27.

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Se escuchaba el bullicio de la calle que estaba cerca de la casa de Sakusa, se escuchaban los autos recorriendo la calle, las personas caminando a toda prisa, charlando, riendo, pero... nada de eso fue suficiente para opacar los sollozos que estaban saliendo de Osamu en ese mismo momento.

"Osamu, ¿por qué no vino Atsumu?" era la tercera vez que Sakusa le hacía la misma pregunta, pero el más bajo solo lloraba sin moverse de su lugar.

Cuando Osamu pudo calmarse un poco, tomó aire y miró al más alto.

"Atsumu se me está muriendo" fue lo único que pudo decir en ese corto momento que se calmó porque de inmediato volvió a llorar.

"¿Otra vez está botando sangre? ¿está débil? ¿qué pasa?" Sakusa se sentía más ansioso que nunca.

"Esta madrugada tuvimos que llevarlo al hospital porque no aguantaba el dolor y... y él dijo que tenía que venirte a ver hoy" Osamu limpió sus lágrimas. "Se puso a llorar diciendo que tenía que verte hoy, pero no puede estarse moviendo en ese estado, así que le dije que vendría yo en lugar de él" el más bajo mantenía la cabeza agachada mientras hablaba.

"¿En qué hospital está?" Osamu lo miró.

"¿Eh?"

"Dime"

"Dijo que no te gustaban los hospitales y..." Sakusa comenzó a caminar hacia la calle donde podría tomar el autobús.

"Dijimos que nos veríamos hoy" volteó a ver a Osamu "Así que nos veremos hoy"

(...)

Sakusa no iba a negar que se sentía bastante incómodo cuando por fin estaba en el hospital junto a Osamu. El más bajo notaba la incomodidad del pelinegro, pero no quiso decir nada, había sido su decisión ir a ese lugar.

"Esta es la habitación. Seguro está mamá con él, yo iré a tomar un poco de café" Osamu estaba, aparentemente, calmado, pero se notaba mucho nerviosismo en su voz.

Sakusa comenzó a sentir cómo las palmas de sus manos comenzaron a sudar, estaba asustado, quería ver a Atsumu, pero no quería ver a Atsumu en una camilla.

"Yo voy a..." la madre de Atsumu, que en ese momento estaba saliendo de la habitación, dejó de hablar cuando se dió cuenta del chico con cabello negro que estaba parado justo en la entrada. Ella estaba desgastada, se podría decir que si lloraba una vez más, iba a morir deshidratada.

"Hola" susurró Sakusa rascando su nuca.

"Gracias por venir" susurró ella mientras intentaba darle una sonrisa al más alto. "No quiere ver a nadie, pero estoy segura de que se alegrará cuando sepa que eres tú" esquivó al más alto y comenzó a caminar hacia quién sabe dónde.

Sakusa entró a la habitación y, para su sorpresa, estaba bastante bonita. Pensó que, quizás, estaría compartiendo habitación con alguien más, pero no. Atsumu estaba acostado de espalda hacia la puerta mirando a la ventana del lugar que no dejaba ver hacia absolutamente nada porque había una pared justo en frente.

"Toc, toc" dijo el pelinegro justo cuando la puerta de la habitación se cerró tras él. Atsumu se volteó de golpe al identificar la voz que un segundo atrás había escuchado.

"Omi" dijo sorprendido.

Dolor, era lo único que podía sentir Sakusa en ese momento al ver a Atsumu de esa manera. El pelinegro sabía que no era normal tantas emociones que estaba sintiendo en ese preciso día, pero no le dió importancia. No podía creer cómo Atsumu un día antes brillaba como un sol y al día siguiente estaba más apagado que nunca.

"Teníamos una cita hoy, Tsumu, perdón por llegar tarde" dijo mientras se acercaba a la camilla.

"¿Q-qué haces aquí?" Atsumu volvió a dirigir su mirada hacia la ventana. Sakusa sabía que no quería que lo vieran de esa manera.

"Dime qué tienes, Atsumu" el pelinegro ahora estaba a un pie de distancia de la camilla donde se encontraba el rubio.

"Yo..." Atsumu no encontraba alguna excusa para desviar el tema, aunque quisiera, ya estaba entre la espada y la pared. "Está bien" suspiró y miró al pelinegro.

"Te escucho" se sentó en la silla que estaba al lado de la camilla y miró al rubio.

"Bien, ya te conté lo que en sí tengo... pero" Atsumu bajó la mirada. "Las cosas no son tan simples como te hice creer" Sakusa lo miró confundido. "Yo estoy empeorando y no sé qué hacer" la voz de Atsumu comenzó a sonar temblorosa.

"¿Empeorando?"

"Esto es tan injusto" dijo poniendo ambas manos sobre su cara para evitar que Sakusa lo viera llorando. "Solo tengo 17 años, ¿por qué tengo que estar pensando en que cualquier día me voy a morir?" Sakusa se levantó y tomó la mano de Atsumu haciendo que este último lo mirara.

"Pero vas a estar bien, Tsumu" Atsumu mordió su labio inferior con la intensión de opacar el llanto.

"Yo quiero pasar más tiempo con vida... yo quiero pasar más tiempo contigo"

"Y lo haremos"

"El tumor hizo metástasis." Sakusa parpadeó un par de veces.

"No quiero saber más" habló de golpe. "Solo dime qué estarás bien, dime que te vas a recuperar"

"Omi" susurró Atsumu.

"Tenemos que jugar voleibol, Tsumu" Atsumu bajó la mirada, pero Sakusa puso sus manos sobre las mejillas del contrario haciendo que levantara la cabeza. "Prometeme que estarás bien"

"Yo..."

"Prometelo, por favor" Atsumu tragó saliva.

"Te lo prometo" susurró curvando una sonrisa bastante triste.

Y, aunque Atsumu lo hubiese prometido, Sakusa, en el fondo, sabía que era una promesa casi imposible de cumplir.

Serendipia [SakuAtsu] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora