"No está bien que estés saliendo con ese chico cuando la que realmente te gusta es tu mejor amiga" salió de la habitación sin decir más nada haciendo que el sentimiento de culpa invadiera todo el cuerpo de la chica. "Así que eres lesbiana" pensó el chico mientras intentaba reprimir una risa. Lo sospechaba, pero nunca pensó que era real.

Serendipia [SakuAtsu] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora