𝖈𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖛𝖊𝖎𝖓𝖙𝖎𝖔𝖈𝖍𝖔

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Las lluvias torrenciales caían con gran fuerza sobre las aguas acaudaladas y riscos peligrosos. Los cielos parecían ensancharse en nubes oscuras, con aire pesado y caliente por el volcán activo por encima de las altas montañas, que hacía el respirar una actividad pesada.

Dentro del gran castillo, se encontraba un omega descansando después del terrible dolor que sufrió hace ya... ¿Cuánto?

— Tae — llamaba una voz — Tae, despierta ya.

El omega se abrazó a sí mismo, no quería despertar, no, ya no más. Ya no puede continuar, ya no...

— Tae.

— No, no — empezó el omega hablar entre murmullos lastimeros — Ya no más. Ya no puedo. Ya no puedo.

— ¿Ya no puedes cuidar a tu bebé?

— ¿Qué-é?

Sus ojos parpadearon lentamente mientras intentaba adaptarse a la luz del ambiente. Su cuerpo temblaba irremediablemente, el temor se apoderaba de su cuerpo y su lobo aullaba de dolor.

— Abre los ojos. Abre los ojos, amor — repitió varias veces — Taehyung.

El omega abrió sus ojos lentamente, mientras fruncía su cara y sus labios se apretaban.

— Quita esa cara, cariño. Te saldrán arrugas a tan corta edad.

Cuando su vista se adaptó al lugar donde estaba, no lo recordaba, no en absoluto. ¿Cómo es que terminó estando ahí a donde estaba antes?

El pasto parecía brillar debido al rocío de la noche, las aguar del pequeño rio descansaban calmadas y la luz del sol se reflejaba por encima de estas.

— ¿Por qué no me habías dicho que tenías a este ser tan adorable? — habló con amor — Taehyung, ¿Cuál es su nombre?

El omega dejó de observar el rio y dirigió su mirada agachada hacia el otro lado. No daba crédito a lo que su ojo veía, así que rápido se cubrió la cara con ambas manos y empezó a hiperventilar.

— No es real, no es real. No eres real — murmuraba con dolor en su voz — No...

— Tiene hambre, ¿No le darás de comer?

Y los pequeños balbuceos empezaron a llamarlo.

Debo estar soñando, se dijo a sí mismo. Es otro sueño, otro sueño. Un mal sueño.

— Kim Taehyung, yo no te crié tan desobediente. Ven aquí, ahora — demandó.

Cuando apartó sus brazos, ahora parecía estar más cerca de ella y él que de lo que esperaba. Con su voz suave, esos ojos con arruguitas y labios delgados.

Por todos los lobos, estaba más hermosa que de lo que recordaba.

— ¿Ma...mamá? — preguntó confundido.

𝐋𝐄𝐀𝐕𝐄 𝐓𝐇𝐄 𝐀𝐋𝐏𝐇𝐀 ᵏᵒᵒᵏᵛDonde viven las historias. Descúbrelo ahora