m e m o r i e s . o r d e r

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1924

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1924

Llamaron a mi madre de la escuela, Steve se había metido en una pelea. Llegamos en poco tiempo, en lo que me distraía jugando, mientras saltaba las líneas en la acera.

—¡Steve!—

—¿Cassie? ...Mamá, lo siento— Las tres mujeres frente a mí entraron a una oficina.

—Steve ¿Qué pasó?— dije tratando de no tartamudear, ví al niño de pelo revuelto, ojos azules y sonrisa triunfante.

—Me pegaron... pero él me ayudó—

—¿Pero qué dices? si tu les diste tremenda paliza—

—Steve, sabes que mamá no deja que pelees—

—Lo sé, pero me dijeron huérfano... y flacucho—

—Soy James... ¿es tu melliza?—

—No... pero es mi hermana—

—Soy Cassie, ¿Quieres jugar?— dije señalando mi peluche.

. . .

1925

Las luces de las velas hacían formas fantasmales en la pared de la cocina, cuando a alguien se le ocurría levantarse, sólo para cerrar la ventana rota, o poner otro recipiente debajo de las goteras en la casa Rogers.

La ya no tan reciente viuda Sarah y Winnie Barnes se encontraban allí mismo, sin poder conciliar el sueño por la tormenta desatada afuera, y la preocupación por el marido de la última. Pronto tendrían una niña en brazos y la mujer no quería pasar la misma situación de su nueva amiga.

En la habitación de los niños ya estaba recostada la menor entre ellos, jugando con su peluche deshecho de oso, su hermano intentaba leer un libro escolar, mientras el mayor jugaba con una pelota roja, haciéndola retumbar contra la pared.

—James para con eso— advirtió su madre. El aludido sólo soltó un bufido e ignoró a la mujer. —No voy a repetirlo— le insistió. El pequeño Barnes masculló un desganado "Bien" y dejó la pelota en el colchón sobre el suelo.

—¿Ya deberíamos dormir?— preguntó el rubio.

James alzó los hombros.

—Yo no tengo sueño, duerme tú, haré guardia— dijo haciéndose el valiente e inflando su pecho.

—Okey, buenas noches Cassie. Hasta mañana Buck— saludó a su hermana y amigo, dejó el libro a un lado, apagó la vela y se giró en su cama, listo para descansar.

Cassie tembló al solo notar la luz de calle y los relámpagos en medio de la penumbra, y aun más al sentir algo de frío entrar por la rendija de la ventana. Pronto se oyeron los ligeros ronquidos de su hermano en contraste a la respiración tranquila de James.

STRONGLESS〰bucky barnesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora