Solo faltan dos semanas para irme a Londres, cosa que no me agrada mucho.
Disfrutaría mis últimos días con las dos personas que más amo, mi madre y, Darwin.
Estoy conduciendo hasta alguna tienda cerca, quiero comprar algunas cosas para irme para allá, espero que todo salga bien y que entre él y yo las cosas sigan siempre igual o mejor.
Compré todo e volví a casa, al ir a la cocina encuentro mi pasaje arriba de la mesa.
Londres
Primera clase
Vuelo 32.Perfecto, estaré cómoda esas 6 horas. Volví a mi habitación, tomé un baño caliente para sacar todo el estrés de: los parques de diversiones, de las playas e piscinas que he ido con él y, todo lo que tenga que ver con mover el cuerpo.
Lo mejor es que todo va bien y, pues quiero dejar todo esto mejor y no tener ningún problema.
Alguien me rodeo por la cintura, conocía ese olor, esa piel que cada vez que me tocaba me hacía volar al cielo y estar con todos los ángeles.
Me voltee para besarlo, el me agarro de la cintura e me cargo, enrede mis mis piernas en su cintura y me agarre de su cuello.
-Te extrañe y te voy a extrañar para cuando te vayas. -dijo algo triste.
-Yo a ti. -dije abrazándolo, sí que lo iba a extrañar.
-Bueno, vámonos. -me tomo del brazo y me halo para ir afuera, hice fuerza y logre soltarme.
-No estoy lista... -dije refiriendome a la ropa que llevaba puesta.
-Estás hermosa, ahora vámonos.
Íbamos por la carretera, él tenía su mano entrelazada con la mía mientras yo cantaba alguna canción que pasaba por la radio.
Nos aparcamos, conozco este lugar, es donde queda la casa de playa de mi madre pero, ¿cómo vamos a entrar sin autorización de mi madre, es privada la zona.
Fuimos a la entrada y el portero desde que me vio me dejo pasar, pues obvio, soy la hija de una de las mejores empresarias de todo el estado.
El tiempo pasó más rápido de lo que esperamos, dentro de la playa hicimos un pequeño picnic, nos divertimos y, al final terminamos dándonos amor como ha de ser.
Al llegar a casa saqué mis maletas y comencé a empacar lo necesario, no tantas cosas, al menos estar en aquella universidad me ayudaría mucho.
Llegó el día, el que no quería que llegase. Aquí estoy tomando mis maletas para subirlas al auto e irnos al aeropuerto a tomar mi vuelo de seis horas rumbo a Londres, un lugar húmedo y nublado.
Me despedí de Darwin y de mamá, no soy amante de las despedidas ya que son tristes. Aborde el avión conteniendo las lágrimas, tenía que ser fuerte, pues, no es para siempre que me voy, solo serán dos años como máximo y, luego de eso, estaré junto a él.
Estar seis horas sentada me dejo más que agotada, aproximadamente de las once y media de la noche ya había aterrizado a Londres, al salir estaba un hombre con un cartel que decía mi apellido.
Fui a hacia él y, entre al auto, en dos horas más estaría en la universidad.
Al llegar allí, una mujer de algunos treinta años me recibió con una sonrisa.
-Buenas noches señorita Reyes... -dijo aquella señora.
-Buenas noches y, por favor, mi nombre es Alanna.
Al fin al estar en la habitación que, ahora noto que es compartida, me siento más relajada, sólo serán unos pocos años y si no pienso tanto en ello, pasarán más rápido de lo que canta un gallo.
Hoy, conoceré a mi nueva compañera de habitación, espero que no sea arrogante ni mimada y, espero no llegar a tener ningún problema aquí.
Terminé de ponerme lo que sería mi uniforme, con tan solo dieciocho años, me sentía una niña al estar aquí, lo mejor es que es en Londres y que de vez en cuando podre salir y conocer un poco la ciudad.
Entre a la clase con la mayor seguridad del mundo, no obstante, solo no quería parecer débil u otra cosa.
De vez en cuando sentía las miradas de los demás en mi espalda, sin importarme mucho siempre respondía las preguntas que cualquier maestro hacía. Tomar todas esas materias en un solo día me agoto un poco pero también me hacía sentir orgullosa de mi al entender todo con claridad.
Al entrar de nuevo a la habitación, veo a un chico sentado en la cama que estaba vacía, espera...
¡¿Un chico?!
Salí de inmediato creyendo que estaba equivocada de habitación pero al revisar, no es así, esa sí es la habitación que me asignaron pero, ¿por qué él se encontraba allí?
Entré de nuevo y me acerqué a él.
-Hola, creo que te equivocaste de habitación... -el chico me miro como si yo estuviese loca y luego miró un papel que tenía en las manos.
-No, no lo estoy, mira. -dijo pasandome aquél papel, de verdad no se equivocaba, tenía el mismo número. Habitación 303.
-Bueno, ahora iremos a la recepción porque esto tiene que ser una equivocación... -lo tomé del brazo y nos dirigimos hacia allí. De verdad no podía creer ese error.
-Directora esto tiene que ser una equivocación. -dije yo esperanzada en que aún se pueda cambiar.
-Lo siento Alanna, no es una equivocación, las otras habitaciones estaban llenas y no nos quedó de otra, espero que se lleven bien, pero, si podemos hacer algo más adelante se lo cofirmaremos.
Salí de allí sin importar nada, estaba furiosa, ¿cómo podre convivir con ese chico?
Ahora en lo único que puedo pensar es en Darwin, no quiero llegar a fallarle aunque sé que no lo haré, él me a dado muchas razones como para no abandonarlo.
Entre a la habitación, tomé de mi maleta unos pantalones largos de dormir y alguna franela, me entre al baño, me duche, me cepille los dientes.
Al estar ya cambiada y fresca decidí que lo mejor era dormir, para luego pensar con claridad. Minutos después escucho la puerta, sin voltearme podía oir sus sigilosos pasos como para evitar despertarme.
Desperté más temprano de lo normal, tomé el uniforme y fui al baño.
Al haber despertado dos horas antes de comenzar las clases decidí conocer la biblioteca, pues allí pasaría mis tardes como ha de ser.
Dos semanas y aún no intercambio una sola palabra con aquel chico, pienso que es lo mejor, él me evita a mi y yo lo evito a él, espera... Él me evita, eso puede significar las mismas razones por lo que yo lo hago.
Como había dicho antes, estar en la biblioteca si se volvió una costumbre, encontrar nuevos libros cada semana era algo maravilloso, es como entrar en muchas vidas en tan poco tiempo.
-Dilculpa, ¿podrías pasarme aquél libro que está a tu lado? -al estar en el suelo miro arriba y es él, sin importarme se lo paso y proceso con mi lectura.
En el tan poco tiempo que llevo aquí ya me he dado cuenta de qué a nadie le interesará conocerme y, pienso que es bueno ya que no sirve de nada conocer a una persona solo por un tiempo.
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Querido Profesor.
Romance"¿Que pasa cuando crees enamorarte de la persona equivocada?" Esta es mi vida, la que fue cambiando poco a poco mientras fueron pasando los años; que desde que eso paso se volvió en una nueva persona, la persona que no se enamora, la persona que...