𝖈𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖙𝖗𝖊𝖎𝖓𝖙𝖆 𝖕𝖙. 𝕴𝕴

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Los ojos negros al igual que el pelaje del lobo no dejaban de observar cómo a lo lejos se iban acercando a tierras que jamás creyó volver a pisar, a menos que fuera su alma en pena después de haber muerto.

Tantas veces que deseo que la muerte lo consumiera y se lo llevara consigo.

Tantos años matando para un rey que no le importaba en lo más mínimo su bienestar ni su vida como guerrero.

Tantas veces deseo que alguien del ejército enemigo lo asesinara antes de él seguir matando... pero nadie pudo.

Nadie pudo matar al lobo negro de Alpharia.

Y eso era lo único que le importaba al rey Lee, un guerrero fuerte que vencía a diez enemigos a la vez él mismo, que podía saquear a las pequeñas aldeas.
Pero lo más importante, podía asesinar omegas, a hijos de omegas más rápido que nadie.

¿Por qué alimentar a un ejército enorme, cuando un solo hombre podía hacer más que todos ellos?

¿Por qué lidiar con tantos cadáveres de su propia gente, si al final uno podría ser desechado fácilmente?

La vida de Jungkook en Alpharia solo era importante por la cantidad de lobos podía matar, no por lo que él realmente valiera como un individuo.

Es un demonio, un hijo de alfa.

Los hijos de alfa únicamente tienen que servir a la causa del rey.

A la Gran Purificación.

Es un hijo de Sol.

Los hijos de Sol tienen que matar a los hijos de Luna.

Siempre lo habían sabido. Jungkook siempre lo había sabido.

Tiene vagos recuerdos desde su niñez, a parte de los abusos, los entrenamientos hasta el cansancio y las guerras a muerte donde siempre había un dicho, "La Gran Purificación del Alfa". Creyó que simplemente era un mito, un cuento de niños que seguramente el rey Dong Wook II había escuchado y se lo creyó lo suficiente como para creer y profesar por su causa durante años; donde los mismos soldados fueron criados con esas mismas historias para entrenar y atemorizar a los alfas más pequeños, pero, tal vez... no era un cuento de niños después de todo.

La Gran Purificación se ve tal real ante sus ojos, tanto como lo soñó en sus pesadillas todas esas noches de sofocante calor o fríos inhóspitos. Los cielos tiñéndose de rojo bajo la luna carmesí al igual que los suelos manchados del mismo color por la sangre derramada de los enemigos.

Lobos perdiendo su cordura al igual que su vida bajo las manos del rey y su ejército.

Un ejército profano.

Un ejército de demonios.

Los nubarrones grises comenzaban a formarse por encima de ellos, cubriendo las luces de los entes celestes en el cielo; anochecería pronto, los lobos comenzarían a moverse al igual que depredadores buscando a su presa.

𝐋𝐄𝐀𝐕𝐄 𝐓𝐇𝐄 𝐀𝐋𝐏𝐇𝐀 ᵏᵒᵒᵏᵛDonde viven las historias. Descúbrelo ahora