Lover Boy // EruRi (Titanic)

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Capítulo 11:  

La cena en primera clase, parte 2:  La joya y la confesión

De pronto, la cena había dejado de ser un buen momento, aquél comedor, aún y con sus manteles tan blancos y pulcros, sus candelabros brillantes y con esa decoración digna para que la misma reina pusiera pie allí... No se sentía como un lugar agradable, ese no era sitio para Levi y él comenzaba a entenderlo, que estúpido el aceptar la invitación ¡Y que bajo de parte de Smith el haberlo invitado allí! No le estaba ofreciendo más que un pequeño momento de lo que Levi jamás podría conseguir, esa cortesía había sido sólo una limosna para así Erwin quitarse la culpa por el actuar tan infantil de Levi, sólo le estaba transmitiendo lástima, lástima y nada más.

Erwin era un ególatra, desde luego, brillante, con dinero, con esa esa estúpida manera de hablar ¿Qué le hacía siquiera creer que Erwin Smith se conformaría con alguien como él? ¿Con alguien cómo Levi? ¡Con un hombre pudiendo tener a cualquier mujer!

-Levi. –Escuchó de repente la voz de Erwin.- Nanaba te hizo una pregunta.

Alzó la mirada, a la defensiva, la rubia de cabello corto lo observaba apaciblemente y repitió lo que no había oído:

-Te pregunté si era verdad que tocas el violín.

Levi se relajó, no se había percatado de que llevaba todo ese tiempo apretando los puños, sus palmas quedaron con marcas rojizas tras la presión de sus uñas contra éstas, no parecía haber ningún rastro de burla en su pregunta o alguna intención de humillar su profesión, por lo que no tuvo demasiado problema en responder, aunque fuera brevemente.

-Sí, toco el violín, así me he ganado la vida en todos estos años.

-¿En qué lugares has tocado? –Habló por fin Marie, oh ¿En verdad no lo sabía? ¿O acaso fingía no hacerlo?

-En la calle, yo toco el violín en la calle y vivo de los centavos que las personas me dejan.

La expresión de la mujer era una mezcla de incredulidad y fascinación, dejándole claro, que para ella era tan ajena la posibilidad de ganarse centavo por centavo el sustento diario, su piel era perfecta, su cabello estaba cuidadosamente peinado y todo en ella transmitía que era una dama, que se trataba de una persona criada en las mejores condiciones que alguien pudiera tener, quizás allí radicaba la diferencia.

-¿Y qué tan bien ganabas?

-No mucho, pero no tan poco cómo las personas creerían, me daba lo necesario para estar bien, espero en América correr la misma suerte.

-Espero algún día tener la suerte de escucharte tocar.

-Es maravilloso en verdad, Marie. –Dijo Erwin.- Hablo en serio, Levi tiene talento.

-Pensé que no creías en el talento, Erwin. –Nanaba sonrió al escuchar decir a su amigo una contradicción, aunque el escritor también lo hizo y no se tomó en absoluto mal el señalamiento.

-Y tienes razón Nanaba, detesto cuando me dicen que me ha sido fácil porque tengo talento ¿Talento de dónde? El que consigue el éxito no lo obtiene por talento, el talento en muchas de las ocasiones acaba siendo una maldición, uno se confía tanto de las habilidades con las que nació que termina estancado en su propio ego. –Miró de reojo a Nile y continuó.- Yo mejor diría que el que logra algo lo hace por terco, todavía puedo oír a mi padre regañándome por estar despierto hasta la madrugada con la máquina de escribir en la sala. –Sonrió ligeramente y a Levi le dio la impresión de que recordaba algo muy bello.- Me estoy yendo por las ramas, lo siento. –Alzó la vista hacia el pelinegro y lo miró a los ojos.- Levi tiene talento porque se aferró a él cómo un terco.