Capítulo 26.

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Solo falta una semana para mi graduación, me esfuerzo mucho estudiando, no quiero salir de aquí con unas calificaciones mediocres.

–Hola. —saludo a Marcus al verlo entrar.

–¿Qué haces?

–¿No es obvio? —levanté el libro.
–¿No estudiarás?

–No hace falta. —dijo echándose en la cama. rodee los ojos.

...

Ya sólo me faltaba tomar mi último exámen. Ciencia, nunca he sido bueno en ello, espero que el esfuerzo que hice estudiando pueda sacar buen promedio. Al terminar el exámen volví a la recámara, por lo menos ya he salido de todo eso y ahora sólo tengo que preocuparme en la graduación, que por cierto es en tres días y yo aún no sé cómo es mi vestido.

Tomé mi móvil para buscar algún vestido en alguna página. Buscaba un vestido de encaje negro corto. No sé si lo he mencionado pero el negro es mi color.

Al fin lo encontré, lo compré, y ya mañana por la tarde estará conmigo, genial. Llamé a mamá, no sabía si ya han comprado el vuelo.

–Hola mamá, ¿Cómo has estado?

–Hola mi niña, muy bien, ¿Ya terminaste los exámenes?

–Si, gracias al cielo. ¿Has comprado el pasaje de avión?

–Si, llegaremos allá una hora antes de la ceremonia.

–¡Que bien! —exclamé haciendo notar mi entusiasmo.

–¿Has comprado el vestido?
—preguntó.

–Si, es negro con encaje.

–Perfecto. Bueno te llamo luego que debo ir a una reunión.

–Está bien.

Al cerrar la llamada tomé un libro y comencé a leerlo. Tenía algunos días que no leía y ya me estaban haciendo falta mis amores platónicos.

–Oye, despierta. —dijo Marcus pegandome el libro. Que diablos.

–¿Qué te pasa? —dije gritandole.

–No sé, quiero salir.

–Pues vete y déjame seguir dormida.

–No. vamos a salir.

Sin ganas me levanté, fui al baño y me lavé la cara.

–¿Vamos al bosque? —trate de adivinar por cuarta vez. Ya teníamos rato en el auto.

–Cállate. —dijo irritado. Reí.

Llegamos al lugar. Baje del auto viendo lo más hermoso que mis ojos hayan visto. Un río, con luciérnagas y la luna en el medio de él toda redonda. Hermoso.

–¿Por qué vinimos aquí?
—pregunté.

–Porque me gusta pasar tiempo contigo.

¿Qué fue lo que dijo?

Ignoré su comentario y me senté en el tallo de un árbol que estaba en el suelo. Al instante ya estaba él a mi lado viendo el lugar. ¿Cómo es que hay tantos lugares hermosos por conocer? Entonces él se los sabe pero, ¿cómo?

–¿Alanna? —dijo meneando su mano al frente de mi cara.

–Perdón, ¿dijiste algo? —posé mi atención en él.

–Si... —dijo con cara de "obvio idiota". Lo golpee en el brazo
–¡Salvaje!  —reí de inmediato.

Volvimos a la universidad antes de las doce de la noche. Por lo menos yo no quería tener problemas.

Querido Profesor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora