Capítulo 19: Winter Things

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It ain't even cold outside, not where I'm from
Feeling like it's mid-July under the sun
My jacket don't get no love, no hats and no gloves, not even
a chance to rain
But my baby's in town and we're gonna do some winter things


Casey:

- ¿Tú crees que a Jake le guste esto? - Me preguntó Luna enseñándome una camiseta.

Dejé de lado el móvil ya que estaba hablando con Jesús sobre qué regalarle a mi amiga y la miré.

Luna sostenía en sus manos una percha con una camiseta amarilla con una tortuga dibujada que, a pesar de tener una sonrisa, parecía que estaba pasando por un mal momento.

- Es horrible.

- Le gustan las cosas horribles.

- Entonces regálale una foto tuya. - Contesté mirando la ropa del estante de al lado.

- Ja, ja.

Luna y yo llevábamos casi dos horas en el centro comercial y yo aún no le había comprado nada a mis padres, pero al menos ya había acabado con los regalos para mis hermanos.

- ¿Tú qué le vas a regalar a Jesús? - Le pregunté.

- No lo sé, es que antes nos regalábamos ropa fea... Me comentó que le gusta John Green, ¿Qué libro suyo no tendrá?

- Espera, que le pregunto.

Volví a mi móvil pero Luna me lo arrebató.

- ¿Estás loca? ¡No seas tan descarada!

- ¿Por qué?

- No es tonto, sabrá que querrás comprarle un libro.

- Pero se lo regalarás tú.

La castaña me gritó a través de sus expresiones faciales que si no la iba a ayudar, me callara. Levanté ambas manos en señal de rendición y sonreí.

- ¿Me das mi móvil, porfi?

- No.

- Anda, Luna. - Extendí mi mano para que me lo diera, pero levantó la mano con mi teléfono en ella, para que yo no pudiera alcanzarlo.

Sonreí burlándome de ella.

- Luna, soy quince centímetros más alta que tú, sabes eso, ¿cierto?

Golpeó la lengua contra su paladar y bajó el móvil, me lo extendió y justo cuando fui a cogerlo, ella me lo arrebató de nuevo y lo metió en su camiseta, donde el sujetador.

- ¿Qué haces?

- Te quito el móvil.

- Ajá, ya veo. Dámelo.

- No, Casey, tienes que ayudarme y no paras de mandar mensajes.

Se volvió a mirar la ropa en la sección de hombres y revolvió un montón de camisetas buscando la talla correcta.

- Es importante.

- Pero yo lo soy más.

- ¿Estás celosa?

- No.

Sonreí sabiendo que mentía.

- ¿Entonces por qué te molesta que me envíe mensajes con alguien?

- Porque no me haces caso.

- Así que estás celosa.

Al fin se giró y me miró.

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