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Capitulo 7: 

Un pequeño texto dramático. 


Fue preferible no rebuscar mucho más en aquél asunto, Erwin escuchó un poco más sobre la vida de Levi, repasando en detalles impactantes que no podía creer lo escuchaba contar con tanta crudeza.

En esa mañana no acordaron verse más tarde, quizás ni siquiera lo harían de nuevo y es que, aún y con sus intentos por tranquilizarlo, el pelinegro continuó inquieto, distante y a la defensiva, en el fondo, el más alto resintió esto y pensó que no valdría la pena seguirlo incomodando, por lo que decidió marcharse.

Pasó el resto del medio día encerrado en su camarote, se dispuso a escribir, aún y cuando no tuviera nada en mente, sólo quiso descargar sus emociones en papel, brindándole algún toque dramático, permitiéndole a su cabeza escupir todo aquello que no lo dejaba en paz. 

"Te conozco apenas hace un día y medio, para serte sincero, entre todos los pasajeros supiste destacar y a estas alturas no puedo ignorar que estamos aquí, en el mismo barco y una vez arribemos tampoco aseguro si podré olvidar que pisamos la misma tierra, que habitamos el mismo mundo ¿Por qué? ¿Por qué te me tuviste que cruzar? ¿Por qué ahora debo ser consciente de tu existencia al mismo tiempo que la mía sin la posibilidad de hacerlas conjugar? 

Soy un orgulloso sin remedio, me pavoneo y presumo mis alas de libertad, oh, pero cuando me enamoro soy cual perro callejero, me arrastro y mendigo sobras de un cariño inexistente y es que, siempre tengo la mala costumbre de correr tras amores no correspondidos.

¿Será que es más divertido? ¿Será que es mejor admirar de lejos a alguien extraordinario a amar de cerca a alguien ordinario? No lo sé.

Sea como sea, maldito eres y maldito estoy."

Soltó el lápiz y miró al techo, queriendo reí para no llorar, aquella sensación otra vez, esa etapa tan embriagante del amor que nublaba todo a su alrededor. 

El amor, el amor, el amor ¿Qué es el amor? Se preguntaba dando enormes tragos directos de la jarra de agua que tenía cerca, tenía ese impulso por beber lo que fuese mientras escribía, mientras pensaba, mientras tuviera tantas cosas en la cabeza que no le permitiesen concentrarse en una sola, de tener a la mano su cajetilla de cigarros se hubiera fumado uno tras otro en ese preciso momento, no obstante, aquellos tubitos de tabaco descansaban en la habitación contigua, desde luego, no era tan vicioso como para levantarse e ir por ellos.

Cerró aquél cuaderno cuando escucho golpes en la puerta y de pronto llegó a su mente ese odioso recordatorio.

-Nile.

Saludó al recién llegado.

-¿Podemos hablar Erwin?

-Por tu expresión parece que más bien vas a hablar tú y voy a escuchar yo.

Se hizo a un lado permitiendo pasar a su amigo.

-Ya sabrás por qué motivo estoy aquí.

-Lo sé, pero quiero que me lo digas cómo si no supiera. –Canturreó el rubio cerrando la puerta.

-¿Dónde estuviste anoche?

-Estuve bebiendo, bailando y cuidándome de no pisar ratas en tercera clase.

-¿No estabas con mi mujer entonces?

-Prometida Nile. –Corrigió Erwin.- Marie es tu prometida.

-Pareces decirlo muy satisfecho.

-No me juzgues, no todos los días puedo corregir a un abogado usando términos legales.

-¡Ya no te tomes esto a juego! –Golpeó la mesa con fuerza, pero el escritor no se sobresaltó, por el contrario lo miró apaciblemente.

-Yo me tomo en serio muchas cosas Nile, tus explosiones de testosterona no.

-Sólo sé claro de una maldita vez ¿Marie estaba contigo sí o no?

-No, no lo estaba.

-Bien.

-Bien. –Repitió Erwin sobre llevando aquella ridícula situación.

-Te creeré, pero sólo te advierto una cosa y es que no tendré consideración alguna de llegar a enterarme si hay algo más entre ustedes.

Tras decir esto salió del camarote casi azotando la puerta, Erwin exhaló y se dejó caer sobre la silla ¿En qué momento aquél buen amigo había cambiado tanto?

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Apretaba con suavidad el cigarrillo entre los dientes, por el miedo a terminar destrozándolo, se lo sacó de la boca y se lo extendió a la chica junto a él, quien lo tomó, aguardó sutilmente y tras unos segundos con discreción se dispuso a acercárselo a los labios para darle una calada.

-Isabel. –Escuchó el regaño del dueño quién le quitó el cigarro y volvió a colocárselo dónde lo tenia con anterioridad.

-Levi, yo también ya sé fumar.

-Y no por eso lo vas a hacer.

-Furlan me da caladas cuando fuma.

-Entonces voy a darle a Furlan una paliza. –Murmuró entre dientes.

-Que aburrido ¿Se te pegó algo de clase de tu amigo rico?

-No, ese tipo no me pegó nada.

-¿Por qué conservas su chaqueta? ¿Se la robaste? Podemos venderla llegando a puerto.

-Calla mocosa, no me dejas concentrarme.

Tras unos segundos, por fin apartó las manos y mostró el resultado a la más joven.

-¡Pero qué bien han quedado! -Ella tomó su par de zapatos, hasta hace un rato sucios, descuidados y con una hebilla despegada, impidiéndole colocárselos bien, ahora, brillantes y perfectamente ajustables.- Con esto podré bailar muy bien, gracias.

Abrazó a su casi hermano y luego corrió fuera de la habitación en búsqueda de su otro acompañante, Levi soltó un suspiro y apagó el cigarro, se recostó en la cama y guardó silencio mirando al techo, de pronto se llevó las manos al rostro y negó desesperado.

-Sal de mi cabeza, idiota. –Maldijo, cómo si así fuera a conseguir dejar de pensar en él, dejar de pensar en Erwin Smith. 

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Perdonen la tardanza en actualizar, por fin me he librado de responsabilidades escolares y aunque tendré otras más, podre enfocarme en escribir con la mente más despejada, no saben cuanto agradezco el apoyo que dan, en serio, infinitas gracias por todo, esto significa mucho para mí.  

Lover Boy // EruRi (Titanic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora