Lover Boy // EruRi (Titanic)

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Capítulo 4:

Segunda invitación y sueños por cumplir. 

-Entonces ¿Te gustó? –Pregunto Erwin, quizás con un poco de timidez.

-No estuvo mal, pero he probado mejores, fue muy suave. –Contestó Levi aclarándose un poco la garganta y dejando sobre el cenicero la colilla del cigarrillo ya consumido casi por completo.- Si tú fumas siempre de estos y anoche encendiste el que te di, estoy casi seguro de que no te lo pudiste terminar.

-Con lo que terminé fue con un fuerte dolor de cabeza.

-Ya entiendo Smith, si bebieras de el mismo alcohol que yo terminarías tirado inconsciente y con los pantalones mojados.

-¿Qué te hace creer que no he terminado así?

-¿Con los pantalones mojados? –El pelinegro arqueó las cejas.

-¡No! Tirado inconsciente... Y si, no estaban tan secos que digamos.

Guardaron silencio por unos segundos, hasta que Erwin no pudo contener una pequeña risa que pronto se convirtió en sonoras carcajadas, Levi a su lado tuvo que apretar los labios y cubrirse la cara para no unírsele también.

-Pedazo de mierda, que imagen tan desagradable...

Los pasajeros que pasaban no podían evitar voltear a mirar a los dos hombres sentados en aquella sombra, eran un contraste total, nunca nada antes visto, uno era alto y un poco corpulento, mientras que el otro bajo y delgaducho, cabello rubio con piel de un suave color oliva, pelinegro y pálido con las ojeras bajo sus ojos a evidente vista, ropa de diseñador y trapos de segunda mano, eran como el día y la noche y aún así, parecían en total sincronía con el otro.

-De acuerdo Smith, voy a tomar la palabra en que no eres de esos tipos que a los cuatro tragos ya se está cayendo de borracho, te veo esta noche aquí mismo.

-¿Y qué vamos a hacer?

-Te voy a llevar a beber alcohol de verdad, puro, pestilente, no el vino rebajado con agua que seguro te dan en la famosa primera clase.

-¿Y tú cómo sabes que lo rebajan con agua?

-Porque los cocineros de algún lado deben sacar beneficio, mitad de una botella, mitad de otra y ya tienen una para vender en dado caso de que sean listos o para beber si son tontos.

-Nunca se me había ocurrido...

-¿Qué no eres escritor? Estás falto de imaginación.

-Digamos que contigo, parte de ella está empezando a volar mucho mejor, Levi. 

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Las horas del resto del día parecieron transcurrir más lento de lo normal, maldita sea ¿Por qué el reloj tardaba tanto en avanzar? No tenía mucho que hacer, más allá de acomodar por segunda vez las sábanas de la litera de Isabel porque no terminaba de cuadrarle cómo habían quedado acomodadas.

-¿En qué piensas? –Le interrogó Furlan que estaba sentado en el suelo desde hace un rato barajeando algunas cartas.

-No lo sé.

-Ya, seguro sigues con esa idea de la tienda de té.

-No, es tonta, no va a funcionar, menos en américa, esos tipos prefieren el café.

-El café no está mal, Levi.

-¡Es asqueroso!

El más alto rio, siempre le había resultado divertida la manera tan agresiva que su amigo tenía de defender su opinión sobre las bebidas más populares.

-Oye, nos estamos mudando no sólo de ciudad o país, estamos cambiando de continente ¿Comprendes lo que eso significa? Tenemos una oportunidad distinta de cumplir todos nuestros sueños.

-"Todos" es mucho.

-No soy ambicioso, me conformo con uno.

-¿Ah sí? ¿Con cuál?

El rubio se estiró y recargó su cabeza en la pared contemplando el techo con una soñadora sonrisa.

-Voy a ser un músico reconocido, junto con Isabel estaremos participando en los mejores teatros hasta llegar a Broadway y tú estarás con nosotros, será fantástico, no seremos más tipos de la calle, vamos a ser los tipos que salieron de la calle.

-Furlan...

-¿Qué? –Miró los ojos de su colega y ni siquiera él tuvo el valor de decirle lo iluso que aquello sonaba.

-Invité al amigo del abogado a beber con nosotros esta noche.

-¿Hablas del que llegó a interrumpir justo cuando estabas por darle su merecido a ese abogado de quinta?

-En verdad creó que me salvó de hacer una estupidez, habría llegado bajo arresto a Estados Unidos y me hubieran enviado de regreso como un inmigrante mugroso.

-Sí eres un inmigrante.

-Pero no estoy mugroso.

Furlan exhaló.

-Concuerdo, está bien Levi, que venga, pero si resulta ser un pedante desagradable, si no le rompo la cara yo lo hará Isabel. 

-No te preocupes, yo puedo romperle la cara por mi cuenta si vuelve fastidioso, aunque hasta ahora ha sido... Tolerable. 

Para ser sincero, no podía aguardar a que la hora de embriagar al escritor llegara, se iba a divertir mirándolo sufrir al probar los primeros tragos, aunque quizás, en general lo que le entusiasmaba era volver a verlo, Erwin Smith tenia algo que le hacia tener el impulso de seguirlo tratando.