38. Es bueno saberlo

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Cheng salía de la ducha con una toalla rodeando su cintura y con otra secaba su cabello. Se acercó al armario para buscar un pijama limpia cuando por el reflejo del espejo vio a Haikuan sobre la cama mirándolo profundamente. Se giró rápidamente con el corazón latiéndole velozmente.

-¿Qué haces aquí?- le preguntó con enfado.

-Vine a terminar lo que empezaste- le contestó Haikuan levantándose de la cama, no llevaba camisa y sólo unos boxers cubrían lo que parecía un enorme miembro, por lo que pudo apreciar los músculos bien marcados del mayor.

Tragó grueso obligándose a despegar la vista de la entrepierna de Haikuan para mirarlo a la cara – Te estas confundiendo, lo de hace rato sólo fue para distraerlos... yo... yo no soy gay.

-Si eso es cierto, ¿por qué estás tan duro como yo? - preguntó con voz profunda con los labios muy cerca de su oreja señalando el bulto que se asomaba por la toalla.

Cheng se sonrojo sin entender el motivo por el cual su cuerpo estaba reaccionando de esa manera. Él no era gay.

Haikuan deslizó su mano lentamente desde la mejilla de Cheng, pasando por su torso hasta detenerse en la toalla, la cual jaló levemente dejándola caer relamiendo sus labios. El joven parecía no tener control sobre su cuerpo pues no hizo nada para alejarse o detenerlo, sólo lo miraba recorriendo con sus ojos el hermoso y varonil cuerpo frente a él sintiéndose tremendamente excitado.

No supo en qué momento o cómo es que ahora se encontraba en la cama y sobre él, Haikuan quien lo besaba apasionadamente, se sorprendió cuando se percató de que él mismo rodeaba el cuello del mayor gimiendo y restregando su cuerpo completamente desnudo contra la piel del otro.

-Cógeme. - se escuchó decir con una voz que no reconoció como suya mientras jadeaba.

Haikuan se incorporó deshaciéndose de su ropa interior liberando una enorme y brillante erección – Esto te va a doler un poco, pero te va a encantar- le advirtió mientras abría sus piernas.

Cheng comenzó a asustarse de lo que iba a suceder en ese momento. Quería... necesitaba al mayor dentro de él, pero mientras miraba la enorme erección esta parecía crecer más por lo que se dejó caer cerrando los ojos, sintió como la punta acariciaba su entrada. Apretó las sabanas preparándose para la intrusión... entonces despertó.

Se encontró con la respiración agitada, sudor en su frente y una tremenda erección que le dolía dentro del pijama.

-¡Mierda!- se dejó caer tratando de calmar a su loco corazón. Aún era de madrugada y él estaba tan jodidamente excitado que lo único que podía hacer era aliviarse a sí mismo.

Introdujo su mano dentro de sus pantalones acariciando su miembro. No pudo evitar rememorar su sueño, se encontraba aún medio dormido por lo que no pensó en lo que hacía, sólo quería liberarse y en poco tiempo lo logró, pero aún se sentía insatisfecho, sin poder controlar sus pensamientos deseó que Haikuan en verdad estuviera ahí sobre él y lo penetrara una y otra vez...

"¿Pero qué mierda te pasa, Cheng?" se recriminó a sí mismo cuando se percató de lo que estaba deseando. Él no era gay, a él no le gustaban los hombres. Sólo se encontraba confundido porque había besado al hermano de Wang Yibo. Y el condenado besaba tan bien. ¡Argh! Se estaba poniendo duro otra vez de tan sólo recordar el beso... aún peor, se había restregado contra Haikuan sintiendo la firmeza de su torso y la fuerza de sus brazos. "¡Basta, Cheng!, contrólate, ¡carajo!"

Irritado y frustrado se dirigió a la ducha de nuevo, tenía que controlar sus pensamientos.

Cheng se levantó temprano sintiéndose cansado. Después de aquel sueño no pudo volver a dormir por lo que harto de la cama decidió salir de su habitación.

Asomó la cabeza primero, temeroso de encontrar a Haikuan, aún no sabía cómo sentirse al respecto y no se sentía tan confiado de encontrarlo tan temprano. Comenzó a rezar para que Zhan no tardara en llegar y así poder distraerse.

Caminando como si fuera un intruso bajó las escaleras. Parecía estar totalmente solo, así que con un poco de confianza buscó la cocina, necesitaba café con urgencia. Tardó unos minutos en encontrar lo necesario para preparar la cafetera, pacientemente esperó frente a esta para poder tomar la primera taza. La sostuvo entre sus manos aspirando el aroma, se giró para dar de frente con el torso de Haikuan que se encontraba muy cerca de él.

"¿Estaba soñando de nuevo?" Se preguntó cuando recorrió el cuerpo del mayor con la vista, tenía puesta una bermuda, unas sandalias y una toalla colgada del cuello, su cuerpo brillaba por pequeñas gotas de agua que recorrían la piel levemente bronceada. Sus mejillas se sonrojaron y su corazón latía ferozmente. "Esto no es posible" pensó temeroso de que su cuerpo reaccionara igual que en su sueño.

-Eso es exactamente lo que necesito- dijo Haikuan mirando alegremente el rostro de Cheng. No se le escapó la manera en que Cheng había recorrido su cuerpo. Acercó su mano retirando la taza de café humeante de las manos de joven. -Gracias- le dijo guiñándole de nuevo el ojo.

-¿Puedes, por favor, cubrirte?- le reclamó Cheng cuando pudo encontrar su voz – No estás solo, ¿sabes?

-Creí que te había gustado lo que veías.

-¡Yo no soy gay!, así que te agradecería que no anduvieras así por la casa.

-Lo siento, acabo de nadar, me dirigía a tomar una ducha, pero no pude resistirme al aroma del café recién hecho. - Se giró llevando la taza a sus labios.

Cheng se relamió los labios sintiendo su cuerpo temblar y sin evitar que las imágenes de su sueño regresaran a su mente.

-¡Wow!, te gusta fuerte, ¿no es así?- dijo Haikuan girándose de nuevo sacándolo de sus sucios pensamientos.

Cheng abrió los ojos temeroso de que aquel hombre, de algún modo, pudiera ver dentro de su cabeza. -¡¿Qué mierda dices?! ¡No soy gay¡- gritó poniéndose más rojo que un tomate.

-Cheng, me refería al café... Pero es bueno saberlo. - le dijo comenzando a burlarse de él consciente del doble significado de sus palabras.

"Mierda" maldijo Cheng dándole la espalda tomando otra taza.

Cheng: "Zhan, ¿dónde carajos estás?"

Cheng mandó el mensaje con manos temblorosas. No se sentía seguro estando sólo con el mayor de los Wang, temía de lo que pudiera llegar a pasar.

Zhan: "Vamos en camino, llegaremos en un par de horas. ¿Estás bien?"

Cheng: "Sólo apresúrate"

Guardó su móvil instalándose en la sala para distraer su mente con la televisión hasta que su amigo llegara.

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