𝐋𝐄𝐀𝐕𝐄 𝐓𝐇𝐄 𝐀𝐋𝐏𝐇𝐀 ᵏᵒᵒᵏᵛ

𝖈𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖛𝖊𝖎𝖓𝖙𝖎𝖚𝖓𝖔

𝔄ñ𝔬𝔰 𝔞𝔱𝔯𝔞𝔰

Años atrás.

— Oye, oye, despierta — lo sacudió con algo de fuerza — He dicho que despiertes — habló más alto.

El chico se removió, quitándose un trozo de tela que lo cubría; sus ojos cegándose por un momento debido a la luz solar.

— Pero, ¿Qué...? — apenas habló el alfa.

— Oye, niño — exclamó un hombre mayor — Ya casi llegamos al reino, será mejor que te levantes.

Dos cachorros venían jugueteando al lado de él, casi pisándolo porque estaban muy hiperactivos, en su forma lobo. Pero luego, su madre los cubrió con grandes y gruesas mantas y les pidió que se mantuvieran callados. El alfa no entendió muy bien que era lo que estaba pasando, así que solo esperó, hasta que la carreta viajó un poco más y luego se detuvo.

Al destaparlo a él y a los niños, estos saltaron a los brazos de su padre, desnudos, y su madre los llevó a ponerles sus ropas.

— ¿Por qué los ha cubierto? — preguntó Jungkook.

— Los alfas puros son los que van a la guerra, muchacho — dijo el hombre con pesar — No hace mucho, entre los límites de Atria y Vennia se llevó una guerra; gracias a la Diosa Luna no necesitaron más tropas, pero de ser así, hasta los cachorros participan.

El alfa hizo mala cara y se puso de pie. El alfa mayor le ayudó a bajar de la carreta. Se dio cuenta que habían llegado a un reino grande, con murallas altas y demasiada gente. La carreta se estacionó cerca de un riachuelo, donde los caballos bebían agua, y las demás personas de la caravana, también descansaron.

— Al pasar los guardias de Atria, nos estableceremos y buscaremos un hogar — dijo el hombre — Por ahora, no quiero que a estos mocosos se los lleven, así que, los ocultaremos un tiempo. Después de todo, el olor los delatará.

El pelinegro rascó su cabeza y miró como los cachorros, en vez de dejarse vestir por su madre, habían saltado al riachuelo, jugando con el agua.

— ¿Seguirás dentro, muchacho? — preguntó el mayor palmeando su espalda.

Sus ojos oscuros le miraron, luego al reino y por último, al bosque que se veía a lo lejos.

— Yo... yo no creo sea bueno para estar ahí dentro — se abrazó a sí mismo — La ciudad es... mala para mi salud.

El mayor le miró fijo, y luego soltó una enorme carcajada.

— Ay, estos jóvenes de hoy en día — palmeó más fuerte su espalda — Eres un alfa fuerte y joven, por lo visto. Estás mejor a como te encontramos, seguro encontrarás un buen trabajo que pague bien, u, omegas interesados en ti.