𝕻𝖆𝖗𝖙𝖊 𝕴𝕴 𝕰𝖑 𝖑𝖔𝖇𝖔 𝖖𝖚𝖊 𝖍𝖆 𝖉𝖊𝖘𝖕𝖊𝖗𝖙𝖆𝖉𝖔

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Alpharia — Año ?


A medida que los caballos se acercaban al reino podían escuchar mejor los bullicios.
El omega dentro de las rejas se retorció de dolor; el miedo lo cegaba y no hacía más que temblar erráticamente todo su cuerpo, sus sollozos no eran más que jadeos lamentosos ya que se había agotado su energía y voz en llorar en todo el camino.

El alfa detuvo el caballo. Bajó de su asiento y caminó hacia la parte de atrás de su carreta y jaló bruscamente la jaula de tamaño medio, azotando al pequeño omega dentro de ella.

Al escuchar como de su boca soltaba un jadeo, el alfa azotó la jaula al suelo y la pateó.

— Deja de llorar — gritó completamente enojado.

Con la ayuda de su compañero, tomaron de las esquinas la jaula y empezaron a andar rumbo a las Torres de Li.

El camino para llegar ahí era espantoso. Caminos mal formados por tierra y lodo, árboles grandes y de aspecto monstruoso lo rodeaban; y ni hablar de las escaleras que subían por fuera la torre, hechas de vigas de madera y piedra, que parecían que en cualquier momento podrían caer.

Los alfas subieron la torre con cuidado las escaleras, de vez en cuando perdiendo el equilibrio y casi tirando la jaula.

Pasaron los minutos hasta que los alfas llegaron. Uno de ellos tocó la gran puerta de hierro y esperó que fuera abierta.

— ¿Nadie te ha visto? — preguntó el otro.

— No, mi señor — respondió el alfa — Todo ha ido como lo pidió.

El viejo canoso y de dientes podridos sonrió. Les dejó pasar y los alfas obedecieron.

Al estar dentro, dejaron la jaula en el suelo y se quedaron quietos.

— ¿Qué están esperando? — bramó el viejo — Su labor aquí ha terminado.

— Pero mi señor, nosotros...

— ¡Ha terminado, he dicho! — gritó, con sus ojos brillante de amarillo. Los alfas jóvenes se cohibieron y se retiraron, cerrando la gran puerta detrás de ellos.

El viejo empezó a oler el lugar, con el amargo aroma del omega empezando a llenarlo.

— Será mejor que empieces a oler mejor, criatura — dijo con voz pastosa — Si el amo te llega a oler así, tu presencia aquí no será prolongada ni habrá valido la pena.

El pequeño omega quien se encontraba en posición fetal, dentro de la fría y sucia jaula tembló más al escuchar esas palabras. Otra puerta fue abierta dejando ver a un imponente alfa junto con sus guardias.

𝐋𝐄𝐀𝐕𝐄 𝐓𝐇𝐄 𝐀𝐋𝐏𝐇𝐀 ᵏᵒᵒᵏᵛDonde viven las historias. Descúbrelo ahora