Querido Profesor.

Capítulo 15

Estoy más que feliz con todo lo que ha pasado, nueva casa y Darwin cómo mi novio, no creo que cosas malas puedan pasar.

Estoy en el balcón de mi habitación, que tiene vista hacia la calle.

Extraño un poco la otra casa, tenía cuatro años viviendo allí y a pesar de que era algo pequeña, era cómoda, aunque empiezo a creer que está es mucho mejor, es adecuada para mamá y su trabajo.

Voy a la cocina, encima del mostrador hay un sobre con mi nombre, lo tomó y vuelvo arriba, empiezo abrir el sobre, hay una carta sin el nombre de quien la envía.

Crees que puedes salirte con la tuya, tal vez se te hizo fácil conseguir tu objetivo pero ahora las consecuencias tendrás que soportar, mas vale que te cuides.

No entiendo exactamente de que habla, tendré que contarle a Carla o, mejor no, tengo que averiguar quien me mando esto ya que no reconozco la letra. Tomé mi móvil, le marque a Darwin.

-Hola cariño. -contesta.

-Darwin tienes que venir a mi casa, te enviaré la dirección por correo, me acabo de mudar. -le ordene.

-¿Pasa algo?

-Solo ven, aquí te explico.

Darwin había llegado, él y yo fuimos al quiosco a hablar, le entregue la carta y él me miró sorprendido, tal vez él sepa algo.

-¿Sabes lo que significa? -al ver su reacción me puse nerviosa.

-No pero, a lo mejor es una broma para asustarte. -me miró con cariño y me dio un beso en los labios.

-Eso espero.

-Cambiando de tema, está muy bonita la casa. -dijo mirando a su alrededor.

-Si, mi habitación es mucho más grande que la interior.

-¿Podemos ir a verla? -dijo con su cara de pervertido.

Lo tomé de la mano, entramos a la casa e fuimos arriba, al entrar a la habitación él cerro la puerta tras él, me tomó por la cintura, comenzó a mirarme a los ojos y luego empezó a besarme, yo entrelace mis dedos en su cabello. El beso se fue poniendo más caliente, él me tiró a la cama, comenzó a quitarme la remera, cuando ya estaba a punto de hacerlo lo aleje.

-Vámonos al paso, ¿si? -al darse cuenta de sobre qué yo hablaba se alejo apenado.

-Lo siento, tienes razón, no te voy a presionar, todo será a su tiempo.

Sus palabras me conmovieron, lo tomé por las mejillas y lo bese.

Cuando íbamos riendo bajando por las escaleras mamá salía por la cocina, me puse un poco nerviosa, no quiero que vaya a pensar cosas que no hicimos, bueno, que estábamos a punto de hacer.

-Hola Darwin, no sabía que estabas aquí.

-Hola Sra. Reyes.

-No me llames así, llámame por mi nombre, Yanet. -dijo con cariño- Bueno, me tengo que ir a la empresa, hablamos luego. -se despidió de mi con un beso, luego se fue.

-¿Estamos sólos?

-No, aquí hay servicio.

Nos fuimos a la sala a ver una película, me recosté de su hombro cómo siempre.