35.

1.6K 314 186
                                    

Afuera del hospital estaba Kiyona esperando a su hermano dentro del auto.

Los últimos días de noviembre eran bastante aburridos, lo único que el mes traía consigo era nostalgia y tristeza. Cualquier persona deseaba que el mes terminara rápido, venía diciembre, uno de los meses en donde la alegría abunda. Pero para Sakusa no era buena idea que el mes terminara, la vida de Atsumu parecía estarse marchando junto con el mes.

"Volveré el lunes a primera hora" Atsumu lo miraba. "Traeré un libro nuevo y te lo leeré" Sakusa acomodó su tapabocas. "¿Estarás bien hasta entonces?"

Atsumu intentó sonreír, pero las pocas fuerzas que le quedaban solo hicieron que la sonrisa se convirtiera en una mueca de dolor. Su cuerpo tenía moretones por todos lados, al principio eso asustó al pelinegro, pero luego supo que era normal que el cuerpo de una persona se pusiera así luego de perder tanto peso y no alimentarse bien.

"No te esfuerces mucho, cielo" Sakusa pasó su mano por la mejilla fría de Atsumu. "Regresaré pronto, espérame para que podamos hablar de cómo me fue con mi nueva psiquiatra" se acercó a la cara de Atsumu. "Le hablaré de ti y de lo mucho que quiero que vivas" susurró el más alto para finalmente llevar su mirada a los labios de Atsumu. Estaban rotos y sin un poco de color, pero, para el pelinegro, no había nada en el mundo mejor que imaginar los labios de Atsumu sobre los suyos.

Atsumu asintió lentamente mirando también los labios del contrario. Sakusa curvó una sonrisa y dió un pequeño beso sobre los labios del contrario. Los besos que se daban nunca eran largos, nunca eran con doble intención, siempre eran pequeños y con total inocencia.

Cuando Sakusa salió de esa habitación, algo golpeó su mente. "Sentimientos", el pelinegro quería hablar de sus sentimientos. Él suponía que Atsumu ya debía saber que estaba enamorado de él, pero nunca se lo dijo directamente.

Se subió al auto donde su hermana estaba y suspiró.

"¿Cómo está tu novio?" preguntó Kiyona lista para encender el auto.

"No es mi novio" dijo entrando al auto.

"¿Crees que Osamu no me ha dicho que los ha pillado dándose besitos y diciéndose apodos bonitos?" Sakusa rodó los ojos.

"Supongo que estamos saliendo" dijo ladeando la cabeza.

"Es lo mismo, ¿cómo está?"

"Cada día peor" fue sincero. Bajó su tapabocas y volvió a suspirar mientras acomodaba su espalda en la parte de atrás del asiento.

"Ponte el cinturón" recordó su hermana haciendo que el pelinegro lo hiciera al instante. "Estás muy entretenido, a ti nunca se te olvida ponerte el cinturón"

"Kiyona" habló de repente haciendo que su hermana lo mirara desde el retrovisor.

"¿Qué pasa?" comenzó a conducir.

"¿Cómo hablas de tus sentimientos con alguien?" su hermana tragó saliva, pero no despegaba la vista de la carretera.

"Realmente no lo sé" Sakusa encarcó una ceja.

"Tienes novio" ella volvió a darle una mirada rápida desde el retrovisor.

"Tenía" su hermano la miró confundido. Su hermana curvó una sonrisa sin apartar la vista del camino. "Realmente no me gustan los hombres" su hermano ya lo sabía y ella sabía que él lo sabía. "Supongo que me cansé de esa estupidez de tener un novio"

"¿Por qué lo tuviste en primer lugar?" Kiyona se encogió de hombros.

"Me sentía sola" ella tragó saliva "Sé que no es una excusa, no puedes usar a la gente de esa forma, pero supuse que con el tiempo iba a enamorarme de él" Sakusa miró hacia la ventana. "Pero no fue así"

"¿Cuándo le dirás a tu mejor amiga lo que sientes por ella?" Kiyona soltó una pequeña risa.

"Nunca" Sakusa encarcó una ceja. "Ella no es lesbiana" parpadeó un par de veces. "Bueno, nunca ha tenido un novio o algo así, pero tampoco una novia. Siento que es algo así como antiromantica" Sakusa rodó los ojos.

"Solo tienes miedo de decirle" su hermana mordió su labio inferior para no sonreír. El pelinegro tenía razón.

"¿Y tú cuando le dirás a Atsumu lo que sientes?" Sakusa se encogió de hombros.

"Ya él lo sabe" Kiyona volteó a mirarlo impresionada. "Oye, mira el camino" dijo Sakusa un poco molesto por la irresponsabilidad de su hermana.

"¿Se lo dijiste?" preguntó devolviendo la vista a la carretera.

"No, pero..."

"¿Sabes lo feliz que lo haría escuchar que estás enamorado de él?" Sakusa hizo una mueca.

"Oye, ya no quiero hablar de esto contigo" su hermana frunció el ceño.

"¿Eh?"

"No lo sé, hablar de amor y de esas cosas con mi hermana es incómodo" Kiyona parpadeó un par de veces. Ella estaba feliz, para una persona cualquiera, escuchar eso de su hermano era normal. Pero para Kiyona, eso era una gran noticia. Sakusa estaba sintiendo muchas otras emociones aparte del amor que sentía hacia Atsumu. Ahora también se avergonzaba más de lo normal.

Kiyona sonrió y volteó a mirar a su hermano que ahora estaba mirando hacia la ventana.

"Lamento hacerte salir de la ciudad, pero esta nueva psiquiatra a la que te remitieron es muy buena" Sakusa no dijo nada. "Volveremos el domingo por la noche y el lunes temprano, podrás ir a ver a Tsumu"

"Está bien, supongo" dijo ladeando un poco la cabeza.

No siguieron hablando, solo iban en silencio. Kiyona disfrutaba de un par de canciones que sonaban en la radio y Sakusa solo pensaba en mil formas distintas de decirle a Atsumu todas las cosas que estaba sintiendo. Kiyona tenía razón, era obvio que Atsumu sabía que estaba siendo correspondido, pero estaría mucho más feliz si se lo dice directamente.

Por otro lado, en el hospital estaba Osamu sentado al lado de su hermano. El gemelo menor no tenía ninguna expresión en su cara, no se veía triste, no se veía asustado. Si alguien lo viera, diría que estaba resignado.

"Realmente no tiene una vida por delante, está sobreviviendo, no viviendo" las palabras del doctor no eran para nada empáticas y estaban siendo escuchadas por los tres Miya. "Podemos simplemente desconectarlo para que deje de sentir dolor, o esperar a que él decida irse, pero sí le dolerá. Los pacientes en las últimas etapas del cáncer suelen morir gracias a múltiples infartos..."

En la entrada de la habitación estaba un doctor hablando con la mamá de los gemelos. La señora se notaba muy afectada, pero los gemelos no. Los gemelos parecían estar alejados de la realidad.

Osamu curvó una sonrisa y Atsumu lo imitó.

"Ellos dicen que de hoy o mañana no pasas, Tsumu" susurró Osamu. Eran tristes palabras, pero en su cara había una sonrisa. "¿Qué dices? ¿por fin quieres ir a descansar?"

Atsumu cerró un poco sus ojos sin borrar la pequeña sonrisa plasmada en su rostro.

"Aún no, Samu" el rubio abrió lentamente los ojos. "No puedo irme antes de que Omi vuelva"

Osamu ladeó un poco la cabeza.

"Tendré que aguantarte todo el fin de semana" dijo fingiendo molestia haciendo que Atsumu sonriera mucho más.

"Cállate y traerle a tu hermano mayor una almohada más cómoda" Osamu rodó los ojos y le dió la espalda a su hermano caminando hacia un mueble que se encontraba al final de la habitación donde descansaban un par de almohadas.

Osamu tomó una de las almohadas y la apretó con toda sus fuerzas. Estaba reprimiendo el llanto, actuaba como si nada frente a Atsumu, pero se le estaba viniendo el mundo abajo cada vez que veía a su hermano perder más peso. Apretó sus dientes intentando ahogar un sollozo, pero fue imposible. Atsumu sabía que él estaba llorando, Osamu había llorado cada día desde que se enteró que su hermano estaba enfermo y Atsumu sabía eso, sabía que no había ser humano en la tierra que hubiese llorado tanto por él como lo había hecho su hermano.

Serendipia [SakuAtsu] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora