15. Servicio Concluido

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"¿Yibo?, no sabía que eras tu" Zhan se levantó para alejarse un poco de Cheng que lo miraba reprobatoriamente.

"Xiao Zhan, ¿aceptaste un nuevo contrato?" preguntó el empresario sin contener la ira que lo embargaba.

Zhan se daba de topes en la cabeza, cómo podía ser tan idiota como para hablar sin fijarse "Yibo... yo... Ahm" no sabía qué decir.

"Joven Zhan, sólo responda a mi pregunta, recuerde lo que habíamos acordado así que sea honesto, ¿aceptó un cliente para el fin de semana?"

"" contestó secamente, no iba a mentir y luchaba con el sentimiento de sentirse muy culpable cuando la línea quedó en completo silencio. Tuvo que comprobar que la llamada seguía conectada. "¿Yibo?" preguntó después de que no pudo soportar por más tiempo el mutismo de otro lado.

Lo cierto es que Yibo estaba maldiciendo en su interior por los celos que le quemaban desde dentro. Por un momento creyó que había algo más entre ellos por la noche anterior, era obvio que no fue así. Estuvo tentado a colgar la llamada y dar por terminada aquella relación profesional definitivamente ya que era lo más sano, pero por algún motivo no podía hacerlo... no quería hacerlo.

Sujetaba el celular con tal fuerza que fue un milagro que el aparato no se deshiciera en su mano y trató de pensar las cosas con la cabeza. No quería soltar a Zhan, eso era un hecho, no así por lo menos, no era justo que sólo él estuviera sufriendo por lo que le estaba haciendo, quería un poco de retribución así que suspiró profundamente un par de veces para calmarse un poco, no quería asustarlo. No aún.

"Joven Xiao Zhan ¿Hay algún espacio en su agenda para este fin de semana?" preguntó con su tono frío y seco.

Ahora fue el turno de Zhan de guardar silencio. Quería verlo... necesitaba verlo, pero era obvio que se había molestado. Luchaba con la idea de que su enfado se debiera a que estaba celoso, aunque cabía la posibilidad de que sólo se sintiera con el derecho sobre él por el auto o tal vez simplemente era que tenía una naturaleza posesiva y eso podría ser peligroso, en especial para su corazón.

"No" contestó fríamente. No se iba a permitir tener esperanzas banas. Además, ya había aceptado el encargo de Jackson y era más un favor que un trabajo. Tenía su exposición y planeaba dedicarle el tiempo y la atención debida, al final se trataba de su futuro.

La llamada se cortó de inmediato en cuanto soltó aquella palabra. La verdad es que del otro lado Yibo había perdido su autocontrol arrojando el celular contra la pared tan fuerte que terminó hecho añicos por toda la habitación. Quería jugar así, pues él estaba dispuesto a hacerlo también.

Abrió su computadora e ingreso a su cuenta bancaría.

-¿Qué fue eso?- preguntó Cheng cuando vio a Zhan volverse a tumbar en el sofá con una cara que estaba más cerca del llanto que otra cosa.

-No fue nada.- contestó apenas en un susurro.

-Bueno, por lo menos yo tuve suerte. Yang Zi confirmó su asistencia a la exposición casi al momento.

Zhan iba a contestarle cuando recibió una notificación en su celular - ¡¿Pero qué mierda?!- Bufó molesto al ver la transferencia por diez mil. Cuando abrió el mensaje para revisar los detalles su sangre comenzó a hervir sintiendo la ira invadir cada poro de su ser:

Procedencia: Wang Yibo

Concepto: Servicio del jueves por la noche.

Cantidad: Diez mil

No lo pensó ni un segundo, se levantó y salió hecho una furia sin siquiera despedirse de Cheng que lo llamaba preocupado por su proceder. Se encontraba manejando a toda velocidad al departamento de Wang Yibo y gracias a que las calles estaban desiertas por ser pasada la media noche llegó en tiempo record.

Bajó del auto y llegando al piso correcto comenzó a aporrear la puerta con todas sus fuerzas.

-¿Qué diablos sucede?- abrió un molesto Yibo. Tenía su cabello desordenado la corbata suelta y la camisa desarreglada, tenía un vaso con wiski en la mano y la expresión tan fría que podría congelar el caribe.

-¡¿Qué mierda significa esto?!- reclamó Zhan mostrándole la pantalla de su celular donde se encontraban los detalles de la transferencia.

-Tu tarifa es de diez mil por noche, ¿cierto?- contestó secamente. – Estoy cubriendo el servicio de ayer.

-Nunca te envié un contrato ni solicitaste el servicio, ¿por qué demonios estás pagando por algo que no pediste?- le gritó aún en medio del pasillo.

-No me gusta quedar a deber nada- contestó secamente- Sé que no pedí el servicio, pero no acepto favores de nadie. Sólo saldé una deuda.

-Sabes bien que lo de anoche no fue un servicio.

-¿En serio?- preguntó el empresario levantando una ceja incrédulo -Explícame entonces qué fue lo de anoche.

-No fue un servicio- trató de explicar Zhan, pero ya no estaba seguro de cómo hacerlo sin quedar expuesto ante el hombre que lo estaba tratando tan fríamente, -lo hice porque...

-¿Por qué lo hiciste?- preguntó Yibo acercándose a él mirándolo profundamente a los ojos.

-Lo hice porque quería hacerlo. - logró responder sin poder evitar que la voz le temblara.

De inmediato Yibo lo jaló al interior del departamento cerrando la puerta tras de sí y lo arrinconó contra la pared más cercana dejando su vaso sobre una cómoda. Acercó su rostro lo suficiente para poder hablarle en un susurro aunque sin tocar su piel.- ¿Y ahora qué quieres? – preguntó con su voz gruesa llena de tantos sentimientos tan intensos que salió profunda provocando escalofríos en Zhan.

La tensión era tanta que podía palparse y Zhan hizo lo único que podía o quería hacer en esas circunstancias, besó los labios de Wang Yibo ferozmente liberando toda su frustración y temor en ese beso el cual fue correspondido de la misma manera, restregando duramente labio contra labio, lengua contra lengua mientras las manos de ambos estrujaban la piel del contrario, pero Yibo seguía molesto y no iba a dejar a Zhan salirse tan fácil.

-Quédate esta noche. - le murmuró justo cuando el beso comenzó a disminuir de intensidad y el pelinegro estaba bajando la guardia- Te pagaré el doble. - Las palabras de Yibo hicieron un profundo agujero en medio de su pecho. Yibo sólo quería herirlo, así como él mismo se sintió al saber que Xiao había aceptado otro trabajo y a él lo relegaba como un cliente más y lo logró demasiado bien.

Zhan se separó poco a poco de él y se formó una sonrisa en su rostro que no alcanzó sus ojos la cual no significaba otra cosa que burlarse de sí mismo por ser tan idiota de enamorarse de aquella persona que no tenía corazón, aparentemente.

Enfundándose en el profesional que era conteniendo todos sus sentimientos sacó un objeto del bolsillo de su pantalón y lo arrojo a Yibo quién lo atrapó por instinto. -Servicio concluido. -dijo alto y claro con su mirada inexpresiva aún con un rastro de esa sonrisa burlona, giró sobre su propio eje saliendo del departamento con paso firme.

Yibo tardó un momento en reaccionar. Era eso lo que buscaba: lastimar al pelinegro, no obstante, no lograba entender por qué él mismo se sentía igual de herido. Bajó su vista al objeto que Zhan le había arrojado y vio las llaves del auto que le había regalado. Salió corriendo, pero era demasiado tarde, no había rastro de Zhan por ningún lado. De nuevo la ira lo invadió y arrojó las llaves al vehículo que se encontraba estacionado a la entrada de su edificio sin importarle nada más. Regresó a su departamento, tomó su bebida de la cómoda y cuando estaba a punto de vaciarla dentro de su boca decidió que era mejor arrojar el vaso contra la pared tomando la botella bebiendo directamente de esta.

Para la suerte de Zhan, pasaba un taxi cuando salió del edificio, lo abordó conteniendo las lágrimas de sus ojos. Al llegar a su departamento notó sus mejillas húmedas, las secó con el dorso de su mano. No iba a llorar por Wang Yibo. Se dirigió a su habitación concentrándose en lo que tenía que hacer al día siguiente. Tomó una ducha rápida y un par de pastillas para dormir. No quería pensar ni pasar la noche rumiando su desgracia, se tumbó en la cama dejando que el narcótico nublara su mente.

Servicio ConcluidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora