𝖈𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖛𝖊𝖎𝖓𝖙𝖊

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Las ricas tierras verdes empezaron a decorar todo el basto terreno de los reinos; por fin la nieve se había ido y poco a poco, las plantas y árboles empezaban a florecer de nuevo.

Los oficios del reino se volvieron a reanudar, locatarios, posaderos, cazadores, entre muchos otros. Atria volvía a estar en movimiento después de la Gran Hibernación.

Jungkook cabalgó hasta el reino, los guardias de la entrada ya hasta se habían vuelto sus "amigos", ya que, él cazaba para ellos y que esos alfas llevaran algo de comer a sus casas. El alfa ahora trataba de hacer un trabajo digno, tratando de no usar su forma animal lo menos posible para no sucumbir a un deseo asesino; más cuando pensaba en Taehyung.

Las calles parecían hacerse más deplorables conforme avanzaba a barrios más... feos. El olor a mala muerte era presente; bares, burdeles, gente de dudosos motivos, pero nadie interesado en saberlos. Obviamente, los omegas que trabajaban en ese sitio se hicieron presente; saludando coquetamente al alfa mientras pasaba caminando junto su caballo, soltando sus asquerosas y dulces feromonas.

El instinto despertaba en Jungkook, pero este se sentía más asqueado hasta que se detuvo en un lugar, donde amarró a su caballo y entró. Era una posada que parecía ser un lugar de comer, pero por dentro, aparte de eso, se bebía y había una que otra cosa subida de todo.

La música sonaba a todo lo que los instrumentos daban, los clientes bailaban, bebían y se besuqueaban con las prostitutas del lugar.

— ¿Vas a querer algo, hermoso? — preguntó una mujer con su escote pronunciado, pavoneándose frente a él.

Jungkook tosió y se aclaró la garganta, tratando de ser lo más neutral posible, para alejar a esa omega de él.

— Vino, cerveza, lo que tenga.

La mujer le sonrió ladinamente, mientras se alejaba con una charola de metal en su mano. Jungkook se sentó solo al fondo del lugar, observando a su alrededor. Todo apestaba a feromonas de muchas personas mezclándose entre si; los aromas fuertes, dulces, todos juntos, mareándolo un poco.

Pero, cuando la mujer regresó con un enorme tarro de cerveza, el alfa casi hunde su nariz para poder oler el alcohol, antes de zambullirlo a su boca y beber como un loco. Sus pupilas se dilataban poco a poco y su cordura se perdía entre más y más bebía.
De poco a poco fue pidiendo más y más tarros, empezando a tener compañía para que los llevara a cama esa noche y poder algo de dinero.

Jungkook apenas y se sostenía de dos omegas a su lado, los cuales le daban ahora ellos de beber en la boca; atrayéndolo contra su rostro para poder besarlo, el alfa cerraba sus ojos y sus besos eran torpes, hasta que el otro omega lo jalaba y lo atraía contra él.

— Es un guerrero — dijo uno de ellos al haber metido su mano a su camisa ahora abierta por el pecho — Tiene bastantes cicatrices.

— Eso me excita demasiado — ronroneó el otro — ¿Eres un soldado de Atria, alfa? — dijo encima de sus labios.

𝐋𝐄𝐀𝐕𝐄 𝐓𝐇𝐄 𝐀𝐋𝐏𝐇𝐀 ᵏᵒᵒᵏᵛDonde viven las historias. Descúbrelo ahora