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Capitulo 9:

Pocas palabras. 


Nota de la escritora: Capitulo muuuuy corto, lamento la ausencia, pero después de esto definitivamente empezará el pico de climax que quiero dar a a la historia antes del final, tengo mucha expectativa a los siguientes capítulos, espero no decepcionarme ni decepcionarlos, gracias por el apoyo y la comprensión. 


Fue difícil de asimilar y es que ¿Cómo podría? A Erwin le encantaba escribir y señalar sobre los deseos y acciones más bajos del ser humano, sin ser capaz de lidiar con los suyos propios.

¿En verdad lo lamentaba? Lo dijo en busca de tranquilizar a Levi? ¿O mejor dicho a manera de exiliar su culpa? Fuera como fuera, verlo llorar...Había removido algo dentro de sí.

Se colocó un abrigo, en los espaciosos bolsillos de este guardó una cajetilla de cigarros y un pequeño cenicero para luego dirigirse a aquella misma banca en la cubierta de tercera clase, ese lugar en dónde anteriormente ya se había reunido con el músico en dos ocasiones.

Levi esta vez no iba sólo, lo acompañaba su violín. Así mismo llevaba puesta la chaqueta que había conseguido el día  anterior y de la cual se había adueñado como si la poseyera desde hacía años, el largo de la prenda cubría hasta debajo de sus muslos y la mangas debían permanecer cuidadosamente dobladas para no estorbarle al mover los brazos, así, con todos aquellos desperfectos, ya era toda suya.

-Traes tu violín. –Observó.

-No me digas. –Respondió mirándolo de reojo.- Me voy a quedar por aquí cuando te vayas, me gusta tocar a solas y me gusta tocar a la luz de la luna.

-¿Te gusta la luna?

-No lo sé, pero aunque no me gustara, sale todas las noches a observarme.

Erwin pensó con qué cosa podría continuar aquella conversación y de pronto, un curioso relato le vino a la mente. 

-¿Sabías que el sol y la luna estaban enamorados?

Se acercó lo suficiente y tomó asiento junto a él.

-¿Eh? –Levi giró la cabeza hacia Erwin sin entender.

-El sol y la luna estaban enamorados. –Repitió.- Pero no podían estar juntos por el bien de la humanidad. Necesitaban equilibrar el día y la noche para que las cosas en la tierra funcionaran, así que Dios creó los eclipses para que, al menos, de vez en cuando pudieran encontrarse.

El pelinegro había escuchado cada detalle de la historia, se quedó en silencio por unos segundos, hasta que por fin pudo hablar.

-Mencionas a Dios y hoy por la tarde le dabas por el culo a una prostituta.

Erwin no pudo evitar reír.

-Bueno, es el mismo Dios que me va a juzgar a mí por disfrutar más el beso de un hombre que cualquier acostón con una mujer.

Levi enrojeció, ni siquiera sabía si de rabia o vergüenza.

El cielo poco a poco se tornaba naranja, mezclado con pequeños matices de un rosa cálido, la noche estaba por caer y el día se arrastraba perezosamente hacia el otro lado la tierra.

Erwin encendió un cigarro y le dio una calada soltando humo por su boca y nariz, el pelinegro lo maldijo por lucir tan bien a la luz de ese atardecer.

-Te voy a golpear si vuelves a mencionar eso, Smith. –Le advirtió.

-¿Y si vuelvo a hacerlo?

-Cállate.

El ambiente poco a poco fue dejando la incómoda tensión, era fascinante como con rapidez se podían desenvolver tan bien el uno con el otro.

Pese a que los planes de Levi eran unos, Erwin terminó cambiándolos por completo, pues lo invitó a cenar con él a primera clase, aceptó, pese a no sentirse muy seguro.

Y es que ninguno de los dos era consciente de la serie de acontecimientos que esa cena desencadenaría. 

Lover Boy // EruRi (Titanic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora